El PAN convertido en caricatura
La reuni¨®n de senadores panistas con el l¨ªder del partido ultradechista espa?ol Vox, Santiago Abascal, es un error casi inconcebible para un partido que aspire a ser considerado con seriedad
Acci¨®n Nacional es un partido que, desde su aparici¨®n en la pol¨ªtica mexicana, en 1939, ha cargado el sambenito de representar a la derecha. Ha sido acusado, por tanto, de estar al servicio de la aristocracia y la burgues¨ªa mexicanas y de abanderar el clasismo y el racismo; y de estar a los pies de los intereses empresariales; y de ser un instituto huelesotanas y servil con la Iglesia; y de dar asilo a abiertos fascistas; y de oponerse, desde luego, a toda clase de progresos sociales, desde el derecho al aborto al matrimonio igualitario, por citar ejemplos sangrantes.
Dos veces ha ganado el PAN la presidencia de la Rep¨²blica y no puede decirse que sus administraciones hayan sido un ¨¦xito. Adem¨¢s, desde luego, su ejercicio del poder federal no es que haya desvanecido las cr¨ªticas perpetuas al partido, que, de hecho, aumentaron exponencialmente, en especial por la hiperviolencia que deton¨® en todo el pa¨ªs la fallida estrategia de enfrentar a los c¨¢rteles del crimen organizado que preconiz¨® Felipe Calder¨®n. Una hiperviolencia que seguimos sufriendo hoy mismo y que ha dejado un reguero de sangre espantoso, cientos de miles de v¨ªctimas y deudos y un costo incalculable de horror y zozobra para millones de mexicanos (y que no borra el hecho de que los sucesivos gobiernos hayan sido incapaces, tambi¨¦n, de detenerla y revertirla).
El PAN perdi¨® el poder en 2012 y no estuvo ni siquiera cerca de recuperarlo en 2018. M¨¢s a¨²n, en muchos de los Estados donde se encontraban tradicionalmente sus electores m¨¢s numerosos y leales, el partido se ha desvanecido casi completamente del panorama (Jalisco o Nuevo Le¨®n son dos ejemplos clar¨ªsimos).
Algunos entusiastas han dado en pensar que su pertenencia a ese bloque opositor que tanto obsesiona y frustra al actual mandatario, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador (aunque no es que haya logrado grandes cosas para acotarlo, a decir verdad), podr¨ªa revivir a Acci¨®n Nacional como alternativa pol¨ªtica. Todav¨ªa algunos se empe?an en recordar que ciertas figuras del partido, en sus or¨ªgenes, estaban cerca de los postulados de la Democracia Cristiana y casi podr¨ªan ser considerados intelectuales. Y que el PAN, durante a?os, se aferr¨® a unas costumbres de democracia interna que ni siquiera sospechaban los dem¨¢s partidos.
Pero todo esto no pasan de ser alucinaciones. La reuni¨®n de senadores del PAN con el l¨ªder del partido ultradechista espa?ol Vox, Santiago Abascal, con quien firmaron la llamada Carta de Madrid, un compromiso de diferentes fuerzas pol¨ªticas para ¡°frenar el comunismo¡±, es un error de una dimensi¨®n casi inconcebible para un partido que aspire a ser considerado con seriedad.
Y m¨¢s all¨¢ del paso en falso pol¨ªtico, se trata de un s¨ªntoma preocupante de que el PAN es, en realidad, todo eso que sus detractores siempre han dicho. Tomarse la foto con un personaje impresentable como Abascal (bien recordado por sus posiciones antiinmigrantes y reaccionarias extremas, y por disfrazarse de alabardero del Imperio de los Austria a la menor provocaci¨®n) y darle cr¨¦dito y estatura es un dislate si es que en realidad, como arguyen ahora algunos panistas, no piensan como ¨¦l, y es una calamidad si de verdad est¨¢n sincronizados con ese ideario.
Y, por otro lado, el ¡°episodio Abascal¡± facilita que el Gobierno mexicano y sus abundantes matraqueros les coloquen a todos sus cr¨ªticos y opositores el saco de fascistas. No tardaron nada en hacerlo, y en darle vuelo a la nota, lo que adem¨¢s les da un peque?o bal¨®n de ox¨ªgeno ante el desastre en que se les ha convertido el sexenio.
El PAN tomadito de la mano con la ultraderecha. As¨ª de ominoso como suena. Un partido entregado a encarnar su propia caricatura.
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