La revoluci¨®n de las cabezas agachadas
La disrupci¨®n tecnol¨®gica del siglo XXI ha transformado la sociedad y nuestra forma de comportarnos. Ese gesto se ha convertido en un s¨ªmbolo de rebeld¨ªa y de libertad de expresi¨®n
Por d¨¦cadas parec¨ªa callada, contenida, derrotada. Con arrogancia, los gobernantes se regodeaban de ser sus due?os: la voz del pueblo secuestrada, amordazada, sin labios ni lengua. Entonces millones, hartos de habitar en el planeta de los mudos, bajaron la cabeza y con furia gritaron ?ya basta!
Agachar la cabeza hab¨ªa sido por a?os un s¨ªmbolo de sumisi¨®n, de resignaci¨®n, de obediencia: ?s¨ª, se?or! Pero la disrupci¨®n tecnol¨®gica del siglo XXI ha transformado profundamente a la sociedad y a nuestra forma de comportarnos. Hoy agachar la cabeza se ha convertido tambi¨¦n en un s¨ªmbolo de rebeld¨ªa y de libertad de expresi¨®n.
La telefon¨ªa m¨®vil como lujo exclusivo de las clases altas tuvo una corta duraci¨®n. La lucha de las gigantes tecnol¨®gicas por conquistar el mercado de masas y la aparici¨®n de las redes sociales, cambiaron en cuesti¨®n de pocos a?os las reglas del juego al hacer masivo el uso del tel¨¦fono celular. Esto origin¨® un sismo brutal que derrumb¨® los pilares del sistema de control social: de un momento a otro las mayor¨ªas pasaron de vivir con los labios cosidos a tener un altavoz.
Hoy en el mundo somos miles de millones de personas las que vivimos con las cabezas agachadas mientras usamos nuestros tel¨¦fonos. Empoderados con celular en mano, la era de las mordazas, el silencio y la resignaci¨®n ha terminado. Hoy agachamos la cabeza y levantamos nuestra voz; hoy agachamos la cabeza y derrocamos gobiernos; hoy agachamos la cabeza e impulsamos leyes, organizamos protestas, luchamos por nuestros derechos, nos informamos y hacemos comunidades.
Como volc¨¢n enfurecido, la revoluci¨®n de las cabezas agachadas explot¨® con rabia alrededor del planeta. Los pa¨ªses se incendiaron. En medio de protestas monumentales, algunos gobiernos del mundo ¨¢rabe fueron derrocados: T¨²nez, Egipto, Yemen, Libia. R¨ªos de multitudes enardecidas cambiaron la balanza del poder y el orden establecido qued¨® envuelto en llamas.
En los Estados Unidos, las cabezas agachadas pusieron en jaque al poder de las ¨¦lites pol¨ªticas tradicionales. Con el apoyo popular catapultado por el uso de internet y las redes sociales, Barack Obama, un joven pol¨ªtico ajeno al establishment de Washington, venci¨® en las primarias del Partido Dem¨®crata a un tit¨¢n pol¨ªtico, Hillary Clinton, y en las elecciones presidenciales a los influyentes John McCain y Mitt Romney.
Fue el rugido feroz de la voz del pueblo que por fin se liber¨® de los barrotes del silencio: el movimiento de los chalecos amarillos en Francia, el 15-M en Espa?a, la Revoluci¨®n de los Paraguas en Hong Kong, el estallido social en Colombia, Black Lives Matter en los Estados Unidos¡
En M¨¦xico, los primeros en iniciar esta revoluci¨®n fueron los j¨®venes, con la formaci¨®n del movimiento #YoSoy132. Ante la imposici¨®n de una mentira difundida en el relato oficial de lo ocurrido en la Universidad Iberoamericana, en un valiente acto de abierto desaf¨ªo, los estudiantes agacharon la cabeza hacia sus tel¨¦fonos y compartieron en sus redes sociales lo realmente acontecido. La verdad triunf¨® sobre la mentira. Desde entonces, la revoluci¨®n de las cabezas agachadas revienta como un tsunami que arrasa todo a su paso.
El movimiento feminista tambi¨¦n ha usado los tel¨¦fonos celulares como una de sus principales herramientas. Cientos de miles de mujeres alrededor del mundo han agachado la cabeza hacia sus tel¨¦fonos para levantar la voz y denunciar la violencia, el acoso, el abuso y la discriminaci¨®n. Los tel¨¦fonos convertidos en armas del pueblo para convocar a la movilizaci¨®n.
Sin embargo, en su naturaleza multitudinaria, la revoluci¨®n de las cabezas agachadas contiene la semilla de su propia destrucci¨®n. Si antes la voz de las mayor¨ªas se controlaba mediante el imperio del silencio; ahora se fractura y se sofoca con el ruido y la desinformaci¨®n. Entramos a la era de las fake news, los ej¨¦rcitos de trolls, los insultos, la radicalizaci¨®n y la confusi¨®n. Si antes nadie pod¨ªa hablar, entonces que ahora todos griten¡ Para que nadie escuche.
El tel¨¦fono celular, el internet y las redes sociales han empoderado a las mayor¨ªas, y la ¨²nica forma de evitar que esta nueva libertad de expresi¨®n sea cooptada o sofocada por intereses particulares, es la educaci¨®n en ciudadan¨ªa digital. Esto quiere decir, impulsar un esfuerzo nacional por educar a la poblaci¨®n para protegerse de la desinformaci¨®n; significa empoderar a los usuarios de las telecomunicaciones para que hagan un uso informado, responsable y seguro de la tecnolog¨ªa, fomentando los valores del di¨¢logo y la tolerancia.
Vivimos en un mundo de contrastes. Tiempos de multitudes, pero tambi¨¦n de expresi¨®n de la individualidad. De caos y anarqu¨ªa, pero tambi¨¦n de lucha organizada. De todos contra todos, pero tambi¨¦n de uno para todos y todos para uno. Periodo de metamorfosis: el antiguo orden se cae en mil pedazos y el nuevo a¨²n no termina de nacer.
Es nuestro tiempo, nuestra era, nuestro paso por la historia¡ las cabezas agachadas y los pu?os levantados.
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