Sin balas de plata
El virus no es un hombre lobo, algo que podamos matar con un disparo. Va a ser dif¨ªcil borrarlo y seguir como si nada
?Se acuerdan? La primera salvaci¨®n a la que nos tratamos de acoger fue que el virus resultase menos agresivo de lo que suger¨ªan los n¨²meros. Eran los tiempos del ¡°es s¨®lo una gripe¡±. Pero los estudios de letalidad nos dejan cifras que, incluso en el caso m¨¢s optimista, lo sit¨²an varios ¨®rdenes de magnitud por encima de los virus con los que ya convivimos (entre cuatro y cuarenta veces m¨¢s letal).
Casi en paralelo se propuso la estrategia de alcanzar la inmunidad de grupo: si en torno a un 60% de la poblaci¨®n lo contrae y desarrolla anticuerpos, el virus dejar¨¢ de tener anfitriones para propagarse. Pero si Wuhan no bast¨® como ejemplo, lleg¨® Ir¨¢n, Lombard¨ªa, Madrid, Nueva York y Guayaquil para advertirnos del alt¨ªsimo precio que puede pagar una sociedad que se decida por esta v¨ªa. Adem¨¢s, ni siquiera sabemos si la inmunidad le durar¨ªa a cada persona m¨¢s de unos meses.
Despu¨¦s lleg¨® la esperanza del tratamiento: desde el uso de medicamentos existentes adaptado hasta el dise?o de nuevos f¨¢rmacos, el hecho es que todav¨ªa carecemos de evidencia concluyente sobre ninguno de ellos. Y, cuando la tengamos, es probable que lo ¨²nico que logremos (que ya ser¨¢ mucho) sea reducir parcialmente la gravedad de la enfermedad.
Inevitablemente, pensamos en la vacuna, ep¨ªtome de soluci¨®n ¨²ltima. Pero si no bastase con las complejidades de dise?ar en poco tiempo una vacuna que funcione para un nuevo pat¨®geno, ?qu¨¦ hay de su producci¨®n a la escala necesaria, pr¨¢cticamente una por persona en el mundo entero? ?A qui¨¦n y ad¨®nde llegar¨¢ antes la supuesta vacuna? Eso por no hablar del experimento a escala nunca vista que supondr¨ªa vacunar a miles de millones de personas de manera s¨²bita, no gradual.
Ahora, la normalidad parece que nos la devolver¨¢n los planes de desescalada que se van implementando tras la primera ola de contagios, como pasa en Espa?a. Pero la realidad es que quedan millones de personas susceptibles a una eventual segunda ola.
No: el virus no es un hombre lobo, algo que podamos matar con una sola bala de plata para despu¨¦s pasar a otra cosa. De momento, se parece m¨¢s, por desgracia, a esos problemas de pol¨ªtica p¨²blica con los que nos toca convivir: pobreza, desigualdad, violencias, otras enfermedades. Vacunas, tratamientos, mascarillas, planes e inmunidades ser¨¢n fundamentales para gestionarlo. Pero va a ser dif¨ªcil borrarlo y seguir como si nada. @jorgegalindo
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