La Cuauht¨¦moc: ser¨¢ de Monreal o no ser¨¢
Los argumentos de Monreal ¡ªla hija¡ª har¨ªan enfurecer tambi¨¦n a cualquier (aut¨¦ntica) feminista. Afirma, por ejemplo, que Rojo de la Vega la invisibiliz¨® al mencionarla solo por su apellido
La historia arranca con un joven Ricardo Monreal, abogado zacatecano, atravesando un p¨¢ramo desierto. De repente, aparecen tres brujas. Traen consigo dos profec¨ªas: Ricardo nunca ser¨¢ presidente de M¨¦xico. El destino no lo quiere, la historia no lo necesita. Pero ¨¦l y su hija, eso s¨ª, gobernar¨¢n la alcald¨ªa Cuauht¨¦moc.
Ricardo Monreal ha dedicado su vida a enmendar la primera profec¨ªa. Ha sido diputado tres veces, senador dos, jefe delegacional en Cuauht¨¦moc ¡ªel primer acto de la segunda profec¨ªa¡ª y gobernador de su natal estado. Para lograrlo, ha cruzado fronteras partidarias como si de puertas se tratase: del PRI al PRD, del PT a Movimiento Ciudadano y, finalmente, a Morena. En su camino, ha traicionado parejo.
Recordar¨¢n que el zacatecano tambi¨¦n aspir¨® a ser Jefe de Gobierno de la CDMX en 2018. Sin embargo, esa contienda la gan¨® la pr¨®xima presidenta porque, en palabras de Inti Mu?oz, Monreal: ¡°significaba y significa la pol¨ªtica priista pre?ada de la doble cara; [¡] la que cree que siempre hay una mano negra y si no, la inventa. La pol¨ªtica opaca de la verticalidad patriarcal¡±. No conseguir la jefatura de la Ciudad debe haberlo llenado de rabia: hoy sabemos que ese era el ¨²ltimo pelda?o antes de la cima.
Con la herida a¨²n abierta, Monreal volvi¨® a cambiar de bandera en las elecciones intermedias de 2021. Esta vez, su lealtad coquete¨® con Sandra Cuevas. Un movimiento calculado que min¨® las bases del proyecto obradorista en la reiterada alcald¨ªa: Dolores Padierna sucumbi¨® bajo fuego amigo.
Luego vino el ajuste k¨¢rmico. El sue?o de Ricardo de alcanzar la presidencia fue velado y sepultado tras un humillante rev¨¦s. En la interna de Morena para designar al Coordinador de los Comit¨¦s de Defensa de la Cuarta Transformaci¨®n, el abogado qued¨® ¨²ltimo. Cinco por ciento ara?¨®. Las brujas no se equivocaron: Ricardo Monreal nunca ser¨¢ presidente de M¨¦xico.
La segunda profec¨ªa todav¨ªa anda suelta.
Hace pocos d¨ªas, recordando las palabras de las brujas, Macbeth ¡ªperd¨®n, Monreal¡ª exigi¨® al destino cumplir su promesa. Con la profec¨ªa y la ambici¨®n en mano, logr¨® anular la elecci¨®n en la que Catalina, su hija, fue derrotada. Que la sangre de su sangre recupere lo que es suyo.
Retrocedamos un paso en la historia.
En las ¨²ltimas elecciones de la Ciudad de M¨¦xico, se enfrentaron, de dos a tres ca¨ªdas sin aparente l¨ªmite de tiempo, Alessandra Rojo de la Vega ¡ªfeminista compitiendo bajo la marca de Alito Moreno, Marko Cort¨¦s y Jes¨²s Zambrano (?de qu¨¦ se r¨ªen?)¡ª contra Catalina Monreal, m¨¢s conocida por sus lazos familiares que por su andar p¨²blico. Ning¨²n tipo de machismo atraviesa esta aclaraci¨®n.
?El bot¨ªn? La codiciada alcald¨ªa Cuauht¨¦moc, un tesoro que representa casi el 5% del PIB nacional. El galard¨®n que las brujas pronosticaron para Catalina.
As¨ª, tras unas elecciones cerradas, el pasado dos de junio, Rojo de la Vega venci¨® a Monreal por 11.000 votos. En medio de la marea guinda que inund¨® la capital, la oposici¨®n logr¨® conservar cinco de diecis¨¦is alcald¨ªas, entre ellas la Cuauht¨¦moc. M¨¢s val¨ªa resguardarlas y cerrar filas, no fuera que se las quisieran quitar.
As¨ª fue, los Monreal se lanzaron sobre su presa. Primero intentaron con un recuento de votos. Fracasaron. Luego vino la acusaci¨®n por violencia pol¨ªtica en raz¨®n de g¨¦nero. H¨¢game usted favor: violencia pol¨ªtica en raz¨®n de g¨¦nero. La misma acusaci¨®n con que Morena bate¨® en home run a X¨®chitl G¨¢lvez cuando intent¨® usarla contra el presidente.
Las maniobras de Catalina har¨ªan hervir la sangre de cualquier obradorista de cepa. Aquellos que han luchado porque se respeten los aut¨¦nticos triunfos electorales.
Los argumentos de Monreal ¡ªla hija¡ª har¨ªan enfurecer tambi¨¦n a cualquier (aut¨¦ntica) feminista. Afirma, por ejemplo, que Rojo de la Vega la invisibiliz¨® al mencionarla solo por su apellido, lig¨¢ndola as¨ª a su clan familiar. Asegura que est¨¢ sola en su lucha, que ning¨²n hombre la respalda. Descarados desvar¨ªos.
Dice que la narrativa de su v¨ªnculo con los Monreal influy¨® decisivamente en la orientaci¨®n del voto. ?Y c¨®mo no? Sostiene que eso afect¨® la equidad de la contienda. En otras palabras, ojal¨¢ Alessandra hubiera tenido un par de familiares con un historial pol¨ªtico turbio para emparejar la cancha.
Para ahorrarle al lector un par de p¨¢rrafos, le resumo: a Alessandra Rojo de la Vega intentan robarle la elecci¨®n por decir lo que muchos pensamos, no por ejercer violencia. La verdad no es violencia. A Catalina Monreal no se le juzga en su condici¨®n de mujer, sino en su condici¨®n familiar y por el apellido que representa. Catalina o Catalino, la acusaci¨®n ser¨ªa la misma.
La resoluci¨®n que los Monreal consiguieron del Tribunal Electoral de la Ciudad de M¨¦xico es tan recurrible como atroz. Primero, porque instrumentaliza y distorsiona un movimiento que representa sacrificios y aspiraciones femeninas leg¨ªtimas. Todo por puritita ambici¨®n. Todo por una profec¨ªa. Segundo, porque confirma los dichos de Rojo de la Vega: a Catalina Monreal la respaldan hombres poderosos en su cruzada.
Los antecedentes y normativa aplicable sugieren que la anulaci¨®n de la elecci¨®n no se sostendr¨¢. Ojal¨¢, donde Monreal buscaba m¨¢s poder, encuentre un nuevo tropiezo. Como relata Alejandro Almaz¨¢n en su libro ¡°Jefas y Jefes¡±, hay razones claras por las que Ricardo no lleg¨® a ser jefe de gobierno en 2018:
¡ª?Sabes por qu¨¦ Monreal no fue jefe de gobierno?
¡ª Por culpa de Monreal.
Ap¨²ntese gratis a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.