L¨®pez Obrador y Espa?a: ?jefe de Estado o estado de ¨¢nimo?
En el nuevo embate en realidad juegan razones de pol¨ªtica interna e incluso rasgos de personalidad
?C¨®mo explicarle a la opini¨®n p¨²blica espa?ola lo que es una ma?anera y el significado de lo que all¨ª se dice? Las duras declaraciones del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en contra de las empresas y el Gobierno espa?ol en boca de un jefe de Estado dar¨ªan lugar poco menos que a una ruptura de relaciones entre los dos pa¨ªses, pero en palabras del presidente mexicano, que improvisa dos horas diarias sobre todo y cualquier tema, constituyen m¨¢s bien la expresi¨®n de un estado de ¨¢nimo.
¡°A m¨ª me gustar¨ªa que hasta nos tard¨¢ramos en que se normalizaran¡ vale m¨¢s darnos un tiempo, una pausa, a lo mejor ya cuando cambie el Gobierno ya se establecen las relaciones. Yo desear¨ªa que cuando no est¨¦ aqu¨ª no sean igual a como eran antes¡±. ¡°Vamos d¨¢ndonos una pausa para respetarnos y que no nos vean como una tierra de conquista¡±, afirm¨®, inventando una crisis que en realidad solo existe en sus resabios. Ciertamente, las relaciones entre los dos Gobiernos no eran particularmente amistosas, luego del exhorto del presidente mexicano a la Corona espa?ola para que pidiera perd¨®n a los pueblos originarios por la conquista y la colonia. Una petici¨®n que no respondieron las autoridades y que fue mal recibida por el sector m¨¢s conservador de la pol¨ªtica espa?ola.
M¨¢s all¨¢ de la polvareda diplom¨¢tica que esto provoca, en t¨¦rminos pr¨¢cticos se trata de un mero fuego de artificios a los que el presidente es tan af¨ªn. Su acerada hostilidad verbal se corresponde en realidad con una praxis m¨¢s bien moderada. Todos los d¨ªas fustiga duramente a la iniciativa privada mexicana en su conjunto y a algunos empresarios en particular acus¨¢ndolos de corrupci¨®n y poco menos que traici¨®n, pero ninguno est¨¢ en la c¨¢rcel, no han aumentado los impuestos a las ¨¦lites ni se ha recurrido a expropiaciones en contra del sector privado. M¨¢s all¨¢ de un par de decretos pol¨¦micos, que se encuentran en el Congreso, es un pol¨ªtico de verbo encendido, pero de acciones institucionalmente tibias.
El Gobierno y las empresas espa?olas han pasado ahora por su micr¨®fono como otras veces han desfilado las clases medias, los acad¨¦micos, los cient¨ªficos, los periodistas, los ambientalistas, las ONG, la oposici¨®n, los grupos feministas, la canciller paname?a, la DEA, los intelectuales y un largo etc¨¦tera. En ning¨²n caso ha pasado del hostigamiento verbal.
Es cierto que en esta ocasi¨®n reparti¨® denuestos no solo respecto a las empresas que operan en temas de energ¨ªa o construcci¨®n, como suele hacerlo. Ahora tambi¨¦n se refiri¨® a las del sector bancario y hotelero y en general a toda empresa espa?ola, como si solamente por serlo remitiera a pr¨¢cticas de abuso y expoliaci¨®n en M¨¦xico. El presidente no puede ignorar que existen m¨¢s de 6.000 empresas espa?olas que tienen operaciones productivas o comerciales en nuestro pa¨ªs, que Espa?a es despu¨¦s de Estados Unidos el lugar con el que m¨¢s vuelos compartimos, que intercambiamos medio mill¨®n de turistas al a?o o que nuestras relaciones comerciales rondan los 10.000 millones de euros anuales. Nada de eso se modificar¨¢ por las declaraciones de L¨®pez Obrador y podemos dar por sentado que el Gobierno mexicano no iniciar¨¢ ninguna acci¨®n para que eso cambie.
?Qu¨¦ puede pasar m¨¢s all¨¢ del esc¨¢ndalo medi¨¢tico? Probablemente la demora en la instalaci¨®n del nuevo embajador mexicano en Madrid. Un acto m¨¢s simb¨®lico que efectivo, trat¨¢ndose de un exgobernador con nula experiencia diplom¨¢tica. Al hablar de una pausa en las relaciones entre ambos pa¨ªses, el presidente seguramente ten¨ªa en mente la suspensi¨®n provisional del nombramiento.
Ahora bien, ?a qu¨¦ obedece este s¨²bito embate en contra del Gobierno espa?ol? Tengo la impresi¨®n de que en realidad juegan razones de pol¨ªtica interna e incluso rasgos de personalidad.
Primero, Espa?a es el punching bag alternativo para el nacionalismo que no puede expresarse frente a Estados Unidos. Pol¨ªticamente a L¨®pez Obrador no le result¨® f¨¢cil el acercamiento con Donald Trump y su conocida agresividad contra los latinos, pero M¨¦xico necesitaba la ratificaci¨®n del tratado comercial con Norteam¨¦rica. Si a un pa¨ªs hab¨ªa que reclamarle alg¨²n agravio ser¨ªa a nuestro imperial vecino. Espa?a fue el sustituto para compensar los sentimientos nacionalistas que estaban siendo sacrificados en aras de la praxis pol¨ªtica. De all¨ª el reclamo a la Corona por lo que los conquistadores hicieron hace 500 a?os, pero ninguna menci¨®n a los ej¨¦rcitos de ocupaci¨®n o el despojo de la mitad del territorio 300 a?os despu¨¦s a manos del ¡°gringo¡±. Hoy, que L¨®pez Obrador tiene que bregar con las presiones de funcionarios estadounidenses preocupados por el impacto a sus empresas de la contra reforma energ¨¦tica, la emprende contra las otras extranjeras que tiene a mano. Resulta significativo que las declaraciones de este mi¨¦rcoles en contra de Espa?a las hace el presidente horas antes de recibir a John Kerry, enviado especial de Joe Biden para externar las preocupaciones de Washington. Una cita que debe hacerle muy poca gracia, pero contra la que no har¨¢ reporte agraviado en la ma?anera del d¨ªa siguiente.
Segundo, el Gobierno espa?ol se tom¨® casi cinco meses en dar el visto bueno formal al embajador propuesto por M¨¦xico. Un lapso inusualmente largo en la historia de los dos pa¨ªses. L¨®pez Obrador entendi¨® lo que seguramente era, un mensaje de la incomodidad que hab¨ªan causado en Madrid los ataques unilaterales del mexicano. Lo de hoy es su respuesta. Una y otra vez el presidente ha tenido un comportamiento similar en cuanto conflicto se ha metido: tomarlos como deudas de honor personal en las que no puede salir perdiendo, como si la investidura presidencial o la reputaci¨®n de su Gobierno estuviera en juego. Asumi¨® que la demora de la canciller¨ªa espa?ola en conceder el pl¨¢cet lo pon¨ªa en desventaja; con las declaraciones de hoy vuelve a tomar la iniciativa, en su muy particular apreciaci¨®n.
Y, finalmente, habr¨¢ quien atribuya este exabrupto presidencial a la necesidad de ofrecer un golpe medi¨¢tico que dejara atr¨¢s el esc¨¢ndalo que le ha arrebatado la tranquilidad desde hace m¨¢s de una semana: los reportajes que acusan a un hijo que habita en Houston de un supuesto conflicto de intereses por proveedores de Pemex. Algo que el presidente ha rechazado de manera indignada atribuy¨¦ndola a la insidia de sus adversarios y a la prensa corrupta. Un d¨ªa antes de hablar de Espa?a termin¨® la ma?anera con un intento fallido de generar pol¨¦mica mostrando el audio de dos rivales pol¨ªticos (un dislate del l¨ªder del PRI y un tropiezo desde una silla del dirigente de FRENAA, una organizaci¨®n de ultraderecha). Dos notas que no prendieron; lo de Espa?a s¨ª.
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