El s¨ª del PP
El voto al decreto de normalidad deber¨ªa suponer un cambio global de estrategia
Siguiendo la nueva estela de Ciudadanos, el Partido Popular vot¨® ayer a favor del decreto de la llamada ¡°nueva normalidad¡±, que regir¨¢ la pol¨ªtica sanitaria hasta el fin de la epidemia. No es una norma menor, arbitra reglas de prevenci¨®n obligatorias para los ciudadanos, prev¨¦ planes de contingencia ante nuevos ¡ªy m¨¢s que posibles¡ª rebrotes, y refuerza la atenci¨®n primaria y otros puntos d¨¦biles del sistema. Al tramitarse como proyecto de ley (lo que era una condici¨®n de la oposici¨®n) se podr¨¢ escrutar con pausa su m¨¢s m¨ªnimo detalle, completarlo y mejorarlo.
El s¨ª del PP resulta tanto m¨¢s importante por cuanto contrasta con sus negativas a algunas de las ¨²ltimas pr¨®rrogas del estado de alarma, y con el tono innecesariamente ¨¢spero de algunos de sus portavoces. Que haya sido fraguado por la exministra Ana Pastor, perteneciente al sector moderado del partido, alejado del n¨²cleo duro directivo, subraya la relevancia de este giro. Al mismo han coadyuvado causas de distinta raigambre. Entre ellas destaca que la expectativa de que el drama del coronavirus descabalgar¨ªa al actual Gobierno del poder ¡ªpor su radicalidad, biso?ez o fragmentaci¨®n¡ª se ha revelado infundada de momento. La proximidad de las elecciones vascas y gallegas aconsejaba limar aristas, y en ello se empe?aban, desde dentro, l¨ªderes auton¨®micos forjados en el pacto con los rivales. Desde fuera han contribuido el deseo de estabilidad de la patronal, as¨ª como la visualizaci¨®n por parte de la nueva direcci¨®n de Ciudadanos de otro estilo de oposici¨®n m¨¢s propio y adecuado al momento de gravedad, y mejor comprendido por la sociedad.
Queda la inc¨®gnita de si este pacto ser¨¢ flor de un d¨ªa o el inicio de una secuencia que combine dureza parlamentaria con la forja de acuerdos en asuntos sustanciales. No todos los factores del giro labran en la misma direcci¨®n: la proximidad electoral apunta a un sesgo coyuntural, pero la demanda social de una oposici¨®n responsable reclama una orientaci¨®n m¨¢s permanente.
En todo caso, la l¨®gica de la propia decisi¨®n de los populares tiende a reintegrarlos, veremos con qu¨¦ solidez, a su l¨®gica de partido de gobierno. Un partido a veces en el poder y otras fuera de ¨¦l, pero siempre concernido por el triple imperativo de la gobernabilidad, la estabilidad y la responsabilidad. Este giro le consagra como corresponsable ¡ªlo es, de hecho, al gobernar varias comunidades aut¨®nomas¡ª de la pol¨ªtica sanitaria que ahora se acuerde: su voto equivale a un compromiso en la gobernanza, y se entender¨ªa mal que este cohabitase con la estrategia de crispaci¨®n tristemente resumida en la imputaci¨®n de muertos al rival pol¨ªtico.
Tambi¨¦n refuerza la necesidad de que se replantee las posiciones en los otros asuntos concatenados a la cuesti¨®n sanitaria: la pol¨ªtica econ¨®mica, la actuaci¨®n en la UE y la pol¨ªtica social necesarias en la etapa que ahora empieza. Pues son partes separadas, aunque no separables, de un mismo conjunto: la reacci¨®n de la naci¨®n espa?ola ante su crisis m¨¢s grave de los ¨²ltimos decenios.
El giro del PP supone un tanto para el Gobierno, pero asimismo le interpela y le exige: cuando busca forzar contratos de adhesi¨®n tiende a perder apoyos. La firmeza nunca debe doblarse de insultos ni malos modos, como ha demostrado su cara m¨¢s visible durante la alarma, el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Y algunos de sus socios preferentes ser¨¢n quiz¨¢ preferidos, pero poco socios.
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