El boicot de L¨®pez Obrador contra la 4T
La rijosidad del presidente al confrontar a los dos M¨¦xico ha convertido en rivales a sectores que pudieron ser aliados o por lo menos testigos pasivos de su estrategia
El Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, contra lo que muchos piensan, constituye un intento para apuntalar un sistema que se encuentra agotado y urgido de medidas correctivas que, de no tomarse, podr¨ªan desestabilizarlo. La corrupci¨®n, el descr¨¦dito de su clase pol¨ªtica por los excesos, la desigualdad social, sectorial y regional, y los niveles de criminalidad hab¨ªan llegado al punto de que la exasperaci¨®n por parte del M¨¦xico desatendido pod¨ªan provocar brotes de explosi¨®n social. Las muestras lo vemos todos los d¨ªas: linchamientos, bloqueos de las v¨ªas p¨²blicas, guardias autoarmadas, saqueos, justicia por mano propia y un largo etc¨¦tera. Llamaradas puntuales, aunque cada vez m¨¢s frecuentes, s¨ªntoma de que algo m¨¢s grave se est¨¢ cocinando en el subsuelo de la inconformidad social.
Frente a este tipo de situaciones la historia suele ofrecer dos opciones, reformar el sistema o reprimir (adem¨¢s de una tercera: revoluci¨®n, cada vez m¨¢s improbable en un mundo tan globalizado e interdependiente). Las elecciones de 2018 ofrecieron la posibilidad de incurrir en la primera. El sector m¨¢s descontento pudo expresar pol¨ªtica y democr¨¢ticamente su insatisfacci¨®n. L¨®pez Obrador es la respuesta a esta manifestaci¨®n y su Gobierno constituye la reforma que el sistema estar¨ªa necesitando, aunque no lo supiera y muchos no la desearan.
El cambio propuesto por el Gobierno de la Cuarta Transformaci¨®n (4T) est¨¢ centrado en una serie de pol¨ªticas p¨²blicas encaminadas a acotar la desigualdad social y regional, abatir la corrupci¨®n y ensayar otra estrategia contra la inseguridad sin trastocar las relaciones con Estados Unidos, sin provocar endeudamiento p¨²blico, privatizaciones o ensanchamiento del Estado, sin represi¨®n pol¨ªtica o policiaca, sin incremento en los impuestos o la inflaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de la narrativa radical que unos y otros se han echado en cara, en realidad lo que hemos vivido en dos a?os es un intento de reforma social orientado a paliar los excesos sin desestabilizar el edificio econ¨®mico y social.
Desde luego que un r¨¦gimen de contenci¨®n, dieta y ejercicios no es algo que todos desean, e incluso los que est¨¢n dispuestos a asumirlo, pueden diferir sobre la modalidad e intensidad del cambio.
Consciente de ello, al tomar posesi¨®n L¨®pez Obrador hizo un llamado a todos los ciudadanos, particularmente al tercio m¨¢s pr¨®spero, para hacer un alto al camino de crecimiento a ultranza y atender a los pobres por el bien de M¨¦xico en su conjunto. Y justo es lo que ha puesto en marcha. El combate a la corrupci¨®n, el saneamiento de las finanzas p¨²blicas empezando por la recaudaci¨®n de impuestos, el fin de los excesos en el gasto suntuario, los proyectos de inversi¨®n en el sureste empobrecido, el aumento sustancial del salario m¨ªnimo y sobre todo la enorme transferencia directa de recursos a los necesitados han sido medidas destinadas a mitigar el descontento social y la precariedad de los desesperados. Tan es as¨ª que, antes del coronavirus, los indicadores hab¨ªan comenzado a mostrar por primera vez en lustros, un mejoramiento del poder adquisitivo real de las clases populares.
Mirado sin apasionamientos, el Gobierno de la 4T habr¨ªa sido el r¨¦gimen de dieta y ejercicio que el sistema necesitaba luego de los excesos y desequilibrios de los ¨²ltimos a?os. Podr¨ªa no ser placentero, de la misma manera que no lo es cualquier disciplina que nos somete a privaciones desacostumbradas, pero resultaba indispensable para no incurrir en enfermedades mayores.
Por desgracia, el responsable de aplicar ese r¨¦gimen perdi¨® de vista su propia convocatoria. Poco a poco se fue alejando del jefe de Estado de ese primer momento, capaz de concitar el inter¨¦s del M¨¦xico de arriba para ayudar al de abajo, hasta devenir en un instigador de la confrontaci¨®n entre los dos M¨¦xicos. O, para seguir la met¨¢fora del gimnasio, en un entrenador que en lugar de motivar al usuario a esforzarse lo cubri¨® de denuestos implacables sobre su gordura y malos h¨¢bitos.
En la pr¨¢ctica la rijosidad del presidente al confrontar a los dos M¨¦xicos ha convertido en rivales a sectores que pudieron ser aliados o por lo menos testigos pasivos de su estrategia de reformas. Era complicado pero muy factible convencer a los otros poderes f¨¢cticos sobre la conveniencia de introducir un poco de autodisciplina en aras de conseguir un pa¨ªs m¨¢s sano. Ahora, en cambio, amplios y poderosos sectores de la poblaci¨®n se declaran adversarios y se disponen a convertirse en un obst¨¢culo de las reformas de L¨®pez Obrador.
Lo anterior se traduce en malas noticias para los pobres. Despu¨¦s de todo el 75% de la actividad econ¨®mica depende de la inversi¨®n privada nacional y extranjera, buena parte de la cual cada vez se muestra m¨¢s preocupada y desactivada por la actitud del mandatario.
Hay en el presidente una pulsi¨®n inexplicable que lo lleva a convertirse en un boicoteador de su propio proyecto. Su temible imprecaci¨®n ¡°mi pecho no es bodega¡±, esgrimida varias veces a la semana como justificaci¨®n, suele ser un desahogo de alguna frustraci¨®n procedente quiz¨¢ de su largo calvario como opositor, pero invariablemente termina dinamitando puentes con otros actores sociales; y, en esa medida, socavando el piso del jefe de Estado que desea sumar esfuerzos para su cruzada.
Hay en L¨®pez Obrador un impulso autogratificante que lo lleva al revanchismo y a convertirse en lo que sus rivales de siempre hab¨ªan profetizado. Nunca estuve de acuerdo con el calificativo de ¡°mes¨ªas tropical¡± que le endilg¨® Enrique Krauze, ?pero qu¨¦ replicar frente a los dec¨¢logos morales que le ha dado por recetarnos, en un absurdo af¨¢n de convertirse en una especie de gu¨ªa espiritual de una comunidad que lo eligi¨® tan solo como responsable pol¨ªtico?, ?por qu¨¦ enemistar de manera gratuita a feministas, a gremios profesionales, a medios de comunicaci¨®n, a activistas, a sectores sociales, a Gobiernos extranjeros, empresarios y otros? Razones existen, por supuesto, pero manera de enfrentarlas sin ponerlos en su contra, tambi¨¦n.
Hay en el presidente una fe conmovedora en el pueblo mexicano y un conocimiento profundo del subsuelo que hemos ignorado. Haber llegado al poder para intentar un cambio es una oportunidad hist¨®rica ¨²nica y una necesidad urgente. ?Por qu¨¦ boicotearla? ?vocaci¨®n al fracaso?, ?deseo de inmolarse?, ?fractura de personalidad? ?simple y llana soberbia?.
En suma, ?por qu¨¦ boicotea L¨®pez Obrador su propio proyecto?
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