Alerta, europeos
Las crisis sanitaria, econ¨®mica y del Brexit exigen respuestas r¨¢pidas de la UE
La tragedia sanitaria, el drama econ¨®mico y la tensi¨®n geoestrat¨¦gica que afectan a los europeos son muy graves. La fuerte expansi¨®n del coronavirus, el riesgo de un Brexit sin acuerdo a finales de este a?o y las dificultades para desbloquear los fondos de reconstrucci¨®n de la UE confluyen como una triple amenaza que ti?e de oscura gravedad el horizonte. Amenazan vidas, atentan contra el bienestar e introducen tremendas incertidumbres sobre su futuro. Los l¨ªderes continentales deben reaccionar con urgencia y vigor al m¨²ltiple desaf¨ªo. Lo lograron en primavera, tras unas semanas de pasos en falso, cuando pusieron en marcha una respuesta econ¨®mica potente y solidaria en tiempos razonables. Ahora, ante el s¨²bito empeoramiento de la situaci¨®n, es necesario actuar de forma consecuente.
Los sistemas sanitarios y sociales europeos aten¨²an los estragos de la pandemia mejor que en otras regiones del mundo, pero ello no excluye que la afectaci¨®n por el coronavirus sea tan o m¨¢s significativa. Del mill¨®n largo de fallecimientos registrados, m¨¢s de 200.000 corresponden a Europa. Incluso teniendo en cuenta las inc¨®gnitas vinculadas a diferentes niveles de transparencia o capacidad de detecci¨®n, debe admitirse que el balance europeo es, en conjunto, negativo y comparativamente peor con respecto a los pa¨ªses del Este asi¨¢tico ¡ªaunque no con respecto a Estados Unidos¡ª.
Ante este escenario, la Uni¨®n Europea no dispone de herramientas ilimitadas, pero s¨ª hay margen de maniobra y mejora. Desde el punto de vista de la salud p¨²blica, los Veintisiete no son una unidad como en el ¨¢mbito comercial, sino la suma de poderes diversos, sin competencias comunes m¨¢s all¨¢ de la coordinaci¨®n. Esta ¨²ltima no es la soluci¨®n de todos los problemas, pero s¨ª un activo ¨²til. Superar el minifundismo de las respuestas aporta. Incluso sin poder unificado, se han lanzado iniciativas valiosas desde Bruselas, como la compra coordinada de materiales y vacunas o esquemas de coordinaci¨®n para dibujar una radiograf¨ªa homog¨¦nea de la situaci¨®n.
Pero mucho menos en otros ¨¢mbitos, como en los criterios para regular movimientos y fronteras o para evitar medidas unilaterales precipitadas. Hay que intentar avanzar aunque, claro est¨¢, en este apartado la responsabilidad central recae en manos de los Gobiernos nacionales.
Mucho m¨¢s puede hacerse en el apartado econ¨®mico. La senda es correcta. La apuesta expansiva de la pol¨ªtica monetaria del BCE ha garantizado desde el inicio que no se repitiera el desastre de la Gran Recesi¨®n. Y la correlativa pol¨ªtica fiscal (los 750.000 millones del plan de recuperaci¨®n, mediante emisi¨®n mancomunada de la deuda) ha replicado, de forma ins¨®lita y prometedora, ese envite. Pero la regulaci¨®n concreta de sus detalles y procedimientos, especialmente sobre la vinculaci¨®n de los subsidios a la calidad del Estado de derecho ¡ªdesafiado por Hungr¨ªa y por Polonia¡ª, retrasa su disponibilidad. Es inquietante, pues la rapidez de la reacci¨®n entra?a tanta importancia como su tama?o, y se corre el riesgo de perder buena parte del a?o pr¨®ximo.
El panorama de incertidumbres europeas se completa con las geoestrat¨¦gicas, sobre todo la causada por la retirada del Reino Unido y la aparente inclinaci¨®n de su Gobierno hacia una salida definitiva sin mediar ning¨²n acuerdo para un ambicioso tratado comercial bilateral. En este apartado, tampoco la UE dispone por s¨ª sola de las soluciones. Pero puede y debe apurar todos los esfuerzos en pro de un acuerdo, manteniendo cerradas sus filas y siempre bajo el imperativo del total respeto a sus engranajes y reglas comunes. El hecho de que el Gobierno brit¨¢nico haya retornado a la mesa negociadora pese a haber fijado un ultim¨¢tum para el pasado 15 de octubre, as¨ª como el posible cambio en la Casa Blanca, mantiene abierta la esperanza de un acuerdo de ¨²ltima hora.
En cualquier caso, resulta fundamental la toma de conciencia del s¨²bito oscurecimiento del escenario, que provocar¨¢ sufrimiento en cascada, sanitario y econ¨®mico despu¨¦s, con un m¨¢s que probable empeoramiento de las previsiones de recuperaci¨®n. Alerta pues, europeos, hay que estar preparados para dar nuevas respuestas extraordinarias a desaf¨ªos extraordinarios.
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