Semestre in¨²til
No hay avances, sino retroceso, en las negociaciones para un acuerdo posterior a la retirada del Reino Unido
Los dirigentes de las principales instituciones de la UE ¡ªComisi¨®n, Consejo Europeo, Parlamento¡ª mantuvieron ayer una educada cumbre con el primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson. Sirvi¨® para certificar lo descontado: que no hay avances, sino retroceso, en las negociaciones para un acuerdo posterior a la retirada del Reino Unido, a fin de a?o; que continuar¨¢n las conversaciones e incluso se intensificar¨¢n, pues lo cort¨¦s no quita lo valiente, y que, en fin, nadie apuesta un penique a que el resultado final revierta la trayectoria al abismo que ha dise?ado el equipo de Johnson. El mejor s¨ªmbolo de la inanidad de esta cumbrecilla es que concluy¨® con un sucinto comunicado y ni siquiera dio lugar a una conferencia de prensa conjunta.
Se agradece la claridad. No pod¨ªa ser menos cuando las rondas negociadoras sostenidas durante este semestre, una vez Londres oficializ¨® la retirada a final de enero, concluyeron en la nada. Conviene que la buena gente de aqu¨ª y de all¨¢ sepa a qu¨¦ atenerse: como obras son amores y no buenas razones, hay que juzgar los resultados de las negociaciones del periodo por s¨ª mismos.
Equivalen a cero. No solo no ha habido ning¨²n avance significativo en ning¨²n ¨¢mbito clave, sino que se han registrado retrocesos donde exist¨ªan atisbos de sinton¨ªa. En lo ya pactado, el Gobierno de Johnson ha desvirtuado la tangibilidad y eficacia de las aduanas entre la isla brit¨¢nica e Irlanda del Norte, seg¨²n se hab¨ªa acordado, remiti¨¦ndolas a un asunto de tr¨¢mite. Y en lo que queda por acordar: un r¨¦gimen futuro de acogida a las migraciones mutuas, que permita a los nuevos residentes brit¨¢nicos en Europa no sentirse extra?os, y a la inversa: la nueva ley inmigratoria brit¨¢nica lo obstaculiza.
Pero donde el semestre ha resultado perfectamente in¨²til ¡ªa lo que ha contribuido el car¨¢cter virtual de las reuniones negociadoras¡ª ha sido en los asuntos de la pesca y del mantenimiento de los est¨¢ndares comunes necesarios para sustentar el mercado interior europeo y facilitar el acceso al mismo de los productos brit¨¢nicos.
Se esperaba que en la pesca (la v¨ªa de que los continentales sigan faenando en los caladeros brit¨¢nicos), de tan m¨ªnimo peso econ¨®mico, pero tan simb¨®lica, se alcanzase una entente este junio, facilitando una ampliaci¨®n del periodo transitorio. Londres ha optado por encastillarse en el tr¨¢gala de unos asfixiantes acuerdos anuales, sin cesi¨®n alguna, a la espera de obtener contrapartidas para un acceso preferente de sus servicios financieros a la UE. Y ha rechazado el alineamiento regulatorio que le permitir¨ªa un mejor abordaje al comercio intraeuropeo, a lo que se dispon¨ªa Theresa May.
Es el Reino Unido quien se va y pide privilegios. Si en nada cede es que no le interesan. Si el fervor patri¨®tico le compensa el desastre econ¨®mico, es su problema.
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