La geoestrategia de TikTok est¨¢ en su sal¨®n
Es complicado percibir una amenaza en lo que parece un juego que, como mucho, crea discusi¨®n familiar
Dec¨ªa Albert Einstein que no sab¨ªa con qu¨¦ armas se luchar¨ªa en la Tercera Guerra Mundial, pero que la Cuarta ser¨ªa librada con palos y piedras. En un mundo con un armamento cada vez m¨¢s sofisticado, la predicci¨®n del cient¨ªfico hac¨ªa prever un conflicto apocal¨ªptico y arrasador. Como en esos juegos donde la ficha ¡ªen este caso, la humanidad¡ª cae en una casilla que la env¨ªa directamente a la salida. El cine y la literatura han explotado esta posibilidad centr¨¢ndose b¨¢sicamente en dos momentos: el ¡°despu¨¦s de¡±, con una civilizaci¨®n destruida y gente haciendo lo que puede; y el ¡°c¨®mo sucedi¨®¡±, donde se elucubra sobre situaciones y casualidades que llevan a alguien a apretar el bot¨®n rojo. Queda aparte la saga Terminator, un galimat¨ªas espaciotemporal que hubiera hecho las delicias de Einstein.
De todos los errores, absurdeces y situaciones inveros¨ªmiles que pueden llevar a un enfrentamiento global abierto, pocos guionistas hubieran imaginado que una aplicaci¨®n de m¨®vil con fines l¨²dicos, amada por los adolescentes ¡ªy algunos no tanto¡ª, pudiera situarse en el centro de la pol¨¦mica. TikTok es una aplicaci¨®n china que permite subir v¨ªdeos de un minuto con bailes y bromas que tiene unos 2.000 millones de usuarios de los 7.500 millones que poblamos el planeta. Y con un softtware que al parecer puede recoger informaci¨®n en tal cantidad y calidad que representa un desaf¨ªo geoestrat¨¦gico.
Pero conviene recordar que la geoestrategia empieza en el sal¨®n de casa. Para muchos padres y madres ¡°te voy a ense?ar un TikTok¡± es una dura prueba donde se est¨¢ obligado a ver ¡ªnunca es un v¨ªdeo, suelen ser seis o siete, hasta que se dice basta¡ª im¨¢genes y situaciones incomprensibles que causan gran hilaridad a quien los muestra y una profunda desaz¨®n sobre la brecha generacional en quien, por amor filial o por tener la fiesta en paz, los contempla. Una inanidad. Y cuando ese progenitor se libra ¡ªporque es as¨ª¡ª del en¨¦simo v¨ªdeo y, por fin, puede ver las noticias resulta que esa inanidad est¨¢ en el centro de una pugna tecnol¨®gica y pol¨ªtica global. Es complicado percibir una amenaza en lo que parece un juego que, como mucho, crea una discusi¨®n familiar: ¡°Deja el TikTok y ponte a dormir/estudiar/¡¡±. Esto ya lo contaba Homero en La Iliada, pero no vayan al del TikTok con Homero, salvo que le digan que era un influencer de su ¨¦poca.
Nada m¨¢s acabar la Segunda Guerra Mundial, a un piloto estadounidense se le ocurri¨® lanzar chicles y caramelos sobre el sector de Berl¨ªn ocupado por los sovi¨¦ticos. Una y no m¨¢s. Mosc¨² protest¨® ante el mando aliado occidental porque entend¨ªa perfectamente la amenaza que supon¨ªa aquello. El ¨¦xito de China con TikTok no es solo lo que puede hacer la aplicaci¨®n sin que sus usuarios lo sepan, sino la imagen de inocencia l¨²dica que ha creado en m¨¢s de un cuarto de la poblaci¨®n del planeta. Y esa guerra est¨¢ perdida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.