Mois¨¦s, doblemente preso en Panam¨¢
Las prisiones paname?as se han convertido en el territorio privilegiado de la covid-19
En el espejo del coronavirus, nuestro mundo muestra descaradamente todos sus defectos, sus asimetr¨ªas y sus monstruosidades. ?Cu¨¢nto hemos aprendido sobre nuestra sociedad en estos ¨²ltimos meses! Una de las historias m¨¢s aterradoras que he escuchado al respecto es lo que sucede en los penales de Panam¨¢, pa¨ªs con el que tengo v¨ªnculos estrechos y sentimentales. Mi esposo es paname?o y conserva all¨¢ muchos amigos de distintas edades. Uno de ellos es Mois¨¦s, un joven negro que creci¨® en Chorrillo, quiz¨¢s el barrio m¨¢s desfavorecido de la ciudad, y en situaci¨®n de calle ¡ªsu madre se dedicaba al comercio il¨ªcito y fue a dar a la c¨¢rcel cuando ¨¦l era un ni?o¡ª. Para sobrevivir, Mois¨¦s se especializ¨® en el robo, primero al menudeo y luego a los grandes capitales. Hace unos meses cay¨® preso en la ciudad de Col¨®n, situada en la costa del Caribe, justo en la entrada del canal de Panam¨¢. Yo estuve ah¨ª una vez y la recuerdo como una ciudad sucia, ca¨®tica y de una belleza decadente: grandes casonas antiguas, a veces abandonadas, otras ocupadas por una gran cantidad de gente, en un clima muy h¨²medo y sofocante.
Desde que cay¨® preso, Mois¨¦s se comunica frecuentemente con nosotros. No tiene celular, pero se lo pide a uno de sus conocidos y desde ah¨ª nos llama o nos deja mensajes muy descriptivos de su situaci¨®n. Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s peculiares de ese penal, conocido como ¡°Custody¡±, es que est¨¢ gestionado por los presos. No hay polic¨ªas deambulando por los pasillos ni vigilando los patios comunes, por la simple raz¨®n de que al gobierno no le importa lo suficiente para invertir en ello. Como ocurre en muchos pa¨ªses latinoamericanos, el sistema penitenciario en Panam¨¢ es muy deficiente. Los procesos judiciales son lentos y solo se agilizan si el prisionero puede contratar a un buen abogado. Tampoco existe un sistema de trabajo gracias al cual los reos puedan reducir su condena. Cuando alguien entra ah¨ª, es muy dif¨ªcil que vuelva a salir, a menos que tenga mucho dinero.
Las cosas empeoraron para Mois¨¦s a partir del mes de marzo en el que la pandemia lleg¨® a Panam¨¢ y la poblaci¨®n se vio obligada a seguir una cuarentena muy estricta, quiz¨¢s m¨¢s que en los pa¨ªses europeos, pues la gente s¨®lo puede salir de sus casas a buscar comida dos veces a la semana, en funci¨®n del n¨²mero de su c¨¦dula de identidad y de su g¨¦nero, hombre o mujer; los transexuales lo tienen muy dif¨ªcil, y los menores de edad no pueden salir nunca. En el penal, el n¨²mero de contagios se multiplic¨® muy r¨¢pidamente, sin que hubiera nadie que atendiera a esos enfermos. El pabell¨®n donde vive Mois¨¦s es uno de los m¨¢s afectados por la covid-19. Dado que nadie lleg¨® para ocuparse del asunto, los presos se vieron obligados a gestionar la cuarentena ah¨ª dentro, como todo lo dem¨¢s. Impusieron horas de salida al patio, y otros espacios comunes, una hora al d¨ªa para cada persona. El resto del tiempo deben permanecer confinados en su celda. ¡°Es como estar doblemente preso¡±, asegura Mois¨¦s. Aunque estas medidas ayudaron a reducir un poco el n¨²mero de casos, la realidad es que las prisiones se han convertido en el territorio privilegiado de la covid-19.
La situaci¨®n en la c¨¢rcel de mujeres de la misma ciudad ¡ªque lleva el parad¨®jico nombre de ¡°Nueva Esperanza¡±¡ª se encuentra en una situaci¨®n muy semejante. Hace unos d¨ªas, un grupo de convictas se filmaron en un video estremecedor, en el que explican el peligro que corren, y lograron colocarlo en las redes sociales. Ped¨ªan volver a casa hasta el fin de la cuarentena, para estar con sus hijos y ser atendidas en caso de contagio. Anunciaron tambi¨¦n el comienzo de una huelga de hambre en ambas prisiones, para exigir atenci¨®n sanitaria y el reinicio inmediato de las gestiones judiciales, detenidas por completo desde hace m¨¢s de un mes. Pero ese grito de auxilio no ha sido escuchado hasta la fecha. La evasi¨®n es un delito muy penado. ?Es preferible arriesgarse a morir?, preguntan las mujeres. Por desgracia, esta situaci¨®n no es exclusiva a los penales de Panam¨¢. Tambi¨¦n en Colombia, Per¨² y Brasil ha habido motines en estos ¨²ltimos meses a causa de la pandemia. Mi marido y yo sabemos del estigma que pesa sobre los convictos. Es probable que al leer esto algunas personas piensen incluso que se lo merecen, as¨ª hayan cometido delitos menores o sean inocentes. Yo en cambio creo que nadie se merece algo as¨ª. ¡°Muchos de los que estamos aqu¨ª no somos ningunos santos¡±, concedi¨® Mois¨¦s durante su ¨²ltima llamada telef¨®nica, ¡°pero tambi¨¦n los presos tenemos derecho a la vida y ese derecho no se est¨¢ respetando¡±.
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