Formas pol¨ªticas
Nadie ignora que vienen tiempos duros; la obcecaci¨®n sectaria no ayuda en nada
Este viernes, empresarios y sindicatos firmaron junto al Gobierno un pacto que contiene las l¨ªneas esenciales para reactivar la econom¨ªa. Mientras, en el Congreso de los Diputados, el documento con las conclusiones de la comisi¨®n de reconstrucci¨®n, que ser¨¢n debatidas por el pleno antes de que finalice el mes, solo recibi¨® el apoyo de Ciudadanos en tres de sus cuatro cap¨ªtulos. El llamativo contraste entre los resultados en ambas v¨ªas de negociaci¨®n, una exitosa y otra todav¨ªa incierta, demuestra que el enfrentamiento por el enfrentamiento mantenido por los partidos desde el inicio de la pandemia no responde m¨¢s que a sus propios y limitados c¨¢lculos. Ni los agentes sociales ni, por lo dem¨¢s, la mayor¨ªa de los ciudadanos se identifican con las actitudes y comportamientos que impiden lo esencial en estos momentos: adoptar medidas que permitan afrontar desde el punto de vista sanitario una eventual nueva oleada de la pandemia, y disponer cuanto antes de una estrategia compartida para hacer frente a sus efectos econ¨®micos y sociales.
La limitaci¨®n de los apoyos cosechados por los planes presentados por el Gobierno tras los dos meses de trabajo de la comisi¨®n no refleja la importancia de esta iniciativa suscrita por los grandes partidos, ni tampoco los efectos positivos que podr¨ªa acabar proyectando sobre la totalidad de la pol¨ªtica espa?ola. Unos efectos que por ahora no se pueden medir por la amplitud de las medidas efectivamente consensuadas, pero s¨ª por una t¨ªmida transformaci¨®n de las pr¨¢cticas parlamentarias y por una delimitaci¨®n m¨¢s precisa de los ¨¢mbitos en los que existe desacuerdo. El tono que ha presidido las sesiones de la comisi¨®n, de la que se ausentaron los representantes de la ultraderecha, vale sobre todo por lo que tiene de indicio: por primera vez desde el regreso de la estrategia de la crispaci¨®n, los partidos parecen haber comprendido que el discurso pol¨ªtico reclama razones y votos, no descalificaciones tabernarias y querellas judiciales.
Y por lo que respecta a la delimitaci¨®n de los ¨¢mbitos de desacuerdo, las conclusiones de la comisi¨®n han mostrado que son de fondo en materia econ¨®mica y social, particularmente en puntos como la fiscalidad o la ense?anza, y m¨¢s limitados en sanidad y construcci¨®n europea. Superar las diferencias antes del pleno es posible desde el momento en que los partidos se han comprometido a seguir negociando. Pero tan importante como superarlas es distinguir entre los verdaderos obst¨¢culos pol¨ªticos para alcanzar el compromiso, derivados de que cada fuerza representa leg¨ªtimamente visiones e intereses distintos, y la simple obcecaci¨®n sectaria. Interpretar por unos o por otros que la definici¨®n del Gobierno de coalici¨®n puede verse alterada por haber sacado adelante las conclusiones de la comisi¨®n con el apoyo de Ciudadanos equivale, literalmente, a mirar el dedo en lugar de la luna: en el Congreso se pactan programas pol¨ªticos, no se escenifican amistades ideol¨®gicas entre afines.
El horizonte de las iniciativas desarrolladas esta semana sigue siendo la urgente necesidad de aprobar unos Presupuestos, adem¨¢s de abordar la renovaci¨®n de los ¨®rganos constitucionales con el mandato prorrogado. Pese a su distinta naturaleza, ambos objetivos son imprescindibles para ir reconduciendo el sistema constitucional a la normalidad y ambos requieren, adem¨¢s, de unas formas de hacer pol¨ªtica m¨¢s pr¨®ximas a las empleadas en la comisi¨®n de reconstrucci¨®n que en los plenos celebrados en lo que va de legislatura. Nadie ignora que los tiempos que se avecinan pueden ser duros, tanto por las incertidumbres cient¨ªficas acerca del comportamiento del coronavirus y la ausencia de tratamientos m¨¦dicos definitivos, como por los efectos contrastados de la pandemia sobre la vida de los ciudadanos en todas y cada una de sus dimensiones. El Gobierno y la oposici¨®n, por s¨ª solos, no pueden conjurar este panorama, pero s¨ª liderar al pa¨ªs para hacerle frente desde unas instituciones democr¨¢ticas fuertes, que puedan convocar al esfuerzo de todos porque todos est¨¢n, y se saben, decorosamente representados.
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