Barack Obama y el elogio de la nostalgia
La victoria de Trump plante¨® preguntas sobre su legado, pero cuatro a?os despu¨¦s, el expresidente sigue movilizando votantes y es la unidad de medida de los posibles sucesores
Cada cierto tiempo, en redes sociales, un pu?ado de entusiastas empieza a hacer circular la pregunta: ?Podr¨ªa Obama presentarse de nuevo a las elecciones? Si escribe su nombre en el buscador de Google, una de las primeras preguntas sugeridas ¡ªadem¨¢s de cu¨¢nto dinero tiene¡ª consiste en ese eventual retorno. Y de tanto en tanto siempre hay alguien que acaba escribiendo un an¨¢lisis constitucional y pol¨ªtico sobre esa imaginaria candidatura. La ¨²ltima ola de a?oranza se dio la semana pasada, cuando Obama aprovech¨® su discurso en una fiesta de graduaci¨®n virtual para lanzar contra Donald Trump un ataque directo sin mencionar su nombre. ¡°Esta pandemia finalmente ha cuestionado la idea de que quienes est¨¢n al mando saben lo que hacen. Muchos de ellos ni siquiera est¨¢n haciendo como que est¨¢n al mando¡±, espet¨®. En redes sociales, arras¨®. El presidente republicano se dio por aludido y reaccion¨® a la carga. Y los obamistas, volvieron a decir: ?Por qu¨¦ no ¨¦l de nuevo?
Tres a?os y medio despu¨¦s de subirse al helic¨®ptero para abandonar la Casa Blanca, cuando Obama habla, los dem¨®cratas escuchan. Su figura planea sobre cualquier debate del partido, a veces como or¨¢culo; otras, como advertencia. Sigue siendo la unidad de medida para posibles sucesores ¡ªla campa?a de primarias estuvo plagada de an¨¢lisis sobre si qui¨¦n se asemejaba m¨¢s a Obama¡ª y saca a Donald Trump de sus casillas como nadie. Tiene 58 a?os, 117 millones de seguidores en Twitter y la capacidad, al menos antes de la pandemia, de seguir llenando pabellones de gente que lo adora. La reivindicaci¨®n de su tiempo ha vertebrado buena parte de la campa?a del exvicepresidente Joe Biden. Su popularidad ha crecido, pero su presidencia concluy¨® con la victoria de un perfil tan antag¨®nico como Trump, en formas y fondo. ?No es arriesgada tanta nostalgia de Obama?
¡°La nostalgia puede ser lo que esta campa?a quiera y necesite¡±, replica por tel¨¦fono el escritor y periodista Jonathan Chait, autor de Audacia: C¨®mo Barack Obama desafi¨® a sus cr¨ªticos y cre¨® un legado que prevalecer¨¢. ¡°Prometer restaurar una presidencia como la de Obama ser¨ªa una idea muy popular, no olvide que a la gente le gusta mucho Obama. Creo que la gente se equivoca y confunde la idea de restauraci¨®n de ese tiempo con la recuperaci¨®n de exactamente las mismas pol¨ªticas que estaban en vigor en enero de 2017 [cuando Trump jura el cargo de presidente]. Esas pol¨ªticas ni siquiera son las que Obama quer¨ªa, sino muchas otras que pudo poner en marcha porque los republicanos controlaban el Congreso¡±.
El propio expresidente abord¨® esa idea en el discurso con el que anunci¨® el 14 de abril su apoyo Joe Biden como candidato presidencial. ¡°Si yo me presentase hoy, no har¨ªa la misma campa?a ni tendr¨ªa el mismo programa que ten¨ªa en 2008. El mundo es diferente¡±, dijo. El conjunto de los dem¨®cratas ha virado a la izquierda en los ¨²ltimos 10 a?os. Biden ha sido el verso moderado del establishment dem¨®crata en estas primarias y, aun as¨ª, marcan un viraje a la izquierda respecto a las de Hillary Clinton en 2016 y las de esta, a su vez, eran m¨¢s progresistas que las que hab¨ªan dado la victoria a Obama.
El apoyo a Biden por parte de Obama no se hizo p¨²blico hasta que su ¨²ltimo rival, el senador izquierdista Bernie Sanders, suspendi¨® la campa?a y dej¨® al vicepresidente como candidato in pectore. Respaldarle p¨²blicamente antes, cuando un pol¨ªtico tan influyente en los j¨®venes como Sanders segu¨ªa en liza, hubiese crispado la carrera y dividido m¨¢s al partido.
Pero Obama no se hab¨ªa quedado callado, ni quieto, durante este tiempo. Influy¨® en la retirada de rivales de Biden como Pete Buttigieg o Amy Klobuchar, movimiento clave en el desenlace de las primarias, y en privado lanz¨® advertencias contra los c¨¢nticos revolucionarios para recuperar ese consorcio de votantes tan variopintos ¡ªde las almas m¨¢s progresistas de la costa a las moderadas del Medio Oeste¡ª que a ¨¦l lo convirti¨® en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos. ¡°Este pa¨ªs tiene m¨¢s inter¨¦s en hacer mejoras que protagonizar una revoluci¨®n¡±, dijo en un encuentro con donantes en Washington, seg¨²n recoge The Washington Post. ¡°Al americano medio le gusta ver mejoras, pero la mayor parte de estadounidenses no cree que haya que tirar abajo el sistema entero y rehacerlo¡±, insisti¨®.
El legado de Obama qued¨® irremediablemente marcado por la victoria de Trump. Cuando el mismo pa¨ªs que eligi¨® dos veces al primer presidente negro de la historia estadounidense opt¨® despu¨¦s por alguien que hab¨ªa agitado xen¨®fobos, las miradas se volvieron hacia la candidata Hillary Clinton, pero tambi¨¦n hacia su antecesor. Pese a que la dem¨®crata gan¨® por tres millones de votos individuales, la abstenci¨®n de sanderistas y afroamericanos fue decisiva en el recuento de distritos electorales del Medio Oeste.
¡°Mucha de nuestra gente no vot¨®. Fue casi como una bofetada en la cara", lamenta Michelle Obama, en su documental Becoming. ¡°Barack y yo, a lo largo de la presidencia, con las mentiras y lo que dijeron sobre nosotros, todo lo que pudimos hacer fue despertarnos todos los d¨ªas y hacer nuestro trabajo¡±, reivindica.
Bajo su administraci¨®n, se regulariz¨® la situaci¨®n de decenas de miles de j¨®venes migrantes, aunque las deportaciones dispararon; reform¨® el sistema sanitario de Estados Unidos, pero qued¨® muy lejos de la cobertura universal y lo encareci¨® para parte de las clases medias; la econom¨ªa se recuper¨® con fuerza despu¨¦s de la Gran Depresi¨®n, pero la desigualdad aument¨®. La obra result¨® incompleta, debido en una parte por el bloqueo legislativo de los republicanos en el Congreso, pero la figura del dem¨®crata ha crecido despu¨¦s de tres a?os de Administraci¨®n de Donald Trump.
Obama dej¨® la Casa Blanca con una tasa de aprobaci¨®n del 59%, seg¨²n los datos de Gallup, la referencia de estos bar¨®metros (la m¨¢xima de Trump nunca ha pasado del 49%) y en el primer sondeo retrospectivo que se le hizo, en 2018, la popularidad aument¨® hasta el 63%. Otros datos dan cuenta del sexapil que Obama a¨²n despierta.
¡°Suele ocurrir, hasta los presidentes que son impopulares cuando dejan la presidencial ven mejorar los ratios de aprobaci¨®n a?os despu¨¦s. Si yo mismo le hubiese hablado justo despu¨¦s de las elecciones de 2016, le hubiese dicho, vaya, esto habla mal del legado de Obama. Pero es un pol¨ªtico muy especial, ¨²nico en una generaci¨®n, y para los dem¨®cratas es una herramienta muy ¨²til en la campa?a. Los republicanos carecen de ella porque George W. Bush [¨²nico expresidente republicano vivo] no tiene la popularidad de Obama y tampoco tiene buena relaci¨®n con Trump¡±, se?ala J. Miles Coleman, analista del Center for Politics de la Universidad de Virginia. ¡°F¨ªjese en c¨®mo Biden ha basado buena parte de su campa?a en la nostalgia de ese tiempo. Pero Obama es muy dif¨ªcil de replicar, el nuevo tono del partido no lo puede dar Biden, que no es exactamente joven, la renovaci¨®n vendr¨¢ probablemente de quien escoja de vicepresidente¡±, a?ade.
En su etapa postpresidencial, ha dado discursos pagados a precio de oro, se ha convertido en personaje y tambi¨¦n producto de lujo para Netflix y ha firmado junto a Michelle un contrato millonario por sus memorias. Las de la primera dama se convirtieron en la autobiograf¨ªa m¨¢s vendida de la historia. Adem¨¢s de todo eso, ha hecho pol¨ªtica. Se emple¨® a fondo en la campa?a de las legislativas de 2018 y ha criticado de forma medida e incisiva a Trump en varias ocasiones. A veces en privado pero con suficiente gente escuchando como para que se filtre a la prensa, como cuando hace unos d¨ªas, en una llamada con antiguos colaboradores, calific¨® de ¡°desastre ca¨®tico¡± la respuesta de Trump a la crisis del coronavirus.
En Estados Unidos suele decirse que los expresidentes no critican a los Gobiernos posteriores, por tradici¨®n, y que la era de Trump es tan extraordinaria que ha roto esa norma no escrita. ¡°Pero no es verdad, eso es una invenci¨®n reciente, esa supuesta norma la inventaron los Bushes porque ambos era muy impopulares al dejar el Gobierno y a los republicanos no les conven¨ªa que hablasen, pero los presidentes han sido hist¨®ricamente cr¨ªticos con sus sucesores, John Quincy Adams fue un congresista muy activo despu¨¦s de su mandato¡±, apunta Chait.
Washington est¨¢ plagado de relatos. Uno muy recurrente es el que cuenta que, uno de los secretos motivos por los que Trump se lanz¨® finalmente a la carrera por la presidencia, fue la burla de Obama durante la cena de corresponsales de la Casa Blanca en 2011, cuando los presidentes suelen pronunciar un discurso con humor. El presidente replicaba a la teor¨ªa conspiratoria y racista que sosten¨ªa que no hab¨ªa nacido en Estados Unidos y que ten¨ªa al magnate neoyorquino entre sus grandes promotores. Obama acab¨® haciendo p¨²blica su partida de nacimiento. Trump sostuvo esa sospecha hasta 2016.
El episodio s¨ª sirve para ilustrar que pocas personas sacan de quicio a Donald Trump como Barack Obama. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha dedicado a agitar una nueva teor¨ªa conspiratoria acusando a su antecesor de corrupci¨®n, sin base alguna, al grito de Obamagate, pero hasta el fiscal general, William Barr, ha asegurado que no hay ninguna investigaci¨®n. Nadie sabe muy bien c¨®mo va a ser esta campa?a electoral, entrada en el territorio inexplorado de la pandemia y con los actos p¨²blicos tan limitados, pero Barack Obama tendr¨¢ un papel destacado en ella.
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