Gu¨ªa para sobrevivir a las campa?as
Propongo un seguimiento de las tensiones que est¨¢n en juego y que no transcurren necesariamente por donde se mueve el bal¨®n
No s¨¦ ustedes, pero yo tengo la impresi¨®n de que estamos instalados en una permanente campa?a electoral desde hace un buen rato. Formalmente comenzaron hace 20 d¨ªas, pero las hemos sufrido durante m¨¢s de un a?o. Nos encontramos en una especie de dej¨¤ vu, en el que el pretexto para los dimes y diretes cambia de nombre, pero atiende esencialmente a lo mismo. Un loop interminable: la satanizaci¨®n de un candidato o un bando y la glorificaci¨®n del propio. Con todo lo visto y lo o¨ªdo los comicios bien podr¨ªan tener lugar dentro de diez d¨ªas, dar vuelta a esa p¨¢gina y concentrarnos en otra cosa. Pero restan otros 70 d¨ªas con m¨¢s de lo mismo. Y no porque el resultado no importe, sino porque el resultado est¨¢ cantado. Las encuestas solo difieren en el margen con el que va a ganar el partido en el poder, con lo cual la recta final constituye una larga cuenta regresiva para arribar al desenlace anunciado.
En el fondo, con las campa?as pasa un poco lo que sucede con el sexenio. A estas alturas da la impresi¨®n de que le sobr¨® un a?o. Quiz¨¢ por la intensidad que caracteriz¨® a la presidencia de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador o la sensaci¨®n de que desde hace alg¨²n tiempo los actores pol¨ªticos est¨¢n entrampados en el rol que les toc¨® jugar. Lo cierto es que, en muchas familias y c¨ªrculos de amistades, tras dos primeros a?os de encendidas pasiones, lo usual es que se hayan concertado, expl¨ªcita o impl¨ªcitamente, treguas despolitizadas para sobrevivir a la polarizaci¨®n intransigente de los primeros meses. Un limbo que francamente nos urge dejar atr¨¢s.
As¨ª que llegar¨¢n los comicios, habr¨¢ la polvareda usual de los primeros d¨ªas, y comenzar¨¢ la mucho m¨¢s interesante etapa de an¨¢lisis y especulaciones sobre los cambios, o no, que experimentar¨¢ la escena p¨²blica para los pr¨®ximos seis a?os.
Por lo pronto, no hay manera de ahorrarnos otros dos meses m¨¢s de esta larga campa?a. Los m¨¢s sanos observar¨¢n a la fiesta por encima, sin engancharse demasiado en el intercambio de ep¨ªtetos, lodo, esc¨¢ndalos; mirar¨¢n, sin intoxicarse y con cierta resignaci¨®n, el inventario ampliado de nota roja que hacen los medios cr¨ªticos al obradorismo y que han convertido a la inseguridad en la principal de las banderas en contra de la 4T.
Con todo, podr¨ªamos hacer m¨¢s entretenida la espera prestando atenci¨®n a las distintas tensiones que corren m¨¢s all¨¢ del espect¨¢culo aparente de la lucha por el voto. Maneras de mirar las pr¨®ximas semanas en busca de algunas claves que nos permitan contemplar las campa?as y ¡°no morir en el intento¡±. Propongo un seguimiento ¡°en cancha¡± de las distintas tensiones que est¨¢n en juego, y que no necesariamente transcurren por donde se mueve el bal¨®n.
Uno. Observar con atenci¨®n la campa?a de Claudia Sheinbaum tratando de encontrar las claves de la cuidadosa estrategia dise?ada para que sus dichos y acciones sean escuchados en Palacio como garant¨ªa de la continuidad m¨¢s fiel y, al mismo tiempo, sean percibidos por los de la acera de enfrente como una esperanza de cambio en algunos aspectos sustanciales. Interesante trabajo de orfebrer¨ªa que vale la pena seguir.
Dos. Registrar la sutil manera en que sectores de la ¨¦lite, empresarios y, sobre todo, medios de comunicaci¨®n que mantuvieron el pulso en contra de L¨®pez Obrador, comienzan a abrir ventanillas laterales, no muy visibles, pero en crescendo, para construir otra relaci¨®n con la sucesora. No hablo de aquellos que de un modo u otro terminaron por entenderse con la actual Administraci¨®n, sino de los que asumieron la polarizaci¨®n con todas sus consecuencias. Si sabemos leer, nos daremos cuenta de que aun cuando no se trate de un ¡°borr¨®n y cuenta nueva¡±, han comenzado a operar asumiendo que vivir enfrentados con el poder otros seis a?os resulta cuesta arriba. Desde luego, seguir¨¢n los pregoneros que asumieron la causa antilopezobradorista con irrenunciable pasi¨®n, pero los verdaderos centros de poder detr¨¢s de ellos solo necesitan una excusa para asegurar alguna entrada al segundo piso de la 4T.
Tres. Los esc¨¢ndalos. El financiamiento de la campa?a #narcopresidente en redes sociales pas¨® a mejor vida, cualquiera que haya sido su impacto. Cada vez resulta m¨¢s evidente que la tarea de revertir el apoyo popular del que goza el oficialismo no es una cuesti¨®n de dinero. Ni siquiera de esc¨¢ndalos, a juzgar por la cantidad de golpes medi¨¢ticos que el presidente ha superado pr¨¢cticamente sin rasgu?os. Ni la guerra sucia ni la guerra limpia parecer¨ªan ser capaces de hacer mella en la inercia instalada. Pero podemos estar seguros de que habr¨¢ otros intentos. Basta esperar.
Cuatro. Los partidos que apoyan a X¨®chitl G¨¢lvez no terminan por verla como a una de los suyos. Frente a su probable derrota no parecen estar dispuestos a invertir en ella los recursos siempre limitados, destinados a sus propias agendas. PAN, PRI y PRD est¨¢n haciendo malabares para que no resulte demasiado obvio que prefieren posicionar al partido, a sus dirigentes y a sus apuestas m¨¢s seguras para ganar una alcald¨ªa importante o un esca?o, ya no digamos una gubernatura. N¨®tese el uso de la publicidad oficial de los partidos y los tiempos legales a los que tienen derecho.
Cinco. La imaginaci¨®n de G¨¢lvez. Ser¨¢n 70 d¨ªas largu¨ªsimos para la candidata de la oposici¨®n y el grupo directamente involucrado con su candidatura: Claudio X. Gonz¨¢lez y sus colegas. Librada a su suerte, estar¨¢ obligada a desarrollar su propia campa?a medi¨¢tica a partir de su mayor o menor capacidad para ¡°generar nota¡±. De all¨ª la necesidad de incurrir en lo que sus adversarios llaman ocurrencias y sus partidarios imaginaci¨®n y espontaneidad. Firmar con sangre, promesas llamativas, aunque sean irrealizables, subirse al ring en cualquier asunto que merezca titulares, producir la frase ingeniosa del d¨ªa.
Seis. Los debates constituir¨¢n un tema m¨¢s bien de morbo que de consecuencias electorales, pero sobre todo el primero de ellos ser¨¢ abordado con amplias expectativas. La ventaja de Sheinbaum es tal que seguramente la llevar¨¢ a una estrategia defensiva, poco propicia para cualquier vuelco inesperado. Basta lucir s¨®lida, sobria y relativamente inalterable frente a los muy probables ataques. G¨¢lvez, por el contrario, intentar¨¢ dar un campanazo a cualquier costo.
Una modesta agenda para hacer m¨¢s llevadera la longeva y, a estas alturas, mon¨®tona campa?a electoral que nos espera.
@jorgezepedap
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