Las distancias
Urge que Rodrigo Garc¨ªa nos regale pronto una nueva pel¨ªcula en espa?ol para seguir en la cosecha de su visi¨®n de un M¨¦xico cuyas familias se hablan de la vida y el tiempo
Dicen que hay que saber guardar las distancias y descubro que las tengo retenidas a fuego lento como tatuaje en la piel. La Gran V¨ªa y Callao me quedan ahora tan lejos o tan cerca como una enramada de bugambilias en San ?ngel o Coyoac¨¢n, la mirada cuidadosa de mi padre se esfuma palpablemente a pocos cent¨ªmetros de las sonrisas de mis hijos, ahora que nos hemos reunido por azar en una ciudad que ya no es Distrito ni Federal. Estoy a dos cuadras de una librer¨ªa en Revoluci¨®n que parece conectarse umbilicalmente con la m¨¢s antigua de Madrid, cuyos estantes parecen barnizados por la ingratitud o el olvido y las distancias se me miden tambi¨¦n por los silencios.
Uno no piensa que la imagen de un futbolista otrora consagrado mundialmente suscite un derrame de reclamos porque su figura se ha distanciado de la gloria de goleador, acerc¨¢ndose horriblemente a las figuras del crimen organizado y el narcotr¨¢fico. Aunque salgamos juntos en una fotograf¨ªa ef¨ªmera, nos divide un ancho espacio que nos distancia etimol¨®gicamente, tal como el viejo voceador bicicletero que sigue cargando una tonelada de peri¨®dicos como si ¨¦l mismo se convirtiese en cable de noticias aparece repentinamente en mi vista como un cometa aleda?o, pegado a m¨ª aunque pedalea sin amainar su velocidad. La distancia que me une a las rosas que ya no ofrendo o la blanca cripta donde descansa mi padre no se miden en metros sino en alientos y memoria, historias intocables de la memoria donde todas las distancias se van delimitando con palabras a veces huecas.
Pasan estos p¨¢rrafos al ras de un pa¨ªs que por primera vez se debate entre dos mujeres para asumir la presidencia de su gobierno y parece distante el reino de Espa?a donde dos reyes ocupan el trono sus coronas. ?Qu¨¦ lejos parece el fr¨ªo que ronda las sombras del parque de El Retiro bajo el calor¨®n imprevisto que parece quemarle los pasos a paseantes de la colonia Condesa!
Confirmo que hay pantallas que rompen con las distancias. La de la pel¨ªcula Familia de Rodrigo Garc¨ªa Barcha me parece ahora perfecta proyecci¨®n de una verdad inapelable: todas las familias infelices tenemos una trama con di¨¢logos intemporales que redefinen la posible felicidad, callada e ¨ªntima, all¨ª en el llano de todas las comidas, cenas o meriendas que nos unan. La pel¨ªcula es un ejemplo m¨¢s de la inmensa calidad de todos los actores ¨Cempezando por Daniel Jim¨¦nez Cacho- y la batuta invisible de Rodrigo como orquestador del ¨¢nimo y aliento de una larga sobremesa en medio de los olivos. El jard¨ªn se vuelve enredadera de palabras donde las tres hijas de un patriarca, el arc¨¢ngel con Down, la musa espa?ola de un viudo y el fantasma como lino de la que fue su esposa se derraman en ¨¢lgidos o apacibles, bromistas o serios, rencorosos o reveladores di¨¢logos del azar de todas sus vidas.
Urge que Rodrigo Garc¨ªa nos regale pronto una nueva pel¨ªcula en espa?ol (habiendo ya afincado prestigio y grandeza en Hollywood y en ingl¨¦s) para seguir en la cosecha de su visi¨®n de un M¨¦xico cuyas familias se hablan de la vida y el tiempo, salvando todas las distancias de los p¨¢rrafos le¨ªdos y de la m¨²sica que nos canta y cantamos. Urge que Rodrigo Garc¨ªa se sumerja en la sobremesa de la inmensa Ciudad de M¨¦xico, donde ¨¦l tambi¨¦n floreci¨® antes de lanzarse a la Alta California, porque Familia es un film de un enredo de relaciones familiares como aceitunas que caen de vetustos olivos floridos en la Baja California. All¨¢ de vi?edos y la tan cercana distancia con los United States of America y ac¨¢ la hija lesbiana que presume el misterio incontable de su embarazo, la hija que parece triunfal con familia que parece funcional o el hijo con el s¨ªndrome que permite que un ni?o sea siempre ni?o, que nunca deje de serlo y que no se distancia de la inocencia sin filtros que le permite decir quiz¨¢ lo m¨¢s inteligente que se escucha en la sobremesa de su Familia.
Urge abrazar a Rodrigo Garc¨ªa Barcha por tanto cine que regala, por tantas p¨¢ginas que nos unen, entrelazando las tramas de la palabra amistad, nada distante de la hermandad compartida por hermanos y sobrinos, padres y paredes de una vieja casa en medio de la selva de la que nunca nos alejamos porque el nido de las mejores historias siempre est¨¢ cerca. Me queda cerca el cine de Rodrigo Garc¨ªa y Familia se proyecta ahora en pantallas port¨¢tiles para que desde el primer son que inunda la madrugada donde conocemos al protagonista principal de la pel¨ªcula nos acerquemos al espejo donde se filman los cortos d¨ªas en corto de una Familia que se conoce y desconoce en di¨¢logos de deseo, desidia y silencio. Me quedan siempre a muy corta distancia las ventanas por donde se asoman todos los seres cercanos, los cuentos que se vuelven ¨ªntimos y el afecto con admiraci¨®n trenzados en un abrazo que traspasa toda la panza del planeta.
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