Libertad de prensa en el banquillo
Si se pierde la batalla de la extradici¨®n de Assange, el derecho a una informaci¨®n libre puede desaparecer
Quien se ha sentado en el banquillo de la Corte brit¨¢nica de Westminster estos d¨ªas no solo es Julian Assange, sino tambi¨¦n la libertad de prensa en su m¨¢s pura esencia. Lo que est¨¢ en juego en el juicio extradicional de Londres es, nada menos, que la posibilidad de que los ciudadanos del mundo podamos tener medios de comunicaci¨®n libres que controlen el ejercicio del poder.
La agencia de noticias WikiLeaks se cre¨® para garantizar el derecho de acceso de los ciudadanos a la informaci¨®n. Para ello organiz¨® un innovador sistema de cortafuegos de IPS que garantiza, en t¨¦rminos absolutos, la identidad de las personas que remitieron informaci¨®n, los conocidos como whistleblowers.
En 2010 WikiLeaks public¨®, en concierto con los principales medios del mundo, dos hist¨®ricos paquetes: Afghan War Diary e Iraq War Logs. Miles de documentos oficiales de Estados Unidos sobre las intervenciones militares en Iraq y Afganist¨¢n desvelaron grav¨ªsimas violaciones a los derechos humanos y cr¨ªmenes de guerra cometidos contra civiles (asesinatos, torturas, otras actuaciones contrarias al derecho internacional humanitario) por parte del ej¨¦rcito norteamericano.
Estados Unidos desarroll¨® una acci¨®n penal sin precedentes contra el periodista. Abri¨® una causa secreta en un Gran Jurado de Virginia contra Assange y WikiLeaks en un tribunal de excepci¨®n compuesto principalmente por miembros de las agencias de inteligencia. Despleg¨® una acci¨®n persecutoria extraterritorial impensable contra un medio de comunicaci¨®n y un ciudadano extranjero, editor del mismo.
Desde noviembre de 2010, Julian Assange ha sufrido un calvario inimaginable. Recorre un martirio judicial de persecuciones que han sido denominadas por el relator de la ONU contra la tortura, Nils Melzer, como de una situaci¨®n de permanente tortura, desplegada por pa¨ªses considerados democr¨¢ticos. Especialmente destacable han sido los casi siete a?os de encierro en un peque?o piso de Londres dentro de la Embajada de Ecuador, sin acceso a luz solar o a aire fresco, mientras el denominado mundo libre negaba su condici¨®n de asilado. Una situaci¨®n que fue condenada por el Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, exigiendo la inmediata libertad de Julian Assange y el cese de su persecuci¨®n.
Despu¨¦s de su detenci¨®n el pasado 11 de abril de 2019, tras la vergonzosa expulsi¨®n de la embajada por evidentes presiones de Estados Unidos a un pusil¨¢nime Gobierno ecuatoriano que fue incapaz de mantener el honor y gallard¨ªa demostrados por Rafael Correa, Julian Assange sufre una nueva y brutal agresi¨®n a sus derechos en el proceso abierto de extradici¨®n.
En este escenario, la justicia brit¨¢nica ha sentado estos d¨ªas a Julian Assange, y con ¨¦l a la libertad de prensa en el mundo, en el banquillo de su sistema judicial. En el caso que se est¨¢ ventilando en la capital del Reino Unido ya se han vertido en este tiempo argumentos de peso para denegar la extradici¨®n.
En primer lugar, porque la solicitud de extradici¨®n responde a una persecuci¨®n pol¨ªtica. No es delito que un periodista publique informaci¨®n veraz obtenida de fuentes an¨®nimas. Basta recordar el caso Watergate o los Papeles del Pent¨¢gono. Mucho menos si adem¨¢s la publicaci¨®n revela cr¨ªmenes de guerra y abusos de derechos humanos, ante los cuales existe una obligaci¨®n de toda la comunidad internacional para su persecuci¨®n.
Adem¨¢s, porque la solicitud de extradici¨®n es absolutamente desproporcionada, ya que se imputan nada menos que 18 cargos, de los cuales 17 se encuentran bajo la Ley de Espionaje de 1917, una norma aprobada en Estados Unidos hace m¨¢s de un siglo, en el marco de la Primera Guerra Mundial, para perseguir a esp¨ªas.
Y, finalmente, porque la Administraci¨®n norteamericana, en su af¨¢n por llevar a Julian Assange a su jurisdicci¨®n y dar una lecci¨®n al mundo de la prensa, habr¨ªa sido capaz de llevar a cabo una estrategia de espionaje contra el periodista y todos sus allegados, incluidos sus abogados, en la Embajada de Ecuador en Londres. La presunta captaci¨®n de una empresa espa?ola que prove¨ªa seguridad a la sede diplom¨¢tica, por parte de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, est¨¢ siendo investigada por la justicia espa?ola. Hasta el momento se ha detenido al responsable de la empresa, y el propio Julian Assange ha declarado por videoconferencia como v¨ªctima de esta trama, que habr¨ªa incluido el establecimiento de c¨¢maras que registraban todo, o la colocaci¨®n de micr¨®fonos escondidos, entre otros hechos.
Si la batalla de la extradici¨®n de Assange se pierde, la libertad de prensa a escala global quedar¨¢ maltrecha y los periodistas independientes se ver¨¢n severamente afectados en el ejercicio de su indispensable labor de control del ejercicio abusivo del poder. Con ellos, todos los ciudadanos cuyo derecho de acceso a una informaci¨®n veraz, libre e independiente, puede desaparecer. Julian Assange somos todos y su defensa es la defensa democr¨¢tica de la libertad de expresi¨®n.
Baltasar Garz¨®n es coordinador de la defensa de Julian Assange y Wikileaks y Aitor Mart¨ªnez es miembro del equipo de defensa.
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