La impunidad caus¨® el ataque contra Ciro G¨®mez Leyva
?Qu¨¦ va a pensar cualquiera que busque matar a un periodista? Puede estar seguro de que se va a salir con la suya porque as¨ª fue la ¨²ltima vez
El periodista iba en su autom¨®vil cuando hombres armados se le acercaron y le dispararon. Autoridades llegaron al lugar de los hechos, donde peritos de la Fiscal¨ªa y elementos de seguridad p¨²blica iniciaron la investigaci¨®n. Tres meses despu¨¦s del hecho, no se sabe todav¨ªa qui¨¦n asesin¨® al periodista Fredid Rom¨¢n en Chilpancingo, Guerrero, el 23 de agosto pasado.
Si las primeras l¨ªneas hac¨ªan pensar que se refer¨ªan al atentado que sufri¨® el periodista Ciro G¨®mez Leyva a bordo de su autom¨®vil cuando llegaba a su casa la noche del 15 de diciembre, ser¨ªa natural. Su caso reson¨® en M¨¦xico como ning¨²n otro ataque contra periodistas.
Tambi¨¦n pude haber empezado este art¨ªculo as¨ª: El periodista estaba en su casa cuando hombres armados dispararon contra ¨¦l.
Y no estar¨ªa hablando del conductor de Imagen y Radio F¨®rmula sino de Armando Linares, editor del portal Monitor Michoac¨¢n, asesinado en Zit¨¢cuaro el 15 de marzo de este a?o.
As¨ª podemos recorrer la geograf¨ªa de la Rep¨²blica mexicana y ubicar a los 12 periodistas asesinados este a?o. Afortunadamente, Ciro G¨®mez Leyva sobrevivi¨® al atentado, gracias al blindaje de su camioneta, como ¨¦l mismo lo reconoci¨®. El revuelo que caus¨® la noticia es comprensible dado el alto perfil del periodista. Ese alto perfil causa alarma, pero no debe sorprender.
No sorprende porque los ataques contra periodistas en M¨¦xico ocurren de manera cotidiana (dos al d¨ªa en promedio, seg¨²n la organizaci¨®n Art¨ªculo19). Causa alarma porque esos hechos cotidianos que hasta ahora se han confinado a periodistas no muy conocidos fuera de sus municipios, ha escalado a uno de reconocimiento nacional.
G¨®mez Leyva ha sido mencionado frecuentemente en la conferencia ma?anera de L¨®pez Obrador. Hace unos d¨ªas el presidente lo puso en un grupo de periodistas a quienes calific¨® de ¡°da?inos¡± porque ¡°si los escucha uno mucho hasta le puede salir un tumor en el cerebro¡±.
Es dif¨ªcil trazar una l¨ªnea causal directa entre la hostilidad verbal del presidente a una agresi¨®n f¨ªsica, pero al menos se debe tomar en cuenta que los constantes ataques y estigmas que lanza L¨®pez Obrador a periodistas en sus conferencias han servido para empoderar a otros actores de poder a agredir a periodistas. ?Qu¨¦ va a pensar un alcalde ante un periodista inc¨®modo? Seguramente que si el presidente se mete con periodistas, ¨¦l puede hacerlo tambi¨¦n.
El presidente se jacta de que desde su Gobierno no se ataca a periodistas ¡°como antes¡±. Lo que omite es que su Gobierno no cumple la otra mitad de su obligaci¨®n para defender la libertad de prensa: perseguir y castigar a quienes s¨ª atacan periodistas. Los 37 asesinados, en lo que va de este sexenio, son 10 m¨¢s que en el mismo periodo del Gobierno de Enrique Pe?a Nieto. La impunidad crece cuando cada agresi¨®n queda sin castigo. ?Qu¨¦ va a pensar cualquiera que hoy busque matar a un periodista? Puede estar seguro de que se va a salir con la suya porque as¨ª le pas¨® a quien lo hizo la ¨²ltima vez.
No es necesario caer en la histeria de quienes quieren se?alar a un bando pol¨ªtico como el autor del ataque. De hecho eso no ayuda hasta que no tengamos una investigaci¨®n completa, si es que se da. Basta decir que la impunidad que se arrastra desde hace varios gobiernos de todos los partidos es en parte la causa del atentado contra Ciro G¨®mez Leyva.
Pero al presidente parece que solo le importa aquello que pueda afectar la imagen de su Gobierno. Es el mensaje impl¨ªcito de lo que dijo el viernes: ¡°Un da?o a una personalidad genera mucha inestabilidad¡±. Es decir, los da?os a decenas de periodistas asesinados no parece que cuenten si no eran ¡°personalidades¡±.
El ataque del jueves ech¨® los reflectores sobre la violencia contra la prensa en M¨¦xico. La reacci¨®n de las autoridades fue r¨¢pida, desde la jefa de Gobierno hasta el secretario de Seguridad P¨²blica de la Ciudad de M¨¦xico, una atenci¨®n que no ha recibido la mayor¨ªa de las v¨ªctimas y que solo se explica por la prominencia del periodista agredido.
Me recuerda el asesinato de Javier Valdez C¨¢rdenas en Culiac¨¢n en 2017, un crimen que al principio pareci¨® movilizar a las autoridades para atacar el problema de fondo, pero lo ¨²nico que ocurri¨® fue que se puso peor.
Ciro G¨®mez Leyva fue un apoyo constante para m¨ª y para mis colegas en La Laguna al denunciar la cadena de ataques que sufrimos por parte del crimen organizado hace una d¨¦cada. Que hoy le suceda este ataque, solamente subraya el riesgo de la profesi¨®n en M¨¦xico.
Ojal¨¢ este caso sirva para no quitar el dedo del rengl¨®n. Que no se diluya despu¨¦s entre otras noticias solo para que dentro de tres o seis meses nos vayamos a indignar con otro crimen contra otro periodista.
Javier Garza Ramos es periodista en Torre¨®n, Coahuila, donde dirige la plataforma de noticias EnRe2Laguna.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.