Samuel: el candidato del presidente
El presidente siempre tuvo en su c¨¢lculo que hubiera m¨¢s de dos candidatos en la boleta. La candidatura de Movimiento Ciudadano a condici¨®n de que no fuera para Ebrard.
Samuel Garc¨ªa podr¨¢ contar en sus memorias que fue candidato presidencial y que el primer escal¨®n para esa aventura signific¨® en s¨ª mismo un logro; podr¨¢ presumir que al quedarse con ese bander¨ªn de Movimiento Ciudadano desplaz¨® a dos de los pol¨ªticos m¨¢s avezados de ese tiempo.
Porque Dante Delgado y Marcelo Ebrard son los grandes damnificados de la proeza de Garc¨ªa, el joven gobernador de Nuevo Le¨®n que ha llegado a sacudir unas campa?as que estaban en riesgo de morir de bostezos por la monoton¨ªa en que discurr¨ªan las de Claudia Sheinbaum y X¨®chitl G¨¢lvez.
Lo que sigue a partir de esta semana para el precandidato naranja, sin embargo, supone una duda con distintos filos.
Necesitar¨¢ m¨¢s que una buena estrategia de spots para convencer de que en ¨¦l hay un presidente de M¨¦xico; y si su aspiraci¨®n prendiera al electorado, tendr¨¢ que sortear una muy complicada aduana, porque su discurso ser¨¢ plenamente cre¨ªble solo si borra el estigma al que debe su postulaci¨®n.
Y es que la candidatura de Garc¨ªa no se explica sin la mano de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El presidente siempre tuvo en su c¨¢lculo que hubiera m¨¢s de dos candidatos en la boleta. Trabaj¨® para construir dos candidaturas, la de Morena y aliados; y la de MC, ¨¦sta a condici¨®n de que no fuera para Ebrard.
Andr¨¦s Manuel no quiere un plebiscito sobre su gobierno en 2024. Dejar que solo el Frente y el oficialismo presentaran candidaturas el a?o entrante convertir¨ªa la elecci¨®n en un s¨ª o no al lopezobradorismo. En ese escenario, adversarios y malquerientes del tabasque?o tendr¨ªan incentivos alienados.
Y si bien el fantasma de una megaconvocatoria a aplicar voto ¨²til el 2 de junio no est¨¢ descartado, es muy distinto comenzar la campa?a con tres opciones en vez de dos, m¨¢xime si una de esas antes que nada debe socavar a la oposici¨®n que se aferra en segundo lugar en las encuestas.
As¨ª, de arranque el presidente y su candidata ganan preciado tiempo en lo que la dos y el tres inician la canibalizaci¨®n indispensable para que alguno de ellos sea considerado como la ¨²nica opci¨®n valedera de los votantes que no quieren que Morena siga en Palacio Nacional.
Otro escenario es el que ya vimos en 2018. Ricardo Anaya y Jos¨¦ Antonio Meade se enfrascaron en una suma cero que nunca movi¨® la aguja m¨¢s all¨¢ de los votantes duros de la hoy oposici¨®n. Pelearon por sus respectivos restos. Si esto ocurriera en la inminente campa?a, gana de nuevo AMLO.
Pero en 2018 Pe?a Nieto jug¨® a perder a la hora de imponer a un no priista como candidato. Bien vale la pena corregir a quienes dicen que con G¨¢lvez en la papeleta el PRI tiene la nada honrosa distinci¨®n de por primera vez no postular a un candidato propio. Meade era, cuando mucho, prianista.
Burdas maniobras de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica en contra de Anaya remacharon la estrategia del mexiquense de pavimentarle el camino a L¨®pez Obrador. Las mieles de su dorado exilio en Espa?a o Dominicana, donde quiera que gaste sus millones, escurren de su traici¨®n electoral.
Si como aspirante dobleg¨® a un presidente, moralmente escu¨¢lido pero presidente, desde Palacio AMLO ha tejido una obvia alianza con Samuel, al que perdona su pasado prometi¨¦ndole un ganar ganar perfecto. La ambici¨®n del neoleon¨¦s, y la falta de pericia de Dante y Marcelo, cerraron la pinza.
La primera jugada de la campa?a de Garc¨ªa se escribi¨® cuando el presidente acept¨® bastantes de las peticiones de su canciller para la interna morenista. Ebrard crey¨® en su amigo a pesar de que ¨¦ste ya lo hab¨ªa enga?ado tiempo atr¨¢s. Y, sobre todo, se pens¨® m¨¢s de lo que realmente es en Morena.
En lo que tiene raz¨®n cuando se presenta como cabeza de una segunda fuerza en el lopezobradorismo es en que es el segundo, condici¨®n que la historia reserva a quienes han de ser olvidados. Despu¨¦s del 6 de septiembre, se hizo realidad el eslogan: Es Claudia, y los dem¨¢s son nadie salvo lo que ella dicte.
Concluido el proceso formalmente, la aspirante tuvo la instrucci¨®n de no asfixiar a Ebrard, de darle todo el espacio posible, de tolerarle berrinche y amagos, de ¡ªen pocas palabras¡ª no regalarle un pretexto para la renuncia, cerrarle los espacios que dieran legitimidad a su denuncia de irregularidades.
Mucha prudencia y dejar que el tiempo hiciera su trabajo. Segunda vez que Ebrard ca¨ªa en la trampa. A su inconformidad legal se le dio el mismo trato que Ernestina Godoy da a las v¨ªctimas de graves delitos: que acumule polvo la carpeta en lo que el excanciller se difumina medi¨¢ticamente.
A pesar de ello, Marcelo pod¨ªa, en el papel, buscar que su aventura presidencial reviviera con otras siglas. Su viejo amigo Dante Delgado nunca estuvo m¨¢s presto para esa opci¨®n. Ser¨ªa un jonr¨®n cantado. Ambos son pragm¨¢ticos y sabr¨ªan explicar, en lo ominoso de la coyuntura, su acuerdo.
En honor al fundador de MC y de quien fuera jefe de gobierno capitalino tras el sexenio de Andr¨¦s Manuel, el timing para anunciar la candidatura de ¨¦ste era un factor que no controlaban. Los plazos de la ley que tanto usaron para criticar a las ¡°adelantadas¡± Claudia y X¨®chitl se volvieron contra los naranjas.
Eso, una m¨ªnima congruencia entre decir y hacer, y una realidad incontestable. Enfrentar a la silla del ¨¢guila no es f¨¢cil, ni barato y menos por demasiado tiempo. La ley, que Ebrard fuera formalmente precandidato, auguraba el mejor escenario de ese desaf¨ªo entre examigos y exaliados.
Esos plazos fueron de utilidad para Andr¨¦s Manuel al cultivar su acercamiento a Nuevo Le¨®n. Las ma?aneras se volvieron foro en defensa, y mecanismos para el anuncio de apoyos, a Samuel y su gobierno. S¨ª, quiso quitarle Tesla, mas ya se sabe que ni todo el amor ni todo el dinero es esencia del pejismo.
Garc¨ªa cree que ganar¨¢ mucho. Lo querr¨¢n en Palacio este y, de triunfar Claudia, el siguiente sexenio. Calcula que sus posibilidades aumentaron por la, hasta ahora, disfuncional campa?a de X¨®chitl. Y su arrastre le dar¨ªa votos para anular a sus opositores en el segundo trienio de su mandato neoleon¨¦s.
En su enso?aci¨®n, en el peor escenario se ve regresando, con m¨¢s fuerza, en 2030 por la candidatura presidencial. ?Qu¨¦ le va a decir entonces Dante Delgado? ?Que ha hablado con Marcelo desde tiempo atr¨¢s para llevarlo a la boleta? ?Que la candidatura le toca decidirla a ¨¦l? Pero si no pudo en 2023.
Las precampa?as arrancaron el lunes en el mejor de los escenarios para el presidente, y a ¨¦ste no le pasan las cosas ¡ªalgunas veces, tambi¨¦n es cierto, ha tenido suerte, pero b¨¢sicamente ¨¦l crea su suerte¡ª. Tiene el poder, la determinaci¨®n y el oficio para que la pol¨ªtica no le sorprenda.
Y, como no podr¨ªa ser de otra forma, con su arrojo asume riesgos. Garc¨ªa puede crecer m¨¢s de la cuenta, con o sin derrumbe de X¨®chitl, tanto como para minar la candidatura de Claudia. Veremos en ese punto de inflexi¨®n si el neoleon¨¦s baja las revoluciones a su auto, si cambia discurso, si claudica.
Dante ha asumido con resignaci¨®n la derrota conferida por su protegido. No pudo evitar que se registrara como precandidato, no tiene ¡ªhasta hoy¡ª c¨®mo bajarlo, y, por supuesto ya no posee una carta explicable para sustituirle. Ni modo que se ponga ¨¦l o a Jorge ?lvarez Maynez.
De forma que nos dec¨ªa la verdad el senador veracruzano cuando afirmaba que no ten¨ªa planes para una candidatura de esquirol. O no al menos con la persona que result¨®. Dante no estuvo en la mesa de las decisiones. Algo tendr¨¢ que revisar luego de las rebeld¨ªas de Enrique Alfaro y de Samuel.
Lo que resta a Delgado es tratar de influir en el otro eventual momento clave. Cuando, si ocurre, crezca Samuel; tener la capacidad para rentabilizarlo en el sometimiento o, poco probable pero nada imposible, en la rebeld¨ªa a Palacio Nacional si genuinamente deciden campa?ear contra Claudia y su partido.
Por hoy, el presidente puede abocarse a cerrar el a?o con inauguraciones de sus obras. La otra obsesi¨®n que le ocupaba le ha salido redonda. Marcelo no dej¨® un error sin cometer; ¨¦l, no Dante, puede acreditarse la candidatura naranja y la ingeniera X¨®chitl sigue trepada en una calabaza que no se convierte en carroza.
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