Reconstrucci¨®n
Estamos ante una gran oportunidad para dejar atr¨¢s las enloquecidas din¨¢micas de polarizaci¨®n extrema, blindar las libertades fundamentales y reforzar el v¨ªnculo de Espa?a con la Uni¨®n Europea
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Si buscamos la palabra ¡°reconstrucci¨®n¡± en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, nos encontramos con una definici¨®n sencilla y previsible: acci¨®n y efecto de reconstruir. Si la buscamos en los medios de comunicaci¨®n, en estos ¨²ltimos meses, aparece vinculada a una comisi¨®n en el Congreso de los Diputados. Una comisi¨®n presidida por el exlehendakari socialista y diputado por Bizkaia, Patxi L¨®pez, que ha canalizado los procesos institucionales de escucha de los sectores afectados por la crisis y que ha servido para que los diferentes grupos pol¨ªticos plantearan sus propuestas para salir de ella. Si de ah¨ª naciera el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de acuerdo, aunque solo fuera para las reformas que tanto necesita nuestro sistema nacional de salud, ser¨ªan bienvenidas todas y cada una de las horas que ha invertido el Congreso de los Diputados en los trabajos de dicha comisi¨®n. Un ¨²nico acuerdo que, de orientarse hacia el sistema de salud, tendr¨ªa la capacidad de convertir todo el trabajo invertido ah¨ª en un importante ¨¦xito de reconstrucci¨®n.
Es esta una palabra que puede dotarse de m¨²ltiples orientaciones y contenidos, y que, en nuestro caso, puede significar una grand¨ªsima oportunidad como pa¨ªs. Porque puede llevarnos a revisar problem¨¢ticas que nos est¨¢n esperando mucho m¨¢s abajo de la zona de impacto de este virus y de sus dram¨¢ticas consecuencias. Reconstruir ah¨ª, en los cimientos de algunos de nuestros problemas de fondo, podr¨ªa ser la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para afrontar con m¨¢s eficacia y m¨¢s garant¨ªas los desaf¨ªos que nos deja esta pandemia. Este momento hist¨®rico, tan extraordinario y excepcional, podr¨ªa ser, parad¨®jicamente, de los m¨¢s propicios que hemos tenido en muchos a?os.
Desde esa perspectiva, reconstrucci¨®n es una palabra que podr¨ªamos utilizar para acercarnos a las buenas pr¨¢cticas institucionales y al principio de ejemplaridad que son exigidos a los representantes institucionales en todo lo que tiene que ver con el respeto a las instituciones, a la ¨¦tica deliberativa y al funcionamiento, dentro de ellas, con arreglo a las competencias constitucionales que tienen atribuidas. Proteger el sistema institucional en todo lo relativo a la canalizaci¨®n deliberativa, al procedimiento legislativo ordenado y a la rendici¨®n de cuentas es, junto con la comprensi¨®n de las fronteras entre poderes, lo que hace que una democracia funcione de manera sana. Es, a la vez, el marco que mejor facilita que un pa¨ªs est¨¦ en condiciones de avanzar en desarrollo econ¨®mico, pol¨ªtico y social.
En ese sentido, dejar atr¨¢s las enloquecidas din¨¢micas de polarizaci¨®n extrema en las que ha entrado la pol¨ªtica nacional puede ser un ejercicio saludable. Podr¨ªa servir para que la atm¨®sfera pol¨ªtica fuera lo suficientemente respirable como para que admitiera dentro de ella la diferencia y la coincidencia. Para dar cabida al desacuerdo y, cuando sea necesario, tambi¨¦n el acuerdo. Y este que quiz¨¢ sea ahora m¨¢s necesario que en mucho tiempo atr¨¢s, es evidente que no cabe. Reconstrucci¨®n remite as¨ª al ensanchamiento que necesita la pol¨ªtica nacional. Al menos, hasta que se parezca a la pol¨ªtica auton¨®mica y municipal que, en la mayor¨ªa de los casos, experimenta dentro de ella tanto el desacuerdo como el acuerdo, la diferencia y la coincidencia, en un funcionamiento normalizado de las instituciones en todo lo relativo al proceso de toma de decisiones y a los procedimientos legislativos.
En otro orden de cosas, reconstrucci¨®n tambi¨¦n podr¨ªa llevarnos de viaje hacia la palabra Bruselas. Tan necesitada de que se reconfigure la nube de adjetivos que la ha rodeado en los ¨²ltimos a?os. Podr¨ªamos estar en el mejor momento. Entre el aviso que nos deja el Eurogrupo y la posibilidad de que los Estados miembros consigan aprobar un nuevo modelo de endeudamiento com¨²n. Si finalmente lo hacen, qui¨¦n sabe si no significar¨¢ la colocaci¨®n de las bases de un futuro pilar fiscal del proceso europeo de integraci¨®n. Con todo, pase lo que finalmente pase, es m¨¢s que evidente que la Uni¨®n Europea resultar¨¢ clave en la salida europea de esta crisis.
Y que para alcanzar a comprender a fondo ¡ªcomo pa¨ªs¡ª el porqu¨¦ de la pelea entre Estados para la implementaci¨®n de los programas de ayuda, no son pocas las voces ¡ªde nuestro pa¨ªs¡ª que necesitan reconfigurar su aproximaci¨®n al significado del proyecto europeo. Sin duda, est¨¢n, y por tanto estamos, ante una gran oportunidad para reconstruir nuestra aproximaci¨®n al v¨ªnculo europeo, determinante para el futuro de Espa?a y, por cierto, fundamental para blindarnos en el ideal irrenunciable de continuar siendo una sociedad abierta. Buen momento para redefinir todo lo que se ha construido pol¨ªticamente desde posiciones dise?adas contra la palabra Bruselas, siempre la bruja mala del cuento en todas las narrativas pol¨ªticas de ¨²ltima hora, punto de encuentro de nacionalismos de distinto tipo, de extremos por la izquierda y por la derecha, de populismos de repliegue y de sociedades cerradas, de teor¨ªas de frontera y de propuestas de aislamiento. Olvidando recurrentemente que las m¨¢s altas decisiones que se toman all¨ª las toman los Estados a trav¨¦s del m¨¦todo intergubernamental. Es decir, que Bruselas somos nosotros mismos. Conviene, por tanto, reconstruir nuestra autoestima europea a las puertas ante un reto hist¨®rico sin precedentes como la salida de esta crisis.
Reconstrucci¨®n, por otro lado, tambi¨¦n podr¨ªa remitir al blindaje de nuestras libertades fundamentales. Sometidas hoy a m¨²ltiples amenazas derivadas de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, de los discursos de la seguridad en el marco de esta pandemia y de las voces que m¨¢s gritan desde la extrema derecha. Voces que no solo descreen sino que combaten abiertamente los principios fundadores de nuestras democracias liberales: la libertad, la igualdad y la solidaridad. El fortalecimiento de esos valores y de nuestras libertades fundamentales es un reto irrenunciable. Y entre todas ellas, hay una que destaca de manera inesperada ¨²ltimamente. Es una clave intocable de un sistema democr¨¢tico; la libertad de prensa, cuestionada y zarandeada de manera sorprendente desde el poder pol¨ªtico en estas ¨²ltimas fechas.
Para todo ello, un acuerdo amplio e irrompible orientado a la protecci¨®n de nuestras libertades fundamentales ¡ªen los m¨²ltiples frentes por las que son acechadas¡ª podr¨ªa resultar un ejercicio clave en la defensa de nuestro modelo de sociedad y hacernos salir de aqu¨ª con dosis m¨¢s elevadas de confianza en el futuro.
Reconstrucci¨®n, una palabra que, en nuestro caso, nos est¨¢ esperando desde hace ya algunos a?os, mucho m¨¢s abajo de la zona de impacto de esta pandemia. Lo hace en todo lo anterior y seguramente en unos cuantos sitios m¨¢s.
Para afrontar la tarea estamos, parad¨®jicamente, ante una gran oportunidad. Si la aprovechamos, contribuir¨ªamos de manera clara a incrementar nuestra eficacia como pa¨ªs en la lucha contra las dram¨¢ticas consecuencias que nos est¨¢ dejando esta pandemia. Eficacia que, sin duda alguna, vamos a necesitar.
Eduardo Madina es socio de la consultora Kreab y director de Kreab Research Unit; unidad de an¨¢lisis y estudios de su divisi¨®n en Espa?a.
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