Da?o incalculable
Trump atiza la tensi¨®n racial y sigue socavando las instituciones de EE UU
Estados Unidos se enfrenta a una de las crisis m¨¢s graves de las ¨²ltimas d¨¦cadas con un sistema pol¨ªtico bajo tensi¨®n, una sociedad quebrada y el peor presidente imaginable en la Casa Blanca. La gesti¨®n de m¨¢s de 100.000 muertos por la covid-19, de 40 millones de desempleados y de la mayor recesi¨®n desde la Gran Depresi¨®n supondr¨ªa una dificultad sin precedentes incluso para el mandatario m¨¢s decente y experimentado. Con Donald Trump, la situaci¨®n se vuelve explosiva, como lo ha demostrado esta semana al avivar la tensi¨®n, en vez de calmarla, durante las protestas mayoritariamente pac¨ªficas por la muerte en Minneapolis, el 25 de mayo, de un hombre negro a manos de un polic¨ªa blanco. Todo esto sucede en un a?o electoral, cuando los ciudadanos de la primera econom¨ªa del mundo y primera potencia militar se preparan para decidir el 3 de noviembre si el republicano Trump contin¨²a cuatro a?os m¨¢s o lo sustituyen por el dem¨®crata Joe Biden.
Al jurar el cargo el 20 de enero de 2017, Trump anunci¨® que pondr¨ªa fin a lo que hiperb¨®licamente llam¨® ¡°la carnicer¨ªa americana¡± para referirse a la supuesta herencia de declive que le dejaba su antecesor, Barack Obama. El paisaje, tres a?os y medio despu¨¦s, s¨ª es desolador: im¨¢genes de edificios en llamas y de militares desplegados en n¨²cleos urbanos, saqueadores en los comercios del centro de Nueva York y otras grandes ciudades, toques de queda y un presidente que, en uno de los momentos m¨¢s complicados de la historia reciente de un pa¨ªs internamente sometido a una polarizaci¨®n extrema y en el exterior desafiado en su hegemon¨ªa mundial, echa gasolina al fuego y conf¨ªa en sacar r¨¦ditos electorales present¨¢ndose como el candidato de la ley y el orden. A la cat¨¢strofe sanitaria y econ¨®mica, compartida con otros pa¨ªses golpeados por la pandemia, se a?ade otra que el propio presidente no ha tenido empacho en usar desde que se lanz¨® a la pol¨ªtica: el racismo, trauma fundacional de Estados Unidos.
Las tensiones actuales no han empezado con Trump. La historia de la discriminaci¨®n contra la poblaci¨®n procedente de ?frica podr¨ªa remontarse hasta 1619, cuando llegaron los primeros barcos con esclavos a las colonias brit¨¢nicas en Am¨¦rica del Norte. La esclavitud desencaden¨® en 1861 una guerra civil que termin¨® cuatro a?os despu¨¦s con su abolici¨®n, aunque dio paso a un siglo de segregaci¨®n legal en los Estados del Sur. El fin de la segregaci¨®n en los a?os sesenta no termin¨® con la discriminaci¨®n. En la educaci¨®n, en la vivienda o en el trabajo, los descendientes de los esclavos siguieron sufriendo desventajas. Y ante la ley y el orden. Los negros de EE UU representan un 33% de la poblaci¨®n carcelaria y un 23% de las v¨ªctimas mortales de la polic¨ªa, mientras que suponen un 13% de la poblaci¨®n total, seg¨²n datos del Pew Research Center y de la web Mapping Police Violence. Obama, el primer presidente afroamericano, no pudo remediarlo.
Trump, en vez de intentar buscar alguna soluci¨®n, agrava la crisis. En vez de unificar una naci¨®n, la separa. En vez de curar las heridas, las reabre con sus palabras incendiarias y ofensas a las minor¨ªas. En vez de buscar la cooperaci¨®n con los Estados o de la oposici¨®n para gestionar una crisis compleja ¡ªsanitaria, econ¨®mica, racial¡ª, ha instalado la improvisaci¨®n en el centro del poder planetario. En vez de defender el inter¨¦s nacional, sus instituciones y los valores que este pa¨ªs representa, los socava desde el mism¨ªsimo Despacho Oval, y permite a la autoritaria China mostrarse como potencia ejemplar y como factor de orden frente al caos de la democracia estadounidense, potencia en retirada. Nada de esto es nuevo, nada deber¨ªa sorprender, pues ha sido el m¨¦todo del presidente de Estados Unidos desde que lleg¨® al poder. Y en otro contexto, con crecimiento econ¨®mico y estabilidad internacional, quiz¨¢ los da?os ser¨ªan limitados. Ahora, con la pandemia a¨²n activa, una gran recesi¨®n en marcha y la perspectiva de un cambio de liderazgo mundial, el da?o es incalculable.
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