C¨®mo decir que en M¨¦xico no cambi¨® nada
Tiempos nuevos comienzan: habemus presidenta. Setenta a?os despu¨¦s de que a las mujeres nos reconocieran derechos pol¨ªticos, al pa¨ªs por fin lo transformamos
Y cuando despert¨®, doscientos a?os despu¨¦s de instaurada la Rep¨²blica, una mujer era presidenta.
Resulta que los vilipendiados encuestadores no ment¨ªan y que a Claudia Sheinbaum y a X¨®chitl G¨¢lvez s¨ª las separaba un abismo: metaf¨®rico y f¨ªsico, ideol¨®gico y aritm¨¦tico.
Los indicios eran evidentes para quien estaba dispuesto a verlos. La ex jefa de Gobierno super¨® la hist¨®rica acometida que, en 2018, coron¨® a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador con el 53% de los votos. La votaci¨®n fue copiosa y super¨® el 60%, acaso producto de lo que el obradorismo llama la revoluci¨®n de las conciencias. Entretanto, G¨¢lvez no pudo recaudar ni la suma de votos obtenidos por Meade y Anaya juntos. Su rango de votaci¨®n, entre el 26% y el 28% de votos, es uno de los peores escenarios imaginados. La mejor candidata posible creada por la oposici¨®n fue un franco fracaso. X¨®chitl, la ¡°Virgen¡±, termin¨® siendo los clavos.
El conteo r¨¢pido del INE ¡ªel riguroso procedimiento estad¨ªstico que estima la tendencia de votaci¨®n nacional¡ª ha mostrado que entre el 58% y el 60% de los votantes quieren que sea a Sheinbaum quien, el pr¨®ximo 1 de octubre, proteste guardar y hacer guardar la Constituci¨®n Pol¨ªtica de los Estados Unidos Mexicanos. Ser¨¢ Claudia el Mando Supremo del Ej¨¦rcito y Fuerza A¨¦rea Mexicanos. Palabras mayores.
En masa, los electores han refrendado su fe en el proyecto desarrollista de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y repelido a su com¨²n enemigo: los antiguos partidos de filiaci¨®n cupular disfrazados de oveja.
Como reflejo de la desordenada campa?a opositora, tras los resultados de las principales encuestas de salida que daban la victoria a Sheinbaum, G¨¢lvez opt¨® por la prudencia. No as¨ª Marko Cort¨¦s ni Alito Moreno quienes ¡ªquemando las naves¡ª la dieron por vencedora.
La diferencia en la tendencia de votaci¨®n en favor de la cient¨ªfica fue tan copiosa como requerida. La brecha es barranco y alivio. Su magnitud parece sofocar el fuego avivado por algunos asesores de la campa?a opositora que suger¨ªan impugnar la elecci¨®n hasta con una diferencia de seis millones de votos. Un coletazo de rabia que ignora que lo que las urnas no dan, los tribunales no prestan.
Obrador est¨¢ de gala. Los resultados presidenciales cargan consigo dos premios adicionales. Al final de su mandato, habr¨¢ desenmascarado opositores y reestructurado nuestro sistema de partidos.
A partir del 3 de junio, encuestadoras, expertos y analistas deber¨¢n ocupar el banquillo de los acusados. Rendir cuentas o marcharse. La dignidad del auditorio ¡ªahora conocedor de la verdad¡ª cumplir¨¢ el deseo de Andr¨¦s Manuel: ir matando canallas (con su ca?¨®n de futuro).
El sistema de partidos luce humeante. La escena del crimen es desoladora. El PRD perder¨¢ su registro. Al PRI ¡ªcon su irrisorio nivel de votaci¨®n y sus monumentales negativos¡ª dif¨ªcilmente volveremos a verlo en una boleta electoral. Movimiento Ciudadano canta mientras luce sano y vigoroso con un 10% de la votaci¨®n presidencial. El PAN, con su raqu¨ªtico 17%, se consolida como el principal partido de oposici¨®n. Tras una campa?a camuflada, mucho tendr¨¢ que hacer para recuperar su identidad partidista.
En las elecciones locales, las empresas demosc¨®picas tampoco quedaron a deber. Si nada cambia, Morena pintar¨¢ de guinda Ciudad de M¨¦xico, Chiapas, Morelos, Puebla, Tabasco y ¡ªcomo no todo en el obradorismo es justo ni consecuente¡ª, Veracruz. La oposici¨®n conservar¨¢ lo esperado: Guanajuato y, con algo de suerte, Yucat¨¢n. Movimiento Ciudadano pelea palmo a palmo con Morena la gubernatura de Jalisco.
Tiempos nuevos comienzan: habemus presidenta. Setenta a?os despu¨¦s de que a las mujeres nos reconocieran derechos pol¨ªticos, al pa¨ªs por fin lo transformamos.
En el corto plazo, la elecci¨®n de una mujer como titular del Ejecutivo federal es s¨ªmbolo de progreso y un potente acelerador de cambios. Esta elecci¨®n desafiar¨¢ estereotipos de g¨¦nero y contribuir¨¢ a que las mujeres seamos relacionadas de forma directa con aptitudes de liderazgo y poder. A largo plazo, el impacto del cambio tampoco es balad¨ª. Inspirar¨¢ a futuras generaciones de mujeres a aspirar a roles de liderazgo e impulsar¨¢ cambios estructurales. Pero ser mujer no basta: Claudia deber¨¢ gobernar con plena consciencia de los problemas espec¨ªficos que nos afectan. Su mandato deber¨¢ enfocarse ¡ªentre tanto m¨¢s¡ª en pol¨ªticas que aborden y mitiguen las desigualdades y desaf¨ªos particulares que enfrentamos.
A la presidenta se le recomienda portar casco y gafas de seguridad: las desautorizaciones le llover¨¢n en la forma de adjetivos, demostrando la incomodidad que provoca una mujer al mando. Ser¨¢ etiquetada de fr¨ªa, autoritaria, d¨¦spota y engre¨ªda. Castigos impuestos a las mujeres con exceso de voluntad.
La realidad es que hoy, sin ventajas artificiales ni empujones, bas¨¢ndose en su propio camino recorrido, una mujer ha sido elegida para dirigir los destinos de la naci¨®n. A ver qui¨¦n se atreve a afirmar que lo que sucedi¨® aqu¨ª no fue una transformaci¨®n. A ver qui¨¦n se atreve a afirmar que en este pa¨ªs no cambi¨® nada.
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