La familia Herrera, ¨²ltimo intento por llegar a Estados Unidos
Biden impulsa una regularizaci¨®n masiva, algo que queda demasiado lejos para quienes quieren migrar al pa¨ªs norteamericano en caravana y sin nada en los bolsillos
Son casi las 21.00 del domingo y, desde que hace cinco d¨ªas sali¨® de Honduras, Nancy Herrera ha tenido pocas alegr¨ªas. Primero recibi¨® palos y gases en Vado Hondo, en Guatemala. Al llegar a la frontera con M¨¦xico la detuvo un agente de migraci¨®n que exigi¨® casi 1.000 d¨®lares por dejarle seguir su camino. Y, cuando el extorsionador con traje oficial se dio cuenta de que no llevaba un peso ni para pagar la mascarilla que llevaba, el uniformado le propuso un negocio alternativo: le dar¨ªa trabajo en una de las mugrientas cantinas de la rivera del r¨ªo Suchiate donde podr¨ªa ejercer la prostituci¨®n a 40 quetzales (unos cinco d¨®lares) el ¡°servicio¡±. La ¨²ltima noche antes de aparecer frente a los periodistas la pas¨® en la plaza de Tec¨²n Uman, hasta que un polic¨ªa, con un puntapi¨¦ le orden¨® moverse de ah¨ª y desplazarse hasta el barro junto al r¨ªo.
La noche del domingo 17 de enero ha tenido su primera alegr¨ªa en varios d¨ªas. Ha logrado reencontrar a su hermano, de quien se separ¨® en la huida, y reagrupar a la familia. Los cinco, ella, su hijo Emerson, su hermano Melvin, su abuelo Santos y Elba, una mujer de Nicaragua a quien conocieron en la caravana, aparecen repentinamente entre la maleza del lado mexicano. Todos ellos cruzaron el Suchiate despu¨¦s de varias horas ocultos observando desde la orilla los movimientos de la Guardia Nacional y de los agentes de migraci¨®n mexicanos. Nancy aprovech¨® el relevo y los huecos que se abren en la muralla humana ordenada por L¨®pez Obrador para impedir el paso de la caravana, para cruzar el r¨ªo en el momento justo. De la mano iba siempre el peque?o Emerson, de cuatro a?os y cuatro dedos en la mano izquierda, porque el que le falta, dice su madre, ¡°se lo cortaron por culpa de las pandillas en Honduras¡±.
Cuando todos est¨¢n por fin secos y en un lugar tan seguro como el cajero de un banco en Ciudad Hidalgo, Nancy, de 23 a?os, se quiebra. ¡°La gente en Honduras no se est¨¢ muriendo de covid, sino de hambre¡±, dice. ¡°No hay trabajo, no hay dinero, no hay oportunidad para nada. Quienes no han podido pasar ahora lo volver¨¢n a intentar despu¨¦s¡±, dice en referencia a una caravana disuelta a golpes en el centro de Guatemala. Su abuelo Santos se lleva la mano al cuello recordando hasta donde le lleg¨® el agua en el mes de noviembre cuando los huracanes inundaron su casa y decidi¨® abandonar para siempre San Pedro Sula.
La primera conclusi¨®n es que el muro levantado inicialmente en M¨¦xico se ha movido ahora varios cientos de kil¨®metros al sur. En la actualidad, las caravanas son una carrera de obst¨¢culos donde la siguiente zanja esta cada vez m¨¢s al sur. Esta vez en Escuintla, a ocho horas de la frontera con M¨¦xico. La segunda es que el tama?o de las caravanas es cada vez mayor. La m¨¢s reciente, la que esta semana se estrell¨® con el muro de la polic¨ªa y los militares de Guatemala, de casi 9.000 personas era el doble que la anterior. La tercera conclusi¨®n es la externalizaci¨®n de los servicios de vigilancia. Estados Unidos le paso el encargo a M¨¦xico y M¨¦xico a Guatemala. El modelo impulsado por Trump que ha servido para que pa¨ªses pobres utilicen a pa¨ªses m¨¢s pobres que los anteriores para hacer de gendarmes. La cuarta es que ninguna de las medidas propuestas por el nuevo presidente Joe Biden les beneficiar¨¢. El proceso de regularizaci¨®n de inmigrantes que impulsa el nuevo mandatario aplica para quienes estaban en Estados Unidos antes del 1 de enero.
L¨®pez Obrador dijo antes de la investidura de Biden que era importante llevar a la agenda bilateral la promesa de una reforma migratoria, un tema que M¨¦xico ha perseguido desde hace dos d¨¦cadas y que es prioritario por los m¨¢s de 38 millones de personas de origen mexicano que viven en Estados Unidos.
Con este panorama, una de las opciones que gana fuerza es la de quedarse en M¨¦xico, sin embargo, los planes de impulsar un Plan Marshall que ayude al desarrollo econ¨®mico de Centroam¨¦rica se han quedado hasta el momento en el papel tras la indiferencia de la Administraci¨®n Trump y la poca colaboraci¨®n de los pa¨ªses centroamericanos. En consecuencia, la respuesta del Gobierno de L¨®pez Obrador ha sido militarizar la frontera y desplegar a miles de efectivos de la Guardia Nacional a lo largo de casi 1.000 kil¨®metros de frontera entre Guatemala y M¨¦xico. No obstante, tras el paso de los huracanes Iota y Eta por Centroam¨¦rica la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s grave y cientos de miles de hondure?os viven en casi la indigencia tras las inundaciones. Las caravanas fueron una v¨¢lvula de escape que ha quedado truncada tras el activo papel de Guatemala para frenarlas.
Tres d¨ªas despu¨¦s, el mi¨¦rcoles, encontramos a la familia Herrera, Nancy, Santos, Melvin y Emerson, durmiendo en un miserable hotel de Tapachula donde han podido meterse gracias a la caridad de los mexicanos. Junto a otros centroamericanos y caribe?os que intentan lograr sus papeles como refugiados un enorme haitiano que sigue la ceremonia de Biden en un tel¨¦fono celular les recuerda que aunque escuchen buenas palabras de Biden nada va a cambiar para ellos. Michael Elysee, nacido en Puerto Pr¨ªncipe, les recuerda que fue deportado por Obama con un discurso mucho m¨¢s amable que Trump hacia los migrantes. ¡°Se fue el demonio blanco¡± dice en referencia a Trump, ¡°pero yo fui deportado por Obama el primer d¨ªa que puse un pie en Estados Unidos¡±, dice en creole. Su Administraci¨®n bati¨® el r¨¦cord de deportaciones y regres¨® a 2,5 millones de indocumentados entre 2009 y 2015. Esta vez desde el norte llegan noticias m¨¢s alegres y aunque pocos creen que vaya a cambiar la situaci¨®n, al menos la dial¨¦ctica ya no es agresiva y matona. Eso, que parece un detalle menor, es uno de los pocos mensajes felices que llegan a un hotel fronterizo.
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