Venezuela: oposici¨®n irrelevante y pospand¨¦mica
La grave emergencia alimentaria y las crecientes cifras de contagio y muerte nublan, a ojos de la mayor¨ªa de los venezolanos, la tragedia de una oposici¨®n sumida en una casi absoluta irrelevancia
Dos mercenarios estadounidenses, detenidos en mayo pasado luego de una fracasada incursi¨®n armada en las costa central de Venezuela, acaban de ser sentenciados a 20 a?os de prisi¨®n.
Los dos exboinas verdes, Luke Denman y Airan Berry, reclutados por una empresa contratista de seguridad, fueron acusados, entre otros cargos, de terrorismo, tr¨¢fico il¨ªcito de armas y concierto para delinquir. Sin garant¨ªas de ning¨²n orden, sin el auxilio de defensores privados, fueron sentenciados en un juicio rel¨¢mpago y secreto, evocaci¨®n caribe?a de los s¨®tanos de la Lubyanka sovi¨¦tica. Junto con ellos, decenas de personas, entre civiles y militares, han sido detenidas desde mayo y permanecen literalmente secuestradas, sin hasta ahora oir cargos ni ser llevados a juicio.
En conjunto, los detenidos pueden llegar al centenar, en su mayor¨ªa desertores del Ej¨¦rcito venezolano reenganchados en Colombia por un antiguo general chavista con antecedentes como narcotraficante.
Denman y Berry son todo lo que queda de una delirante estrategia militar opositora, desplegada con gran aparato desde enero de 2019 por una coalici¨®n de fuerzas en apoyo del legislador Juan Guaid¨® y orientada a propiciar un pronunciamiento del Alto Mando venezolano que derrocase al dictador Nicol¨¢s Maduro. Ese pronunciamiento jam¨¢s se concret¨®.
La sentencia fue dada a conocer en un trino de la cuenta Twitter del Fiscal General de la dictadura, Tarek William Saab, abyecto ministro de la represi¨®n pol¨ªtica, en medio de la arremetida m¨¢s violenta que se recuerde del aparato policial madurista contra la inerme ciudadan¨ªa venezolana.
Las draconianas medidas de control social adoptadas por la dictadura para afrontar la actual pandemia han encubierto una nueva ola de masivas incursiones punitivas de temidos grupos de exterminio, como las muy letales FAES, en las barriadas del pa¨ªs donde broten protestas espont¨¢neas. Recrudecen, as¨ª mismo, los arrestos arbitrarios, ensa?ados selectivamente contra periodistas independientes y personal m¨¦dico y sanitario, tanto del sector p¨²blico como del privado.
La grave emergencia alimentaria y las crecientes cifras de contagio y muerte nublan, a ojos de la mayor¨ªa de los venezolanos, la tragedia de una oposici¨®n sumida en una casi absoluta irrelevancia justo cuando todo conspira a favor de la consolidaci¨®n de la dictadura. Contra los vaticinios m¨¢s optimistas de hace a?o y medio, no es ya inconcebible que haya Maduro por mucho del tiempo por venir.
Sin la baza militar de su estrategia, con la casi seguridad de una derrota electoral de Donald Trump ¡ªsu inconstante, tibio valedor ¡ª, y comprometido con 27 formaciones pol¨ªticas, grandes y peque?as, a no participar en un fraude electoral, ?con qu¨¦ cuentan Juan Guaid¨® y sus seguidores en combate contra un Nicol¨¢s Maduro probadamente dispuesto de encastillarse a cualquier precio?
El tiempo de las grandes movilizaciones que Guaid¨® supo inspirar con ¨¢nimo de ¡°conmover¡± a los cuarteles ya pas¨®. No es posible avivar de nuevo aquel esp¨ªritu de enero de 2019 en mitad de una letal pandemia y con una poblaci¨®n fam¨¦lica confinada a punta de fusil.
Aunque Guaid¨® todav¨ªa dedica tuiteras zalamer¨ªas a unos mitol¨®gicos militares constitucionalistas, la temporada ha mostrado claramente con qui¨¦n est¨¢n los cuarteles: est¨¢n contra nosotros. Guaid¨® solo logr¨® hacer desertar a dos generales esbirros. Como saldo de la campa?a iniciada en 2019, Guaid¨® preside un virtual Gobierno en el exilio sostenido con recursos de Washington.
La titularidad de grandes activos petroqu¨ªmicos en ultramar mueve apetencias burs¨¢tiles que, sin duda, han contribuido a su sost¨¦n. Todo hay que decirlo: se trata de un singular Gobierno que sin ocupar Miraflores ya ha cosechado se?alamientos de corrupci¨®n. La provisi¨®n constitucional que legitima la presidencia interina de Guaid¨® cesar¨¢ a fines de este a?o.
Pero el improbable Gobierno de concordia nacional, tutelado por militares chavistas que eventualmente llamar¨ªa a elecciones libres sin Maduro no pas¨® de ser una hip¨®tesis. La oposici¨®n debe aguzar ahora el ingenio estrat¨¦gico. Esperemos que no incurra de nuevo en la tan venezolana aberraci¨®n militarista, aunque todo es posible.
En cuanto a Maduro, aun con la industria petrolera desguazada al punto de no tener ya un solo taladro en operaci¨®n, maniatado financieramente por las sanciones estadounidenses, contando ya casi ¨²nicamente con el saqueo del Arco Minero guayan¨¦s, el juego sigue vivo para ¨¦l.
Tengo para m¨ª que en un escenario de confrontaci¨®n global entre potencias que, perversamente, ven en la pandemia ocasi¨®n de expandir su influencia, los autoritarios aliados de Maduro son contados pero ganosos de dar una pelea: para Maduro son muy de fiar.
Mosc¨² a¨²n aprueba l¨ªneas de cr¨¦dito; Teher¨¢n, valga lo que valiere como potencia mundial¡ª los expertos dicen que muy poco¡ª, desaf¨ªa sin embargo el patrullaje naval americano en el Estrecho de Ormuz y env¨ªa sus tanqueros. Por sobre todo, Maduro tiene a Cuba y a la isla le va la vida en preservar su protectorado a toda costa. De all¨ª el recrudecer de la violencia de Estado y las torturas.
Nadie contaba en 2013 con que Maduro se sostuviese siquiera seis meses. La formidable escuela de Fidel, experta en resistencia numantina, explica en gran medida los siete a?os de Maduro en el poder.
Un noviembre de Biden puede traer a la dictadura alivio a las sanciones; ?qu¨¦ traer¨ªa para Guaid¨®?
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