Irlanda necesitaba un Gobierno, no volver a las urnas
La posibilidad de un Brexit incierto va a hacer que dos enemigos hist¨®ricos est¨¦n abocados a entenderse
M¨¦xico tiene tanto la suerte como el infortunio de hacer frontera con EE UU. En Irlanda nos sucede lo mismo. No importa cu¨¢nto tratemos de definirnos como un pa¨ªs individual y separado, nos resulta imposible escapar de la influencia de los ingleses. Esto se siente profundamente entre nuestra clase pol¨ªtica que intenta desesperadamente demostrar c¨®mo podemos gestionar nuestro propio pa¨ªs sin la influencia de nuestros vecinos.
Los ingleses (y digo ingl¨¦s deliberadamente, ya que son ellos quienes dirigen el Reino Unido) han abandonado la Uni¨®n Europea. El Brexit es ahora un hecho, el Brexit ha sucedido. Se han separado, y su regreso es tan dif¨ªcil como incierto. El mayor da?o ser¨¢ para ellos mismos, pero como gran pa¨ªs que son, la mayor parte de este da?o se percibir¨¢ en el medio plazo. Para un pa¨ªs mucho m¨¢s peque?o, sin su propia moneda, como Irlanda, el da?o ser¨¢ mayor e inmediato. La posible realidad de que suceda un Brexit sin definici¨®n espec¨ªfica va a hacer que lo dif¨ªcil se torne en f¨¢cil y que dos enemigos hist¨®ricos est¨¦n abocados a entenderse.
Sinn F¨¦in fueron sorprendentemente y contra todo pron¨®stico los ganadores de las elecciones del 8 de febrero. Una combinaci¨®n de circunstancias tan improbables como cuando el D¨¦por gan¨® La Liga en el 2000 los impuls¨® de desilusionar en los resultados de las elecciones europeas de mayo de 2019 a ganar el voto popular nueve meses despu¨¦s. Las regulaciones para los partidos pol¨ªticos en Irlanda son mucho menos restrictivas que en Espa?a, donde un partido como Sinn Fein tendr¨ªa dificultades para presentarse a unas elecciones. Los l¨ªmites entre donde termina la banda terrorista, el IRA, y donde comienza el partido pol¨ªtico Sinn F¨¦in no est¨¢n claros. En el Gobierno, tendr¨ªan la autoridad pol¨ªtica sobre la fuerza policial (An Garda S¨ªoch¨¢na), el sistema judicial y las fuerzas de defensa que no todos sus miembros aceptan como instituciones leg¨ªtimas del Estado.
La guerra civil en Irlanda dur¨® menos de un a?o. No hubo grandes batallas pero murieron unas seis mil personas. Del lado ganador, vino Fine Gael, el partido pol¨ªtico de los profesionales m¨¢s valorados y terratenientes. Del lado perdedor vino Fianna F¨¢il, el partido pol¨ªtico de los peque?os agricultores y personas sin propiedades. Desde 1922, cada Taoiseach (jefe de Gobierno de Irlanda) ha venido de uno de estos dos partidos. La diferencia en esa ¨¦poca era m¨¢s social que econ¨®mica. El polit¨®logo Eoin O?Malley, de la Dublin City University, investig¨® los apellidos de los diputados y descubri¨® que las divisiones se remontan al siglo XII. Al igual que con el pacto del PSE-PP en el Pa¨ªs Vasco en 2009, la aritm¨¦tica parlamentaria habl¨® m¨¢s alto que la historia y se puso fin al siglo de Gobierno bipartidista de Irlanda.
El nuevo Taoiseach es del Fianna F¨¢il, se llama Miche¨¢l Mart¨ªn y gobierna en coalici¨®n con su eterno enemigo, el Fine Gael. Es de la ciudad de Cork, tiene 59 a?os y es hijo de un conductor de autob¨²s. Las razones por las que se opuso firmemente a cualquier acuerdo con Sinn F¨¦in son ampliamente debatidas. Algunos dicen que fue porque su familia hab¨ªa servido en el ej¨¦rcito brit¨¢nico durante la Segunda Guerra Mundial. Otros dicen que son las personas como ¨¦l, de barrios humildes, quienes conocen mejor los peligros de la pol¨ªtica no constitucional. Muchos de su partido pol¨ªtico quer¨ªan unirse con el Sinn F¨¦in en lugar de Fine Gael, pero para Mart¨ªn era una l¨ªnea roja.
El tercer miembro del Gobierno de coalici¨®n es el Partido Verde y tiene dos alas: El ala urbana es similar al partido de los verdes en Alemania, que tanto ¨¦xito tiene actualmente. Creen en las bicicletas como medio de transporte y en un crecimiento sostenible. En el otro ala est¨¢n los revolucionarios que creen que el crecimiento es el problema. No hablan de cambio clim¨¢tico sino de justicia clim¨¢tica. Las divisiones en peque?os partidos pol¨ªticos pueden ser tan intensas como en las familias. La vicepresidenta del partido, Catherine Martin, vot¨® para unirse a la coalici¨®n. Su esposo Francis Noel Duffy, quien tambi¨¦n es diputado, vot¨® en contra.
El nuevo Gobierno comienza con dos objetivos; el primero es hacer amigos en el exterior. Para esto, el Ministro de Asuntos Exteriores y el Ministro de Finanzas seguir¨¢n siendo los mismos. Buscar¨¢n hacer amigos en Bruselas y Washington. Estas son nuestras ¨²nicas garant¨ªas de que los brit¨¢nicos respetar¨¢n el acuerdo de retirada del Brexit. El poder blando como lo define Joseph Nye es nuestra ¨²nica opci¨®n. Para ganar un asiento en el Consejo de Seguridad, llevamos a los embajadores de la ONU a un concierto de U2 (Canad¨¢ solo ten¨ªa a C¨¦line Dion). El segundo objetivo es resolver los problemas pol¨ªticos de salud y vivienda que Sinn F¨¦in utiliz¨® para ganar votos. Esto es opuesto a la influencia de los medios de comunicaci¨®n anglosajones donde los economistas que solo hablan de soluciones basadas en el mercado no recibir¨¢n estas medidas con alegr¨ªa. Los votantes apoyan impuestos m¨¢s altos si se invierten en servicios p¨²blicos.
El proceso de paz en Irlanda del Norte comenz¨® como un per¨ªodo de complacencia. Con el tigre celta, pensamos que ¨¦ramos genios y que todos podr¨ªamos comprar un apartamento en las Islas Canarias. El Brexit y el fin de una econom¨ªa dopada por sus ventajas a las multinacionales nos ha devuelto a la humildad. En Irlanda sabemos que nuestro futuro es seguir siendo un miembro estable y de confianza de la Uni¨®n Europea. Y debemos tratar de no re¨ªrnos demasiado del rid¨ªculo que est¨¢n haciendo los ingleses con la nostalgia por el pasado imperial, incluso si esto es muy, muy dif¨ªcil de hacer.
Joseph Anthony Haslam es profesor asociado en la IE School of Global and Public Affairs, IE University.
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