Prohibicionismo y militarismo¡, mejor imaginemos la paz
Las alternativas de construcci¨®n de paz deben estar basadas en un cambio de enfoque
En lo que va del siglo XXI, la clase pol¨ªtica mexicana ha hecho una sola apuesta para enfrentar los problemas de violencias que vivimos en nuestro pa¨ªs: el uso de la fuerza.
Sorprendentemente, los diversos gobiernos del PAN, PRI y Morena, que tienen ideolog¨ªas pol¨ªticas distintas, han coincidido en la misma f¨®rmula: prohibici¨®n, punitivismo y militarizaci¨®n.
Esa f¨®rmula ha sido la base de los discursos pol¨ªticos imperantes que han permitido justificar que las Fuerzas Armadas realicen tareas de seguridad p¨²blica, alcanzando hoy por medio de la llamada Guardia Nacional m¨¢s de 80 mil militares en las calles y dimensiones nunca antes vistas de poder pol¨ªtico y econ¨®mico que han asegurado por el momento hasta 2028.
Sin embargo, los niveles de impunidad en las ¨²ltimas d¨¦cadas dan cuenta clara de que no importa cu¨¢nto se gaste en seguridad, ni cuantas nuevas facultades adquieran las Fuerzas Armadas, la constante es que m¨¢s del 90% de las v¨ªctimas no ver¨¢n a sus perpetradores en la c¨¢rcel [1] y, m¨¢s a¨²n, que la violencia homicida con todo y la presencia militar actual supera la cifra inaceptable de 35 mil muertes al a?o. [2]
Con este panorama, ?c¨®mo podemos imaginar la paz?
Una de las exigencias m¨¢s claras es la desmilitarizaci¨®n. Ello puede sonar absurdo si no logramos cambiar la l¨®gica pol¨ªtica y social con la que se legitima dicha estrategia: prohibici¨®n de drogas, punitivismo y militarizaci¨®n.
Tenemos el ejemplo de Colombia que recientemente, en el Informe Final de la Comisi¨®n de la Verdad titulado ¡°Hay futuro si hay verdad¡± [3], ha propuesto reconocer el fracaso mundial de la prohibici¨®n, ya que no logra reducir ni la demanda, ni el suministro de drogas ilegales.
¡°En Colombia, los impactos han sido devastadores no solo por el n¨²mero de v¨ªctimas del narcotr¨¢fico y la violencia de las organizaciones ilegales, sino por los efectos y da?os que han generado las pol¨ªticas que los gobiernos han decidido priorizar para hacerle frente¡±
En M¨¦xico, vivimos un contexto muy similar y bien har¨ªamos tambi¨¦n en reconocer socialmente este fracaso que ha perpetuado la violencia causando profundos da?os en el pa¨ªs. Eso cruza por asumir lo evidente: el crimen organizado ha logrado formar parte de la econom¨ªa, la pol¨ªtica y la cultura.
Ante ello, las alternativas de construcci¨®n de paz deben estar basadas en un cambio de enfoque, un nuevo pacto social que demande: la regulaci¨®n de las drogas, la reducci¨®n de riesgos para las personas que deciden consumir, la reparaci¨®n del da?o a las v¨ªctimas del narcotr¨¢fico y la prevenci¨®n social de las violencias.
Eso pasa por procesos pol¨ªticos muy complejos, desde contrarrestar intereses, diversificar el poder y presupuesto que tiene el ej¨¦rcito actualmente hasta gestionar los impactos del narcotr¨¢fico en los diversos territorios del pa¨ªs, pasando por la construcci¨®n de acuerdos y mecanismos para desmovilizar y desarmar al crimen organizado.
Y a¨²n m¨¢s urgente, para conseguir paz hay que decirnos la verdad porque para abrazarnos, como propone el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, hay que confiar. Escuchar a las v¨ªctimas de esta guerra y tratarlas con dignidad, hacernos cargo socialmente de sus hijas e hijos, particularmente de quienes han quedado hu¨¦rfanos. Atender el trauma colectivo de poblaciones y territorios que han vivido violencia extrema y que, ante la crueldad cotidiana, hemos aprendido a ignorar.
No podemos esperar hasta 2028 para volver a cuestionarnos, ?por qu¨¦ seguimos en guerra? Es nuestra responsabilidad social imaginar la paz y exigirla pol¨ªticamente.
Por supuesto, cada qui¨¦n tendr¨¢ sus propias ideas sobre las posibles rutas, pero poner esas ideas en el centro del debate p¨²blico es fundamental para trazarnos un horizonte ut¨®pico y empezar a avanzar.
[2] Cfr. https://www.inegi.org.mx/sistemas/olap/consulta/general_ver4/MDXQueryDatos.asp?proy=
[3] Cfr. https://www.comisiondelaverdad.co/hay-futuro-si-hay-verdad
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