Gobernar con lengua dura
El periodismo independiente da se?ales de vida todos los d¨ªas y los golpes de L¨®pez Obrador le pican la cresta en lugar de ablandarlo
Durante el mes de junio han subido de tono las reclamaciones del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador a los periodistas que lo critican. Primero neg¨® la existencia del periodismo independiente y de la pluralidad pol¨ªtica. Para ¨¦l solo hay dos bandos en el debate p¨²blico: los que est¨¢n a favor de la cuarta transformaci¨®n y los que est¨¢n en contra, a quienes califica de conservadores, hip¨®critas, golpistas, corruptos y reaccionarios. Quien se atreve a se?alar los yerros de su Gobierno pasa en autom¨¢tico de un bando al otro, aunque haya luchado toda la vida por la libertad y la justicia social, como le sucedi¨® al semanario Proceso y a Carmen Aristegui, que a ¨²ltimas fechas han sido rudamente descalificados, ya sea por L¨®pez Obrador en persona o por sus guaruras ideol¨®gicos. Se les acusa, claro, de ¡°hacerle el juego al enemigo¡±, como a los odiados revisionistas en tiempos de Stalin.
Millones de mexicanos aprobamos algunos actos de Gobierno de L¨®pez Obrador y reprobamos otros. No somos adversarios a ultranza del Gobierno, pero as¨ª nos ven sus pistoleros a sueldo. Desde el inicio del sexenio, cualquier comunicador que se atreve a tocar con el p¨¦talo de una rosa la investidura presidencial recibe una carretada de insultos en las redes sociales. Seg¨²n ha demostrado Carmen Aristegui, la agencia informativa estatal Notimex se utiliza para desacreditar a las voces cr¨ªticas, con la aprobaci¨®n t¨¢cita del presidente. Otra dependencia p¨²blica, la Coordinaci¨®n del Equipo de Comunicaci¨®n Digital, realiza la misma funci¨®n a cargo del erario.
Pero esa estrategia intimidatoria tiene resultados contraproducentes, porque muchas veces radicaliza a la v¨ªctima del linchamiento. ¡°Norma en la cuarta transformaci¨®n: aplastar la cr¨ªtica¡±, titul¨® su portada del 7 de junio el semanario Proceso, que por fortuna no se amilana ante los ladridos de la jaur¨ªa cibern¨¦tica. El af¨¢n de L¨®pez Obrador por destruir la reputaci¨®n de sus cr¨ªticos no es ajeno a ese brote de disidencia en el seno de la izquierda social. El periodismo independiente da se?ales de vida todos los d¨ªas, incluso dentro de su propia familia ideol¨®gica, y los golpes del Gobierno le pican la cresta en vez de ablandarlo. Ante los resultados de esa t¨¢ctica pandilleril, cualquier l¨ªder sensato preferir¨ªa soportar estoicamente las cr¨ªticas o enmendar las acciones que las provocaron. Pero L¨®pez Obrador no perdona los desacatos a su autoridad, y en vez de reconocer que su pol¨ªtica de comunicaci¨®n social es un colosal desatino, ha optado por la fuga hacia adelante.
En un mensaje dirigido a los intelectuales y periodistas supuestamente reclutados por el Bloque Amplio Opositor que se propone derrotar a Morena en las elecciones del a?o pr¨®ximo, declar¨® con una sonrisa retadora: ¡°Lo que no debe existir es la hipocres¨ªa. ?C¨®mo van a taparse? ?C¨®mo van a ensaraparse? Van a decir que son liberales, que son independientes, cuando son conservadores y est¨¢n a favor de que regresen los privilegios y el antiguo r¨¦gimen corrupto¡¡±. El patrimonio m¨¢s importante de un comentarista pol¨ªtico es su independencia de criterio. Ponerlo en duda no es una travesura inocua: es una difamaci¨®n de honor. Los peri¨®dicos, los columnistas y los noticieros de radio y televisi¨®n al servicio del poder quedaron en evidencia desde 1997, cuando el empuje de la prensa independiente dobleg¨® la censura del viejo r¨¦gimen. Desde entonces el chayote empez¨® a perder eficacia como instrumento de control pol¨ªtico, pues el p¨²blico ya pod¨ªa comparar a los comentaristas que opinaban con entera libertad y a quienes recib¨ªan l¨ªnea del Gobierno.
Los antiguos beneficiarios del chayote no se han retirado de la palestra p¨²blica y seguir¨¢n enga?ando a quien se deje, pero ya no representan ninguna amenaza para L¨®pez Obrador y ¨¦l lo sabe. Quienes le preocupan son los l¨ªderes de opini¨®n que gozan de prestigio y por eso intenta a toda costa pulverizarlo. No puede recurrir a la censura sin manchar sus credenciales democr¨¢ticas, pero se escuda en el derecho de r¨¦plica para ba?arlos de lodo en las ma?aneras. La imprecisi¨®n de su lenguaje y su proclividad a generalizar aumentan el alcance de las balas expansivas que lanza a diestra y siniestra. Llamar conservadores a los neoliberales implica ya una grave falta de respeto al diccionario y a la ciencia pol¨ªtica. Pero pretender, adem¨¢s, que neoliberal o conservador son sin¨®nimos de corrupto significa negar la posibilidad de que alguien pueda defender el libre mercado sin ser un hamp¨®n.
No solo vocifera contra los periodistas que le se?alan errores o fracasos: tambi¨¦n los ataca por no prestar suficiente atenci¨®n a los temas que, a su juicio, deber¨ªan tener mayor cobertura. El 17 de junio rega?¨® a varios peri¨®dicos y noticieros por no prestar suficiente atenci¨®n al caso de Genaro Garc¨ªa Luna, juzgado en Estados Unidos por su complicidad con el cartel de Sinaloa en el sexenio de Felipe Calder¨®n. ¡°No hay informaci¨®n en El Universal, en el Reforma, en el Proceso, en los programas de radio, en los noticieros de televisi¨®n ?qu¨¦ pasa? ?Por qu¨¦ el silencio?¡±. Los principales diarios extranjeros tambi¨¦n forman parte del complot en su contra. El 18 de junio tach¨® de conservador a EL PA?S por no darle suficiente amplitud a la informaci¨®n sobre las acusaciones de fraude contra el rey em¨¦rito de Espa?a y publicar, en cambio, numerosas cr¨ªticas a su Gobierno.
Las pendencias medi¨¢ticas de L¨®pez Obrador le cuestan poco al erario. Esta es quiz¨¢ la ¨²nica virtud de su estrategia de choque. Pero resulta cuando menos incongruente que insista en denunciar la venalidad period¨ªstica o intelectual cuando todas las ma?anas muestra una marcada preferencia por el periodismo genuflexo y adulador. Las ma?aneras son rituales narcisistas en donde varios pati?os previamente aleccionados por el vocero presidencial formulan las preguntas que su majestad quiere o¨ªr, no para responderlas, sino para explayarse en sus t¨®picos favoritos: el indeclinable voto de pobreza que lo aleja de cualquier tentaci¨®n (¡°no tengo dinero en bienes ni en cuentas bancarias, nunca he tenido tarjeta de cr¨¦dito¡±), su cruzada humanitaria para frenar la delincuencia (¡°no se puede combatir el mal con el mal, el fuego con la gasolina¡±), la infinita sabidur¨ªa del pueblo mexicano (¡°uno de los pueblos m¨¢s avanzados del mundo por su conciencia ciudadana¡±). Sin las digresiones en que L¨®pez Obrador se autoelogia sin recato o le da coba al pueblo a la manera de Ra¨²l Velasco, sus falsas conferencias de prensa durar¨ªan media hora.
Pero la principal funci¨®n de la ma?anera es ofrecerle un foro para denostar a personas espec¨ªficas o a gremios enteros. En la conferencia de la que tom¨¦ las anteriores citas, celebrada el 9 de junio, arremeti¨® contra los ambientalistas, que, seg¨²n ¨¦l, ¡°no dec¨ªan nada cuando se destru¨ªa el pa¨ªs entregando la mitad del pa¨ªs a la explotaci¨®n minera y ahora est¨¢n inconformes con la construcci¨®n del Tren Maya¡±. Los ambientalistas honestos han protestado siempre contra la destrucci¨®n de las selvas, los bosques y los mantos acu¨ªferos. Los que nunca lo han hecho son los miembros del Partido Verde, aliado de L¨®pez Obrador, que antes cohabit¨® desvergonzadamente con Pe?a Nieto. La ligereza con que el presidente profiere insultos y calumnias a diario no puede traerle nada bueno al pa¨ªs. Ya pagamos las consecuencias de tener un presidente con mano dura (Calder¨®n) y otro con cara dura (Pe?a Nieto). Nos toca enfrentar ahora las bravatas de un demagogo con lengua dura.
Es comprensible que L¨®pez Obrador no crea en el periodismo independiente, pues ¨¦l mismo lo prostituye a diario. Su principal interlocutor en las conferencias matutinas es un Carlos Denegri en peque?o: el pintoresco Gonzalo Pozos, apodado Lord Mol¨¦cula, un don nadie que antes de este sexenio era un perfecto desconocido. Seguramente gana un sueldo modesto por prestarse a esa farsa, porque el presidente no hace distingos en su reparto equitativo de la pobreza, pero contribuye a distorsionar la opini¨®n p¨²blica de igual manera que el legendario rey del chayote. Al parecer, L¨®pez Obrador cree que dejar sin respuesta una sola cr¨ªtica puede socavar la estabilidad de su Gobierno y por eso recurre a personajes como Pozos, que le colocan al acusado de cada ma?ana ante el pelot¨®n de fusilamiento. Pero la fatiga mental ya pesa demasiado en su contra y lo expone a decir con frecuencia barbaridades por las que luego debe pedir disculpas, como le sucedi¨® con su ataque a los m¨¦dicos ¡°mercantilistas¡±, denostados en plena pandemia, cuando muchos de ellos se est¨¢n jugando la vida.
L¨®pez Obrador sobrestima el poder de las palabras en la arena pol¨ªtica, pues el ¨¦xito de la 4T no depender¨¢ de sus escaramuzas verbales contra la oposici¨®n, sino de sus actos de Gobierno. Por ellos lo juzgar¨¢ la sociedad mexicana y la historia. El pueblo quiere beneficios, no apapachos. Si disminuye la delincuencia, frena la corrupci¨®n y logra sacar al pa¨ªs de la depresi¨®n econ¨®mica en poco tiempo, la ciudadan¨ªa premiar¨¢ a su partido en las urnas, aunque guarde silencio el resto del sexenio, pero de nada le servir¨¢ la palabrer¨ªa si fracasa en ese empe?o.
Enrique Serna es escritor mexicano. El vendedor de silencio, su novela m¨¢s reciente, fue galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia
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