El calvario de Guillermina Galv¨¢n para defender su hogar y el de 51 animales
Desde hace 100 d¨ªas la activista y decenas de perros y gatos viven a la intemperie en Ensenada, Baja California, luego de que una empresa destruyera su albergue el pasado 30 de agosto
Hay algo distinto en la humanidad de las personas que, de manera desinteresada, por un profundo amor pocas veces explicable, deciden entregar su vida a rescatar animales. Conozco varios, que no permanecen indiferentes a un perro desorientado en los carriles centrales de Viaducto, un gato desnutrido que llega al edificio donde viven, o cualquier ser vivo que necesite ayuda. El v¨ªnculo de protecci¨®n sucede de inmediato y atado a este, viene una carga de afecto, que a la vez se convierte en algo para siempre, al menos hasta que tengan la certeza de conseguirle un hogar donde est¨¦ sano y seguro. Mi madre y un gran amigo, Diego Mart¨ªnez, son de este clan de rescatadores que no esperan nada a cambio, as¨ª que me es familiar el sentir y la conexi¨®n que tienen con los animales y lo que significan para ellos.
Cuando le¨ª la historia de Guillermina Galv¨¢n, no pude imaginar su dolor cuando lleg¨® a su casa, ubicada en el ca?¨®n de San Carlos, en el municipio de Ensenada, el 30 de agosto pasado. En el predio donde vive se alojaba tambi¨¦n un albergue para animales que ella misma hab¨ªa rescatado, principalmente perros, pero tambi¨¦n algunos gatos y un gecko: hab¨ªa 62 ejemplares en el refugio esa ma?ana.
Aprovechando la ausencia de la rescatista, trabajadores de las empresas P¨¦treos del Pac¨ªfico y Amaya Curiel ingresaron al lugar con veh¨ªculos tipo pick up y maquinaria para ¡°limpiar¡± el que presum¨ªan era parte de su terreno, arrasando con todo a su paso, incluida la casa de Guillermina y las jaulas de los animales, con ellos dentro. La ¡°limpieza¡± mat¨® a 22 animales: 19 perros, dos gatos y el gecko.
Al llegar y encontrar su propiedad destruida y sus animales corriendo por doquier, Galv¨¢n intent¨® detener la agresi¨®n coloc¨¢ndose frente a uno de los dompes (cami¨®n de volteo) y bloque¨¢ndoles el paso con su propio carro, ya que adem¨¢s se estaban llevando las cosas que encontraron en la casa y algunos cuerpos de los animales, revueltos con objetos y escombro.
En medio de una obvia crisis emocional, la terapeuta y rescatista realiz¨® transmisiones en vivo de Facebook para denunciar lo ocurrido. Al acercarse a los tractores, advirti¨® que ten¨ªan cartulinas pegadas en las puertas para cubrir los nombres de las empresas. Con ayuda de su asistente, rompieron las cartulinas para que en los videos pudiera quedar registrado el nombre de quien invadi¨® su predio: P¨¦treos del Pac¨ªfico y Amaya Curiel, se ley¨® claramente en los veh¨ªculos.
Con apoyo de su abogado confront¨® a los conductores de los veh¨ªculos, que permanecieron en el lugar por el bloqueo de ¡®Mina¡¯ y mientras se aclaraba por qu¨¦ hab¨ªan ingresado a un predio que no les pertenec¨ªa, sin permiso. Pero como es habitual en M¨¦xico, los autores materiales del ataque se limitaron a decir que siguen ¨®rdenes y que solo estaban haciendo su trabajo.
M¨¢s tarde llegaron polic¨ªas debido al llamado de las mujeres al 911, pero la ¨²nica autoridad que acudi¨® ¡ªdos d¨ªas despu¨¦s¡ª fue el DIF de Ensenada. Mientras las pertenencias de Guillermina y los cuerpos de algunos animales segu¨ªan en los veh¨ªculos (los que se pudieron encontrar porque algunos dompes s¨ª se fueron cargados), unos polic¨ªas acudieron al lugar con empleados de Amaya Curiel, supuestamente para revisar los documentos de ambas partes y verificar qui¨¦n era el propietario del predio.
Guillermina asegura que ella ocupa el predio legalmente porque le est¨¢ pagando el terreno al propietario, de nombre Esteban C¨®rdoba. Sin embargo, Amaya Curiel posee otro terreno a unos metros del suyo, tambi¨¦n adquirido a los mismos due?os, por lo cual intentaba ¡ªseg¨²n el testimonio de Guillermina¡ª hacer creer que ese terreno tambi¨¦n es suyo, aunque no son vecinos, ni siquiera est¨¢n cerca. Tambi¨¦n casi una semana despu¨¦s del ataque, el ayuntamiento clausur¨® las instalaciones de P¨¦treos del Pac¨ªfico, pero no por este caso sino porque ¡ªa ra¨ªz de ¨¦l¡ª descubrieron que operaba sin permisos y sin dictamen de uso de suelo desde hace 22 a?os.
Las dos primeras semanas despu¨¦s de la invasi¨®n y ataque, llegaron donaciones de la poblaci¨®n, tanto en especie como voluntariado para levantar de nuevo lo que qued¨® del refugio ¡ªque Mina llama santuario¡ª, pero fue insuficiente. Ante la viralizaci¨®n del caso en los primeros d¨ªas, los gobiernos locales le dijeron que le dar¨ªan apoyos, pero han sido muy pocos y sin ninguna utilidad.
100 d¨ªas despu¨¦s, la direcci¨®n de Ecolog¨ªa y Medio Ambiente del ayuntamiento la ha instado a salir de ese predio y ubicarse en otro ¡°m¨¢s seguro para ella y sus animales¡±, argumentando que se trata de suelo de conservaci¨®n y que a pocos metros hay un polvor¨ªn que representa mucho riesgo para cualquier ser vivo, por lo cual le piden que busque otro predio d¨®nde instalar el refugio.
Con ese objetivo de que abandone el predio, Ensenada le ofreci¨® otro en comodato, pero ella no ha querido aceptarlo porque esa figura (el comodato) no le da seguridad de poder permanecer all¨ª, pueden quit¨¢rselo en cualquier momento; aunque su principal motivo de rechazo es que ese terreno fue un relleno sanitario hace un par de d¨¦cadas, por lo que le preocupa que la tierra pudiera ser t¨®xica para ella y sus animales.
Solicit¨¦ a la Fiscal¨ªa de Baja California una entrevista para conocer los avances del caso a nivel judicial, ya que Mina denunci¨® la invasi¨®n, pero no me dieron respuesta.
Todos los servicios necesarios para la recuperaci¨®n son financiados por la propia Guillermina: abogados, terapia psicol¨®gica, un top¨®grafo para definir tipo y l¨ªmites del suelo, adem¨¢s de que sigue pagando la manutenci¨®n de los animales. Sus consultas han disminuido hasta 70% desde la agresi¨®n, por lo tanto, sus ingresos. Le llegan donaciones, pero son insuficientes y no tiene apoyo de ninguna autoridad. Cada mes convoca a una marcha para exigir justicia en Ensenada, pero llama en redes sociales al apoyo de la poblaci¨®n en otros estados, a fin de hacer un eco mayor.
Lo ¨²nico que ha recibido ¡ªy subraya que agradece mucho¡ª es protecci¨®n y vigilancia policiaca, pero eso es muy reciente, de hace unas dos o tres semanas. Esto debido a que solicit¨® en tres ocasiones protecci¨®n ante amenazas que ha recibido: a su vida, a sus animales, e intimidaci¨®n. Por la noche se ven luces apuntando a su terreno, llegan carros a merodear el terreno, todo indirecto y sutil: nadie de las dos empresas ha regresado a buscarla ni ha establecido ning¨²n contacto con ella desde el ataque.
A la fecha, tanto Guillermina Galv¨¢n como sus animales viven a la intemperie, ah¨ª mismo en el Ca?¨®n de San Carlos, en casas de campa?a improvisadas con pedacer¨ªa de lo que qued¨® o con lo que les han donado algunas empresas que ya no usan su estanter¨ªa, han ido armando puestos para resguardarse, especialmente en la noche, pues esa zona es especialmente fr¨ªa.
El calor que queda lo dan los 51 animales que permanecen ah¨ª, despu¨¦s del ataque adopt¨® un perro m¨¢s; y la perra que estaba esperando cachorros tuvo ocho. Guillermina vive por y para ellos, no es manda, es una mezcla entre pasi¨®n y compasi¨®n.
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