Nefasta gesti¨®n
La estrategia de Bolsonaro respecto a la pandemia est¨¢ provocando v¨ªctimas innecesarias
![El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se coloca una mascarilla durante una ceremonia oficial.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LR6QPTD3QZFUNJZUDFNFZJO5RM.jpg?auth=f70c5333e9760b5999add5f45ce0570477b2692b23a0702084f3209b5884b2a9&width=414)
La gesti¨®n de un episodio tan da?ino y de graves consecuencias sociales y econ¨®micas como la covid-19 se ha revelado una tarea complicad¨ªsima para todos los Gobiernos del mundo. La mayor parte de la comunidad internacional ha optado por medidas dr¨¢sticas ¡ªfundamentalmente el confinamiento¡ª para aplanar la curva de contagios y muertes. Mientras, otros Ejecutivos, entre los que destac¨® en su momento el del Reino Unido, eligieron una actitud m¨¢s laxa a la espera de resultados. Tambi¨¦n se ha visto c¨®mo algunos Gobiernos ¡ªReino Unido vuelve a ser el ejemplo¡ª han cambiado de estrategia cuando se ha demostrado que la utilizada no era eficaz. Por eso resulta particularmente desconcertante el empecinamiento del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en minimizar el impacto de una enfermedad sobre la que ya no hay dudas respecto a su coste, tanto en vidas como en t¨¦rminos econ¨®micos. Y lo mismo sucede con su actitud de atacar y ridiculizar a quienes, con raz¨®n, advierten del peligro y piden un cambio de actitud.
Bolsonaro es uno de los pol¨ªticos m¨¢s negacionistas del mundo respecto a la covid-19 y Brasil ocupa la segunda posici¨®n en muertes a nivel global con m¨¢s de 66.000. El otro gran negacionista es Donald Trump y EE UU ostenta el triste r¨¦cord de muertos y contagios. El presidente brasile?o, adem¨¢s, ha obviado constantemente los datos objetivos. Tambi¨¦n, lo sucedido en otras latitudes antes de que la enfermedad llegara a Brasil. Y a ello ha a?adido la burla a los estudios cient¨ªficos y a las instituciones que los sustentaban. Como muestra, Brasil lleva m¨¢s de 50 d¨ªas sin ministro de Sanidad. En mayo dimitieron consecutivamente dos titulares de dicha cartera por su total desacuerdo ante la actitud de Bolsonaro.
Y con este permanente desprecio oficialista por unas medidas m¨ªnimas de prudencia, el propio mandatario brasile?o ha anunciado que ha contra¨ªdo el virus. Una muy mala noticia tanto desde el punto de vista humano como institucional. Si, desgraciada e indeseablemente, la salud de Bolsonaro empeora, quedar¨¢ alterada tanto la acci¨®n del Gobierno brasile?o como la misma jefatura del Estado en un momento cr¨ªtico en el que Brasil necesita urgentemente atajar la pandemia, mitigar sus efectos sociales y econ¨®micos y encarar su recuperaci¨®n.
Sin necesidad de ser ¨¦l mismo v¨ªctima del contagio, Bolsonaro (64 a?os), que sigue asegurando que la enfermedad no es tan grave y que afecta sobre todo a personas mayores, deber¨ªa haber comprendido hace ya tiempo que su gesti¨®n de la enfermedad es nefasta, que su estrategia est¨¢ causando un alto n¨²mero de v¨ªctimas innecesarias y est¨¢ provocando adem¨¢s un importante da?o interior y exterior al pa¨ªs que preside. Y tampoco parece haber comprendido que nunca es tarde para rectificar.
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