Una consulta para convertirnos en sus monstruos
Mientras que ellos, los poderosos, se preocupan por los culpables y no buscan otra cosa que golpear a su enemigo, nosotros, el pueblo, buscamos justicia y reparaci¨®n para el amigo
Como escribi¨® alguna vez Adolfo S¨¢nchez V¨¢zquez, M¨¦xico es un pa¨ªs que habita y recicla sus contradicciones, mientras que los mexicanos no somos sino los encargados de administrar esas contradicciones.
El mejor ¡ªel m¨¢s claro¡ª ejemplo de lo anterior, es la consulta que se llevar¨¢ a cabo el pr¨®ximo domingo 1 de agosto, consulta en la que los votantes ¡ªque por desgracia no ser¨¢n tantos millones como deber¨ªan¡ª, tendremos la posibilidad, ¨²nica, inestimable y maravillosa, de elegir entre hacer valer o no nuestras leyes.
Porque seamos claros y honestos, lo que se va a votar el pr¨®ximo domingo, es decir, dentro de un par de d¨ªas, no es otra cosa que esta: la posibilidad de vincular a proceso a los criminales cuyos cr¨ªmenes ya fueron cometidos y que, por lo tanto, deber¨ªan estar cumpliendo condena hace tiempo, sin necesidad de que el pueblo, es decir, nosotros, los mexicanos, gritemos en la plaza p¨²blica.
Pero he aqu¨ª la contradicci¨®n que debemos administrar: en este pa¨ªs ¡ªen el que la vigilancia y el castigo existen solo para aquel que no ha conseguido escindirse de la realidad, a trav¨¦s de alg¨²n fuero o de la pertenencia a alguno de los grupos de poder pol¨ªtico, econ¨®mico o social que han hecho de la ley un marco que aplica para todos aquellos que no son ellos¡ª es necesario que el pueblo, es decir, nosotros, los mexicanos que vivimos bajo el marco legal, gritemos para que la culpa sea posible.
Conozco, he le¨ªdo y rele¨ªdo los argumentos de los constitucionalistas y los expertos en la materia, as¨ª como he le¨ªdo el dictamen de la Suprema Corte y los cientos de art¨ªculos publicados en las ¨²ltimas fechas: me queda claro, pues, como a cualquiera que no quiera enga?arse, que la consulta que nos espera dentro de un par de d¨ªas, desde el punto de vista legal, no era en absoluto necesaria, aunque lo era ¡ªcomo no me qued¨® claro al principio: por suerte, a¨²n me atrevo a cambiar de opini¨®n, reconociendo mis propias contradicciones¡ª desde el punto de vista pol¨ªtico.
¡°Est¨¢n politizando el asunto¡±, dicen, escriben y se desgarran aqu¨ª y all¨¢, acusando al presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y a su camarilla de impresentables, los altavoces de la oposici¨®n, mientras politizan, ellos mismos, es decir, esa otra camarilla de impresentables ¡ªcon el pat¨¦tico a?adido de que traslucen, sin ni siquiera darse cuenta o, peor a¨²n, siendo absolutamente conscientes de esto, su propia ansiedad, su necesidad de supervivencia, de fuga interminable a trav¨¦s de esa pol¨ªtica de la violencia que es la impunidad, de perpetuaci¨®n, pues, de la ilegalidad legal que los hizo posibles y reales durante tanto y tanto tiempo¡ª ese mismo asunto.
Sin lugar a dudas, esto es verdad: para el actual gobierno federal, como para los gobiernos anteriores y los factores de poder real que los acompa?aron y que fueron sus c¨®mplices, cuando no sus secuaces, la consulta del pr¨®ximo domingo se ha convertido ¡ªo lo fue siempre¡ª en una p¨¢gina m¨¢s de sus estrategias: al final del d¨ªa, no les importan los cr¨ªmenes, sino la raja pol¨ªtica que puedan sacar de esos cr¨ªmenes ¡ªde ah¨ª que, a ¨²ltimas fechas, la oposici¨®n haya girado la tuerca y, al ver llegar la consulta, al saberla pues inevitable, comenzaran a decir y a advertir que la decisi¨®n que se habr¨¢ de tomar el domingo pr¨®ximo, incluye tambi¨¦n a la actual administraci¨®n (?viva el imperio de la obviedad!)¡ª.
Pero he aqu¨ª la contradicci¨®n que est¨¢ ahora mismo estallando: ni los unos ni los otros, es decir, ni el gobierno ni la oposici¨®n ¡ªcomo tampoco la mayor¨ªa de los expertos y de los colaboradores de medios impresos o electr¨®nicos¡ª, fueron capaces de entender y mucho menos de prever que la gente, es decir, que el pueblo, que nosotros, los mexicanos, tambi¨¦n pod¨ªamos politizar el asunto ¡ªas¨ª como el Gobierno federal nunca imagin¨®, por ejemplo, que el EZLN o el CNI llamar¨ªan a votar el domingo, la oposici¨®n nunca imagin¨® que tantos sectores de entre aquellos que consideraban sus votantes, se mostraran dispuesto a participar en la consulta¡ª.
Que tambi¨¦n pod¨ªamos politizar la consulta y hacerlo, adem¨¢s, evidenciando su propia contradicci¨®n: mientras que ellos, los poderosos, se preocupan por los culpables ¡ªno buscan otra cosa que golpear a su enemigo¡ª, nosotros, el pueblo, los mexicanos, nos preocupamos por las v¨ªctimas ¡ªbuscamos justicia y reparaci¨®n para el amigo¡ª. ¡°El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer. Es en ese claroscuro donde surgen los monstruos¡±, escribi¨® Antonio Gramsci hace casi un siglo: entonces los monstruos pon¨ªan en riesgo a la gente; hoy, podemos hacer que pongan en riesgo al poder.
El domingo, m¨¢s all¨¢ de argumentos legales, politizando el asunto al m¨¢ximo y asumiendo nuestra propia contradicci¨®n, los mexicanos podemos ser el monstruo que emerja del claroscuro en el que nos encontramos, el monstruo que se?ale y denuncie los cr¨ªmenes de lesa humanidad ¡ªsean estos el resultado de una pol¨ªtica activa o el resultado de una pol¨ªtica de omisi¨®n¡ª, el monstruo que plante cara al necrocapitalismo y sus pol¨ªticas de aniquilaci¨®n de la vida y el territorio.
¡°Entendemos que ?hay que entrarle, no viendo hacia arriba, sino mirando a las v¨ªctimas?, como de por s¨ª es el modo de quienes desde el coraz¨®n resisten a la muerte que el capitalismo impone. Hay que convertir la consulta en una consulta ?extempor¨¢nea?, en inoportuna, inconveniente, impropia, como de por s¨ª somos para los poderosos¡±, ha declarado el CIPOG-EZ.
Esto, el CIPOG-EZ, lo ha declarado en respuesta al llamado del EZLN a participar en la consulta del pr¨®ximo domingo ¡°abriendo un frente de lucha por la vida, un S? a la verdad y la justicia para las v¨ªctimas¡±, pero tambi¨¦n, claro, porque intuyen, porque saben, que es el momento de hacer estallar la contradicci¨®n.
Porque es el momento de que la contradicci¨®n, m¨¢s bien, por una vez, le estalle en la cara a los gobernantes, a los partidos de oposici¨®n y a los factores legales e ilegales de poder, que campean a sus anchas y as¨ª tambi¨¦n matan en M¨¦xico.
Porque es el momento de los monstruos, pues. Y por una vez los monstruos podemos ser nosotros, los mexicanos.
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