Ataques y m¨¢s ataques machistas
Nombrar a las mujeres ha sido una lucha hist¨®rica, pero ni Sheinbaum ni G¨¢lvez se refirieron a la otra por sus nombres durante el debate, reduci¨¦ndose mutuamente a una caricatura
Hay dos candidatas a la Presidencia de la Rep¨²blica, estamos a poco tiempo de que una de ellas est¨¦ en el m¨¢s alto mando de poder en M¨¦xico ¨Dalgo in¨¦dito e hist¨®rico¨D, y la mayor¨ªa de las mesas de an¨¢lisis posteriores al segundo debate est¨¢n ¨²nicamente formadas por hombres. ?C¨®mo analizar este debate? ?No ser¨¢ que los tiempos deben estar tambi¨¦n a la par? Este debate llamado La ruta hacia el desarrollo de M¨¦xico estaba centrado en la econom¨ªa: uno de los temas m¨¢s sensibles en este pa¨ªs y, sin lugar a dudas, el tema m¨¢s dif¨ªcil de hablar para una mujer, m¨¢s a¨²n en p¨²blico y m¨¢s a¨²n en una contienda electoral. De los tres debates este acent¨²a las dificultades que tiene una mujer que aspira al m¨¢s alto mando de poder porque c¨®mo hacerse notar, qu¨¦ tono usar, c¨®mo argumentar y, sobre todo, c¨®mo mostrar autoridad en este tema. En el formato de este segundo debate en el que se hicieron ocho preguntas por un sorteo entre la ciudadan¨ªa en distintos puntos del pa¨ªs, se presentaron adem¨¢s otros temas que problematizan a¨²n m¨¢s el hecho de que una mujer est¨¦ a la cabeza en lo econ¨®mico, como la primera muy buena pregunta sobre qu¨¦ hacer ante la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres, o la otra planteada por una mujer ind¨ªgena de San Juan Chamula, preguntando sobre qu¨¦ se piensa hacer para apoyar a las mujeres ind¨ªgenas y la ni?ez. Estas preguntas ponen sobre la mesa el tema central que es la desigualdad, la diferencia de ingresos por una cuesti¨®n de g¨¦nero y los temas de cuidados asociados con las mujeres, urgentes a tratar. Pero en el debate, m¨¢s que respuestas, hubo ataques y m¨¢s ataques, ?pero por qu¨¦ ataques machistas ¨Dcomo el que las candidatas no se hayan nombrado una a la otra¨D cuando son dos mujeres aspirando a la Presidencia?
Nombrar a las mujeres ha sido una lucha hist¨®rica. Con nombre y apellido en la pol¨ªtica, en las artes, en todos los rincones en los que son y han sido invisibilizadas. Claudia Sheinbaum no nombr¨® a X¨®chitl G¨¢lvez durante el debate, la llamaba ¡°la candidata del PRIAN¡± y ¡°la corrupta¡±, resumiendo as¨ª las implicaciones que tienen los partidos de coalici¨®n. El tema aqu¨ª es que el insulto es la reputaci¨®n de los partidos que representa. G¨¢lvez llev¨® su postura de no nombrar a Sheinbaum a¨²n m¨¢s lejos, la llam¨® una y otra vez ¡°la candidata de las mentiras¡±, quit¨¢ndole as¨ª todo poder y partido. Sac¨® una pancarta con el perfil de Sheinbaum caricaturiz¨¢ndola con una larga nariz, una etiqueta que dec¨ªa ¡°Pinocha¡± y en un par de ocasiones sac¨® otra pancarta del esc¨¢ndalo en el que se vio envuelto su expareja, refiri¨¦ndose varias veces a ¨¦l como su marido. Como si una mujer para mostrar su autoridad, su poder, tuviera que atacar a otra tal como el machismo lo har¨ªa: sin nombrarla, caricaturiz¨¢ndola, haciendo referencia a su vida sentimental. A lo que tiene que ser una mujer independiente, alguien que no se subordinada a un hombre, y de ah¨ª que otro de los ataques por su parte haya sido ¡°yo me mando sola, no como otras¡± cuando, de hecho, no es un pleito de t¨² a t¨², y mandarse sola es lo ¨²ltimo a lo que aspiran un pa¨ªs y una democracia.
Para ponerlo en otras palabras, ha habido varios ejemplos de mujeres en altos cargos alrededor el mundo que han buscado ¡°masculinizarse¡±, por ejemplo, en su aspecto, tanto en puestos de gobierno como en el sector empresarial. Por masculinizarse me refiero a la forma de vestir m¨¢s bien asociada a que el poder lo ejercen los hombres. Algunos comentarios en redes sociales hac¨ªan referencia a c¨®mo estaban vestidas ambas candidatas, criticaban a Sheinbaum por ir vestida como una monja y a G¨¢lvez por su holgado huipil, atacando, de paso, su cuerpo desde la gordofobia. Lo simb¨®lico de su forma de vestir ¨DSheinbaum con el color guinda de su partido y G¨¢lvez con una artesan¨ªa¨D son parte de su discurso y de su autoridad. Pero si usaran vestidos o colores asociados con lo femenino, estar¨ªan relacionadas con la debilidad, la fragilidad, y la imagen es tambi¨¦n parte de su discurso. G¨¢lvez eligi¨® un huipil mientras agred¨ªa como una estrategia de dominaci¨®n, ?y eso representa otro tipo de dominaci¨®n? ?C¨®mo puede plantarse en un estrado y debatir con otra candidata sin caer en el discurso masculinista, peyorativo, machista de dominaci¨®n?
En el segundo debate chilango, ocurrido la semana pasada, Santiago Taboada subi¨® varias veces la voz a Clara Brugada. Tampoco la nombraba, usaba su nombre como adjetivo, claramente como adverbio o como cualquier otra cosa menos como una mujer en la contienda por el mismo puesto que ¨¦l. Su manera de mostrar autoridad es el mismo mecanismo: atacando, mostrando autoridad imponi¨¦ndose.
Tal vez debamos pensar m¨¢s sobre los problemas del no nombrar, especialmente no nombrar a otra mujer, no nombrar a otra mujer en un debate en el que las dos aspirantes contienden al mismo puesto de poder. Y de paso pensar por qu¨¦ no invitan a mujeres a las mesas de an¨¢lisis posteriores al debate que sigue, a la par de los tiempos. Ambas candidatas son parte ya de la estructura de poder, ?por qu¨¦ vemos t¨¦cnicas como si estuvieran fuera de la estructura de poder en una posici¨®n d¨¦bil en la que la otra tiene que dominar desde un discurso machista? Ese es el poder al que aspira G¨¢lvez, ?uno que busca someter a las mujeres? O, tal vez, tenemos que redefinir qu¨¦ es el poder, ya que por primera vez ambas son parte de la estructura de poder.
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