M¨¦xico: promesa incumplida
El nuevo y colosal trabajo de John Womack nos ofrece una historia total del pa¨ªs. Partiendo de un an¨¢lisis socioecon¨®mico, ahonda en la realidad pol¨ªtica y cultural desde tiempos de la Conquista hasta el cambio de milenio
En Michoac¨¢n, en el lecho del valle de Maravat¨ªo, uno de esos lugares m¨¢gicos donde millones de mariposas monarcas, anualmente, despliegan su estupefaciente belleza en el viaje migratorio que les lleva desde el sur de Canad¨¢ hacia los bosques ancestrales del oeste mexicano, se levanta el pueblo hom¨®nimo que John Womack Jr. evoca en el ep¨ªlogo que pone fin a las casi mil p¨¢ginas y dos vol¨²menes de sus Cuadernos para la Historia de M¨¦xico que acaba de aparecer en edici¨®n conjunta del Instituto Tecnol¨®gico Aut¨®nomo de M¨¦xico (ITAM) y la Fundaci¨®n Ortega-Mara?¨®n (FOM). En su ep¨ªtome, Womack se fija en la dram¨¢tica historia con final feliz de Elvira Arellano, una madre mexicana nacida en ese hermoso paraje quien, indocumentada, pidi¨® santuario en una iglesia de Chicago en 2006, tras hacer un largo y azaroso viaje migratorio. Como tantos otros migrantes irregulares, Arellano termina logrando abrirse camino ¡ªlegal y laboral¡ª en Estados Unidos, ofreciendo a los suyos la posibilidad de lo que entiende que es un futuro mejor.
Basado en el saber que Womack transmiti¨® durante m¨¢s de cuarenta a?os a sus estudiantes de Historia de Am¨¦rica Latina y Econom¨ªa en Harvard, aunque, l¨®gicamente, la historiograf¨ªa ha completado lo que el joven profesor transmiti¨® a sus disc¨ªpulos ¡ªno pocos de ellos personalidades de enorme influencia en la historia reciente de todo orden de M¨¦xico y de otros pa¨ªses latinoamericanos del ¨²ltimo medio siglo¨C, a trav¨¦s de esa mirada de lo micro a lo macro, el magn¨ªfico historiador estadounidense nos ofrece una historia total de M¨¦xico ¡ªpor decirlo con la inspiraci¨®n ¨²ltima que alumbr¨® la renovaci¨®n de la historiograf¨ªa que nos trajo la escuela de los Annales¨C. As¨ª Womack, en un trabajo de ambici¨®n colosal y partiendo de un an¨¢lisis socioecon¨®mico, ahonda en la realidad pol¨ªtica y cultural ¡ªen el amplio sentido del t¨¦rmino¡ª desde tiempos de la Conquista hasta el cambio de milenio.
Memorables son los perfiles biogr¨¢ficos que delinea de los protagonistas de esta historia. Sirva como ejemplo su retrato de Hern¨¢n Cort¨¦s, a quien presenta como un hombre del Renacimiento cuya pulsi¨®n vital ¡ªsu ordo amoris, por decirlo con Max Scheler¡ª, era la b¨²squeda de gloria m¨¢s que la estricta ambici¨®n del oro y la plata que inspir¨® la Conquista. Agudos e incisivos son los an¨¢lisis que ofrece de cuestiones tan diversas como la cosmovisi¨®n y mentalidades que caracterizaban a los pueblos originarios ¡ªno solo los mexicas, tambi¨¦n chichimecas, tarascos, tlaxcaltecas o mayas¡ª; qu¨¦ significaba ser europeo y cristiano en el siglo XVI; el paternalismo benevolente de los cl¨¦rigos que llegaron a Am¨¦rica o la irrigaci¨®n de la devoci¨®n guadalupana desde muy al comienzo del Virreinato Novohispano; o, en fin, las emociones e intereses que alimentaron el choque de poder de los encomenderos con la autoridad real, entre otros.
Inmediatamente, su reflexi¨®n sobre la importancia de los metales preciosos en el incipiente sistema econ¨®mico capitalista, fija una de las ideas medulares de la obra en la naturaleza de la propiedad de la tierra donde haciendas, plantaciones, minas, ranchos e ingenios de la Nueva Espa?a devendr¨ªan en factores capitales, no s¨®lo entonces, sino tambi¨¦n m¨¢s tarde, del agrarismo mexicano de la contemporaneidad.
Sin descuidar los efectos catastr¨®ficos que las crisis de subsistencia y epidemias generaron en aquella sociedad de castas ¡ªexpresi¨®n del propio Womack¡ª, disecciona el universo social donde ya aparec¨ªan los criollos como la clase estrat¨¦gica de la historia de M¨¦xico, ofreciendo interpretaciones donde apuntaba a sus estudiantes algunas de las corrientes que se transformar¨ªan en predominantes en nuestro modo de ver y comprender la historia a finales del siglo XX. Womack, que, para entonces, era ya referencia historiogr¨¢fica obligada por su excepcional trabajo doctoral sobre Zapata y la Revoluci¨®n Mexicana, penetra de manera magistral en la aprehensi¨®n de la intimidad mexicana, algo extraordinariamente complejo ¡ªcomo ya hab¨ªa advertido Ortega y Gasset¡ª, para alguien nacido en otra latitud y que hab¨ªa llegado a M¨¦xico pasada ampliamente la veintena.
En su insobornable compromiso con la claridad, el rigor conceptual y la pulcritud metodol¨®gica ¡ªalgunos de los caracteres de los mejores historiadores¡ª, al llegar a la contemporaneidad, brinda un caleidoscopio sobre la construcci¨®n del ser nacional mexicano. Tras dibujar el que se ha dado en llamar patriotismo criollo durante el siglo ilustrado, Womack examina los m¨²ltiples perfiles de los liderazgos de los que llegar¨ªan a ser pr¨®ceres de la Independencia, resaltando c¨®mo, en inicio, sus intereses no respondieron a un sentimiento independentista ¡ªcomo explicar¨ªan m¨¢s tarde de manera prolija historiadores como Francisco-Xavier Guerra o Tom¨¢s P¨¦rez Vejo¡ª, sino al derrumbamiento y colapso del viejo poder colonial y la consecuente lucha por el poder entre las elites que entonces predominaban en la sociedad del final del virreinato.
Tomando como parteaguas la Revoluci¨®n de 1910, primero analiza las vicisitudes del M¨¦xico decimon¨®nico con p¨¢ginas indispensables sobre Antonio L¨®pez de Santa Anna, Benito Ju¨¢rez y la Reforma, Maximiliano o, tambi¨¦n, claro, don Porfirio, como ¨¦l se refiere al l¨ªder mexicano que construy¨® la oligarqu¨ªa frente a la que se levantar¨ªan los fuegos de la Revoluci¨®n. Con motivo de este, su gran tema de especializaci¨®n, estudia de manera magistral los problemas estructurales que alimentaron el conflicto a trav¨¦s del cual se estructurar¨ªa la imagen del M¨¦xico del siglo XX ¡ªcaciquismo, estructura agraria, peso del catolicismo en la esfera p¨²blica o pobreza, entre otros¡ª.
Tras la estabilizaci¨®n que acompa?¨® las presidencias de Obreg¨®n y Calles ¡ªque asisti¨® al levantamiento cristero, ya a finales de los a?os veinte¡ª, Womack aborda la institucionalizaci¨®n del Partido Nacional Revolucionario ¡ªluego Partido Revolucionario Institucional (PRI)¡ª, que gobernar¨ªa el pa¨ªs hasta finales del siglo XX. Cuatro ejes interpretativos vertebran su visi¨®n de entonces a hoy. Primero, el an¨¢lisis del poder, entendido este como la resultante de la ecuaci¨®n entre fuerza y fraude, por decirlo con Maquiavelo. En ese cruce de variables, triunfa el segundo sobre el primero, fracasando la realidad de un Estado en el que el PRI integrar¨ªa a sindicatos y organizaciones obreras, y nacionalizar¨ªa bienes y sectores estrat¨¦gicos ¡ªcomo el del petr¨®leo bajo la presidencia de L¨¢zaro C¨¢rdenas, ya en los a?os treinta. Resulta de ello una imagen en la que emerge de manera dram¨¢tica la incapacidad de distinguir entre lo privado y lo p¨²blico, entre el inter¨¦s privativo del mundo civil y el bien com¨²n, que se ha impuesto a lo largo de las d¨¦cadas. Segundo, la frustraci¨®n de la ambici¨®n de mayor justicia social que ha alimentado no pocos procesos pol¨ªticos mexicanos del ¨²ltimo siglo. Tercero, y ligado con lo anterior, la enorme desigualdad que ha generado el naufragio del noble ideal de progreso que hab¨ªa alumbrado el siglo XIX y que, ya en el XX, se ha ido haciendo trizas de manera crecientemente acelerada.
Womack pone el acento ¡ªdedicando cap¨ªtulos ilustrativos a cuestiones como la matanza de Tlatelolco¡ª en c¨®mo la decepci¨®n ¨Csino un sentimiento de traici¨®n¡ª se ha ido instalando en la sociedad mexicana ante la ineficiencia de los diferentes sistemas de redistribuci¨®n de la riqueza lo que, por cierto, explica el punto de no retorno al que se ha llegado en la actualidad. Y, cuarto, el fracaso de la seguridad entendida en el amplio sentido del t¨¦rmino; no solo en lo vinculado a la seguridad jur¨ªdica, tantas veces vulnerada y que genera la desconfianza secular de la ciudadan¨ªa en sus poderes p¨²blicos, sino tambi¨¦n en la seguridad de la poblaci¨®n que, estas ¨²ltimas d¨¦cadas, ha visto crecer exponencialmente su vulnerabilidad ante la ineficacia de las diferentes medidas tomadas contra el crimen organizado ¨Ccon toda la compleja problem¨¢tica y dram¨¢ticas consecuencias que ello conlleva. Sobre ese an¨¢lisis pormenorizado plantea, adem¨¢s, c¨®mo el escenario internacional caracterizado por la Guerra Fr¨ªa desde 1947, ha sido el marco de la historia del pa¨ªs, donde M¨¦xico ha jugado un papel esencial para los Estados Unidos que, de una manera u otra, ha condicionado el acontecer de la naci¨®n.
Estamos, pues, ante un libro fundamental, que ofrece un vivo mosaico del crisol cultural y civilizatorio que confluye en lo que hoy es M¨¦xico. Un libro que culmina con ese gui?o a la microhistoria de su ep¨ªlogo, que se elev¨® a categor¨ªa historiogr¨¢fica con el famoso libro de Carlo Ginzburg El queso y los gusanos aparecido en 1976, pero que ya hab¨ªa anticipado de manera magistral otro magn¨ªfico historiador mexicano, Luis Gonz¨¢lez y Gonz¨¢lez, en su referencial Pueblo en vilo (1969). Un libro, adem¨¢s, de rabiosa actualidad, porque este balance exhaustivo que ofrece el colosal trabajo de Womack, adem¨¢s de exponer de manera coherente la superaci¨®n de los diversos mitos que hab¨ªan nacido sobre todo con la Revoluci¨®n ¡ªy que la historiograf¨ªa mexicana ha venido desmontando en buena medida en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡ª, propone una reflexi¨®n acerca de c¨®mo M¨¦xico ha transitado desde la esperanza ante la construcci¨®n de un pa¨ªs que lo tiene todo para ser una de las grandes referencias nacionales del planeta hasta convertirse, en buena medida, en la permanente promesa incumplida de prosperidad que ha terminado por ser la historia mexicana para la inmensa mayor¨ªa de su ciudadan¨ªa.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.