Transformaci¨®n militar
Cuando se trata de sus pol¨ªticas o de sus obras, el presidente L¨®pez Obrador no est¨¢ para remilgos democr¨¢ticos ni de desempe?o
El rol primigenio del Estado es la seguridad. La actual Administraci¨®n decidi¨® dar todo el poder para cumplir esa funci¨®n al Ej¨¦rcito. Militarizar la Guardia Nacional (GN) es poner a la naci¨®n en manos de la instituci¨®n que desde tiempos de C¨¢rdenas/?vila Camacho fue apartada del gobierno. No es poca cosa, pero encima las Fuerzas Armadas tienen ahora otras tareas claves en la gobernabilidad: vigilan carreteras, administran puertos y aduanas y, por supuesto, terminales a¨¦reas, y un largo etc¨¦tera. Si una transformaci¨®n se ha vivido en este sexenio, es la transfomaci¨®n militar.
El candidato L¨®pez Obrador expuso antes de la campa?a presidencial de 2018 que el Ej¨¦rcito no volver¨ªa a los cuarteles, sino que ser¨ªa empleado en labores de seguridad. En su libro La Salida, Andr¨¦s Manuel argumentaba que la problem¨¢tica de la violencia no podr¨ªa ser enfrentada sin un cuerpo de envergadura, y que para constituir ¨¦ste habr¨ªa que utilizar la capacidad ociosa de las fuerza armadas: aprovechar a decenas de miles de elementos que aguardaban una invasi¨®n extranjera que no ha ocurrido en d¨¦cadas.
El presidente sigui¨® esos apuntes al pie de la letra apenas iniciar su gobierno. Enterr¨® a la Polic¨ªa Federal y con el respaldo de la oposici¨®n cre¨® la Guardia Nacional, que tuvo un barniz de institucionalidad civil pues depende de la Secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana. Durante los casi cuatro a?os que van del sexenio estos soldados con uniforme distinto han construido decenas de cuarteles en todo el pa¨ªs, convirti¨¦ndose de facto en una estructura paralela a las zonas militares.
Porque la mayor --sino es que la ¨²nica-- virtud de la Guardia Nacional es existir, ser vista. En su pulsi¨®n ad¨¢nica AMLO quer¨ªa crear un nuevo cuerpo para combatir a la delincuencia. Y lo tiene. No hacen gran cosa, pero est¨¢n. No pesan realmente, mas son visibles. Se despliegan por todos los rincones, realizan los rondines de la naci¨®n.
Expertos en seguridad como Alejandro Hope han publicado los tristes n¨²meros de la actuaci¨®n de esta polic¨ªa lopezobradorista: en todo 2021, en un pa¨ªs con m¨¢s de 70 asesinatos al d¨ªa la GN entreg¨® al ministerio p¨²blico a seis personas acusadas de homicidio doloso; con ¡°labores de inteligencia¡± detuvo a 14 m¨¢s; remiti¨® a 50 por delitos contra la salud, y a 60 por delitos del fuero federal. Esa es la efectividad de un grupo de alrededor de 100.000 elementos.
Con ese palmar¨¦s la discusi¨®n no deber¨ªa ser si militarizar m¨¢s o menos a la Guardia Nacional. Al final de cuentas, legisladores de toda la oposici¨®n hace cuatro a?os aceptaron esa militarizaci¨®n, aunque, eso s¨ª, con fecha de caducidad a marzo de 2024.
El tema con la Guardia Nacional es si funciona o no, o c¨®mo hacerla funcionar, c¨®mo hacerla incidir en la estrategia de seguridad, c¨®mo justificar con resultados su existencia, incluido, si as¨ª se desea, su marcial esquema. Y, finalmente, c¨®mo hacerla rendir cuentas a la sociedad de lo que hace o deja de hacer. Pero eso mismo aplica para cada una de las muchas instancias militarizadas en el sexenio.
Sin embargo, cuando se trata de sus pol¨ªticas o de sus obras, el presidente L¨®pez Obrador no est¨¢ para remilgos democr¨¢ticos ni de desempe?o. Y menos someter¨¢ a escrutinio a las que conciernen a la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional y a la de Marina. ?l los utiliza, pero tambi¨¦n los protege. Y eso se debe a que, empezando por la Guardia Nacional, ¨¦l usa al Ej¨¦rcito y a los marinos como el dique m¨¢s efectivo en su af¨¢n de cimentar la irreversabilidad de la autonombrada Cuarta Transformaci¨®n.
Los modos lopezobradoristas de estos d¨ªas evidencian lo que hay de fondo: la noche del viernes Morena y aliados atropellaron en la C¨¢mara de Diputados a la Constituci¨®n y a cualquier opini¨®n en contra, para aprobar, al vapor y con prisa (que no son lo mismo), leyes secundarias que pretenden ir m¨¢s all¨¢ de la ley magna en la entrega de la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas.
Con todo lo grave que podr¨ªa resultar poner la seguridad de las y los mexicanos en manos de la milicia, la forma en que L¨®pez Obrador pretende que el Congreso le apruebe la decisi¨®n de militarizar de lleno a la Guardia Nacional subraya la decisi¨®n que en alg¨²n momento, ese s¨ª no descrito en libro alguno de este prol¨ªfico autor, Andr¨¦s Manuel tom¨®: atar su legado a las fuerzas castrenses.
En un combate, cualquiera de las partes en conflicto quieren hacerse pronto de todos los medios de comunicaci¨®n. Es estrat¨¦gico ocupar antes que el adversario puertos, terminales a¨¦reas, caminos, v¨ªas f¨¦rreas y, por supuesto, las plataformas que ayuden a la dispersi¨®n de propaganda.
No es improcedente usar analog¨ªas b¨¦licas dado que AMLO tiene rato que se asumi¨® como un mandatario que desprecia a una parte de los mexicanos. Menos a¨²n cuando el presidente ha entregado a la Defensa o a la Marina puertos, aduanas, aeropuertos ¨Cliteralmente el m¨¢s importante, el de la Ciudad de M¨¦xico, est¨¢ administrado por un marino y vigilado por estos¡ª y ni qu¨¦ decir trenes (adem¨¢s del Maya, el corredor trans¨ªtsmico ser¨¢ operado por marinos). De igual forma, la Guardia Nacional es la polic¨ªa de caminos.
Hay quien explica esta militarizaci¨®n de la vida nacional como una t¨¢ctica nada ideol¨®gica de L¨®pez Obrador: recurre a las Fuerzas Armadas, nos dicen esas voces, para evitar que la burocracia retrase sus proyectos y pol¨ªticas.
A diferencia de otras instancias de Gobierno, los uniformados acatan ¨®rdenes y si se les pide no se detienen ante pruritos legales o tr¨¢mites. Ese argumento de la prontitud de la respuesta militar ante cualquier deseo presidencial se tambalea al atestiguar las formas con las que el oficialismo pretende consumar la militarizaci¨®n plena de la Guardia.
La cerraz¨®n del Ejecutivo para aceptar siquiera discutir iniciativas de leyes secundarias sobre la forma en que ha de operar la GN desnuda el verdadero prop¨®sito presidencial. L¨®pez Obrador apuntala el cariz militar de su Administraci¨®n para que quien quiera que llegue tenga enorme dificultad para modificar el statu quo que ¨¦l heredar¨¢.
Estamos frente a la manifestaci¨®n m¨¢s clara, pero para nada la ¨²nica, de la a?oranza lopezobradorista por convertirse en un r¨¦gimen transexenal. Para qu¨¦ quiere alguien intentar la dif¨ªcil empresa de un maximato si en lugar de ello puedes trazar los acotamientos que, llegue quien llegue, sujetar¨¢n al pr¨®ximo Gobierno. Y nadie te garantizar¨¢ esa lealtad, cimentada con concesiones de obras o puesto de poder que generan dinero, que esas Fuerzas Armadas que por d¨¦cadas presumieron de institucionalidad.
El esquema parece perfecto: el ¨²nico cuerpo que hab¨ªa demostrado que adem¨¢s del Ejecutivo sab¨ªa hacer sus relevos sexenalas ser¨¢ el que administre tu legado. Un matrimonio ideal, que ha sido bendecido con p¨²blicas promesas de fidelidad y mucho mucho dinero: seg¨²n c¨¢lculos del semanario Eje Central, dado que manejan 26 organismos gubernamentales, hoy el Ej¨¦rcito maneja siete veces m¨¢s presupuesto que al inicio del sexenio. Ej¨¦rcito y Marina, public¨® ese medio el 29 de julio, concentran el 11% de todo el presupuesto.
La falta de deliberaci¨®n legislativa que Morena pretende para aprobarle m¨¢s funciones polic¨ªacas al Ej¨¦rcito calza con todo lo visto hasta hoy de la relaci¨®n entre AMLO y el Ej¨¦rcito: les pide muchas cosas, y en los hechos les promete cuidarlos, estar ajenos a la rendici¨®n de cuentas.
L¨®pez Obrador pasar¨¢ a la historia no como el presidente que puso a las Fuerzas Armadas a realizar funciones policiales. Eso, para su pesar, lo inaugur¨® en gran escala Felipe Calder¨®n en el 2006. Pero lo que s¨ª ser¨¢ una innovaci¨®n de esta administraci¨®n es la renuncia gubernamental a que en la formulaci¨®n de los encargos a la milicia haya alg¨²n esquema espec¨ªfico de acotamientos civiles o sociales a la acci¨®n de esos cuerpos castrenses.
Este jefe supremo de las Fuerzas Armadas pudo haber decidido que decenas de miles de efectivos del Ej¨¦rcito conformaran un nuevo cuerpo polic¨ªaco, s¨ª, pero uno con candados civiles que ayudaran a que la sociedad en todo tiempo sepa que los militares acatan controles democr¨¢ticos. En vez de ello, lo poco que quedaba de resguardo civil en la Guardia Nacional pretende ser erradicado expeditamente con la ley enviada esta semana por L¨®pez Obrador al Congreso.
Y en sentido contrario, hay ya algunos signos de la utilizaci¨®n pol¨ªtica de las Fuerzas Armadas por parte del gobierno que se asume plenamente como partidista: en la primavera el secretario de Gobernaci¨®n fue transportado por la Guardia Nacional a c¨®nclaves de Morena; e incluso esta semana el secretario de la Defensa tuvo un comportamiento nada institucional cuando se sum¨® a un conflicto intrapartidista al plantar a senadores morenistas. El Ej¨¦rcito participando abiertamente en pol¨ªtica.
El Gobierno se militariz¨® en cuatro a?os. Meter reversa a esa incursi¨®n castrense en la administraci¨®n p¨²blica supondr¨¢, en caso de intentarse, azarosas gestiones para quitarle a la milicia posiciones de poder y sumas de dinero que AMLO les ha dado. E incluso si no se intentara la desarticulaci¨®n de esta non sancta alianza, el mero intento por parte de autoridades civiles y legisladores por someter a rendici¨®n de cuentas a los uniformados supondr¨¢ un in¨¦dito dolor de cabeza para el M¨¦xico del siglo XXI.
Algo de eso tambi¨¦n ya se vio. En la ceremonia en junio en la que el Gobierno federal anunci¨® que abrir¨ªa los archivos de la guerra sucia, el Ej¨¦rcito reclam¨® que se le viera tambi¨¦n como v¨ªctima, que se reconociera a sus ¡°ca¨ªdos¡±. Las familias de los desaparecidos, y M¨¦xico en general, no daban cr¨¦dito a lo que se dijo ese d¨ªa en el Campo Militar N¨²mero 1.
Y falta, por supuesto, ver en qu¨¦ se traduce la institucionalidad castrense en el caso Ayotzinapa. El compromiso del Gobierno de L¨®pez Obrador por hacer justicia a las familias de los 43 pasa por el castigo a los responsables de esa masacre. Las pesquisas apuntan ahora a una veintena de mandos y elementos de las Fuerzas Armadas, que ser¨¢n citados en un juzgado. Andr¨¦s Manuel no puede faltar a su promesa con las familias de los estudiantes desaparecidos, pero sus subordinados de las FFAA son, hist¨®ricamente, poco dados a sujetarse a la justicia civil.
En todo caso, Ayotzinapa proviene del pasado que tanto redit¨²a pol¨ªticamente a L¨®pez Obrador. ?l podr¨¢ decir que los soldados hicieron cosas indebidas que los corruptos de antes les pidieron hacer, como violar derechos humanos. Pero que eso ya ha cambiado. Que el Ej¨¦rcito de hoy es puro como lo es su jefe supremo, que igualmente los hermana la honestidad y la vocaci¨®n de servicio a la patria. Tanto as¨ª que en vez de regresarlo a los cuarteles, le encargaron sensibles ¨¢reas de la administraci¨®n que han dejado de ser operadas por civiles.
Toda una transformaci¨®n militar cuyas consecuencias es hoy imposible de atisbar.
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