Treinta siglos
Cuando el rey em¨¦rito entr¨® en negocios con los monarcas sauditas fue recibido como un ¡°hermano". Por lo cual se le acompa?¨® el conjunto de regalos y obsequios rituales que hoy le valen un juicio y una desgracia
En ¨¦pocas premodernas, cuando los imperios carec¨ªan de comunicaciones r¨¢pidas, era costumbre negociar mediante escritos sobre tablas de arcilla y con pactos familiares. As¨ª, por ejemplo, gracias a los Archivos de Amarna conocemos las relaciones de los faraones con monarcas hititas, babilonios, sirios, cananeos y mic¨¦nicos. Cuando llegaban a un acuerdo los reyes se convert¨ªan en hermanos, y siempre que se pactaba algo lo acompa?aban de regalos fabulosos. As¨ª, el misterioso fara¨®n Amenofis III, llamado Ajenat¨®n, recibi¨® una tablilla de su ¡°hermano¡± Tushratta, rey de Mitanni, en la que le anuncia un env¨ªo de seis carros, siete caballos, dos sirvientes, f¨ªbulas, pendientes, anillos de oro y un pomo de aceite perfumado para su esposa Kelu-Hepa. Estos y m¨¢s ejemplos vienen en 1177 a. C., de Eric H. Cline (Cr¨ªtica), donde relata el derrumbe de las civilizaciones mediterr¨¢neas en ese preciso a?o.
Treinta siglos m¨¢s tarde muchos pa¨ªses siguen siendo premodernos y por lo tanto no es raro que los monarcas espa?oles sean ¡°hermanos¡± para los reyes de Marruecos y as¨ª se traten mutuamente. De modo que cuando el em¨¦rito rey Juan Carlos entr¨® en negocios con los monarcas saud¨ªes con el fin de ayudar a la ¨²nica industria espa?ola con peso internacional, la de ferrocarriles, fue recibido como ¡°hermano¡± de los monarcas ¨¢rabes. Por lo cual se le acompa?¨® el conjunto de regalos y obsequios rituales que hoy le valen un juicio y una desgracia.
No se trata de justificar nada, sino de poner un rito arcaico en su lugar y as¨ª quiz¨¢s entender algunos actos que hoy son delictivos, pero no lo eran hace medio siglo. Aunque no se perdonen, que por lo menos no supongan una infamia. La justicia siempre se ha de acompa?ar por la comprensi¨®n.
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