Cr¨ªtica pol¨ªtica est¨¦ril
No es razonable abordar un an¨¢lisis cr¨ªtico del desconfinamiento sobre una l¨®gica perversa asentada en insinuaciones de un pretendido castigo a aquellos territorios gobernados por una oposici¨®n combativa
No le faltaba raz¨®n al Gobierno cuando reivindicaba para s¨ª el dise?o y la ejecuci¨®n de la desescalada. La crispaci¨®n de las ¨²ltimas semanas confirma la oportunidad de que sea un mando ¨²nico el responsable de coordinar un proceso que condiciona la recuperaci¨®n de la libertad de movimiento de las personas y la reactivaci¨®n de la econom¨ªa, hasta lograr la anunciada nueva normalidad en todo el territorio. Asusta la hostilidad con la que cada semana se recibe la decisi¨®n del Ministerio de Sanidad avalando o rechazando el paso de fase; a pesar de que tal decisi¨®n se apoya en par¨¢metros t¨¦cnicos pensados para hacer frente a una potencial escalada de contagios.
Realmente llama la atenci¨®n la falta de lealtad y la gran irresponsabilidad que destilan las declaraciones de algunos l¨ªderes auton¨®micos. Resulta dif¨ªcil de entender que la forma de discutir el resultado de un proceso consista en cuestionar sistem¨¢ticamente el procedimiento, los indicadores elegidos, la transparencia con la que estos son aplicados o los motivos ¡ªsupuestamente espurios¡ª que impulsar¨ªan a personal t¨¦cnico de la Administraci¨®n del Estado a favorecer a unos territorios.
No es razonable abordar un an¨¢lisis cr¨ªtico del desconfinamiento sobre una l¨®gica perversa asentada en insinuaciones de un pretendido castigo a aquellos territorios gobernados por una oposici¨®n combativa como la que representa Madrid. M¨¢s cre¨ªble resulta imaginar que un ca¨®tico (des)gobierno de coalici¨®n entre el PP y Ciudadanos est¨¢ dispuesto a introducir tensi¨®n y polarizar la vida pol¨ªtica hasta el extremo, evitando as¨ª ofrecer explicaciones sobre la debilidad de sus estructuras sanitarias.
Ahora, m¨¢s que nunca, las energ¨ªas de los Gobiernos auton¨®micos deber¨ªan estar orientadas a corregir y, en su caso, fortalecer las estructuras que permitan luchar contra la pandemia y sus efectos. Habr¨¢ tiempo, sin duda, para saldar responsabilidades con quien ha tenido que pilotar esta crisis.
Mientras tanto, es pertinente recordar la conveniencia de no convertir el debate pol¨ªtico entre distintos niveles de gobierno en un est¨¦ril combate por el poder que en nada mejore la vida de las personas.
En momentos tan dif¨ªciles como los que estamos viviendo, y pensando en la ardua tarea de reconstrucci¨®n que tenemos por delante, debemos exigir a todos los que nos representan un esfuerzo m¨¢s firme para reforzar la confianza de los ciudadanos en la pol¨ªtica y en su capacidad para garantizar el progreso de la sociedad. Quienes no se comprometan a hacerlo, ya sean Gobierno u oposici¨®n, deber¨ªan quedar inhabilitados para liderar el dise?o de un futuro que se antoja dif¨ªcil, pero que ha de seguir siendo esperanzador para todos.
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