La segunda ola
Es preciso investigar y corregir los errores en la gesti¨®n pand¨¦mica. Ahora
La situaci¨®n de los rebrotes es cualquier cosa menos tranquilizadora. El n¨²mero de focos activos se acerca a los 600, lo que convierte a Espa?a en el pa¨ªs de Europa occidental con un mayor n¨²mero de contagios acumulados de coronavirus. Las reuniones familiares o sociales y los locales de ocio ya sobrepasan en importancia, como fuente de rebrotes, a los temporeros agr¨ªcolas hacinados en alojamientos inadecuados. Los indicadores b¨¢sicos de la epidemia est¨¢n aumentando, y eso incluye los diagnosticados, los hospitalizados, los ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y las muertes. Ante esta situaci¨®n, el balance que ha hecho esta semana el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, en un discurso carente de autocr¨ªtica no se entiende muy bien. Ha habido errores, los sigue habiendo y es imprescindible identificarlos y corregirlos ante una segunda ola que cada vez parece m¨¢s cercana, si es que no est¨¢ ya entre nosotros.
Desde la llegada a Espa?a de la pandemia, los fallecimientos por covid-19 seguramente est¨¢n m¨¢s cerca de los 44.000 que indica el exceso de mortalidad registrada que de los 28.000 confirmados por la autoridad sanitaria; m¨¢s de 50.000 trabajadores sanitarios han resultado infectados, y 20.000 personas han muerto en residencias de ancianos. Estas cifras sit¨²an al pa¨ªs entre los m¨¢s afectados del mundo. La preparaci¨®n del sistema sanitario ha resultado obviamente deficiente, y en aspectos importantes lo sigue siendo, como revela la inexplicable escasez de rastreadores, una de las condiciones m¨¢s repetidas desde hace meses por los epidemi¨®logos para relajar las medidas de protecci¨®n. La gesti¨®n de los datos ha sido un desastre, con disparidades de criterio entre comunidades aut¨®nomas y cambios de rumbo en mitad del proceso. El pa¨ªs no se puede exponer a una repetici¨®n de los mismos errores ante la segunda ola. Es comprensible que el Gobierno no quiera espantar al turismo m¨¢s de lo que ya est¨¢, pero no a costa de infravalorar la gravedad de la situaci¨®n. Hay vidas en juego.
Si el Gobierno no ve motivos de cr¨ªtica a su propia actuaci¨®n, tendr¨¢n que ser los expertos quienes los encuentren. La carta de 20 cient¨ªficos espa?oles publicada esta semana en The Lancet, una de las principales revistas m¨¦dicas, supone en este sentido una iniciativa notable y de gran utilidad. Los investigadores se preguntan c¨®mo es posible que Espa?a, a la que se supon¨ªa dotada de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, haya sufrido el golpe del coronavirus con semejante intensidad, e identifican los factores m¨¢s probables que han contribuido a ello. El pa¨ªs carec¨ªa de un plan de preparaci¨®n antipand¨¦mica, con unos sistemas de vigilancia insuficientes, una baja capacidad para hacer el test est¨¢ndar (PCR) y una falta generalizada de equipos de protecci¨®n personal. Las autoridades centrales y auton¨®micas reaccionaron tarde, la poblaci¨®n se movi¨® demasiado y los procesos de decisi¨®n fueron lentos. Los Gobiernos central y auton¨®micos se coordinaron mal entre s¨ª y con la comunidad cient¨ªfica, ignorando a menudo sus consejos y ofrecimientos de ayuda. Las residencias de mayores, como es evidente, no estaban preparadas. Es el precio de una d¨¦cada de recortes.
Hace ya tres meses que, frente a las presiones de Donald Trump y a iniciativa de la Uni¨®n Europea, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) acept¨® una investigaci¨®n independiente y exhaustiva sobre su propia actuaci¨®n en la pandemia. El director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recomend¨® a los pa¨ªses miembros que hicieran lo mismo en sus territorios. Ya es hora de que Espa?a lo haga, y no hay mucho tiempo, porque algunos cient¨ªficos piensan que ya estamos en la segunda ola, aunque el Ministerio de Sanidad lo niegue. No se puede decir que la situaci¨®n sea ahora la misma que en marzo, pero s¨ª que hay importantes errores que no han sido corregidos. El Gobierno y las comunidades aut¨®nomas deben dejarse de autobombo y estimular ese an¨¢lisis cr¨ªtico. Ya.
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