Cuando la fetua viaja en el tel¨¦fono m¨®vil
La decapitaci¨®n de un profesor en Francia es un s¨ªntoma de que el sistema legislativo aplicado desde los atentados de Par¨ªs en 2015 ha dejado de ser eficaz frente al yihadismo ambiental que hay en el pa¨ªs
Hace 31 a?os, en el oto?o de 1989, estall¨® el primer caso de islamismo en las escuelas p¨²blicas de la Rep¨²blica Francesa. Tres chicas j¨®venes se presentaron cubiertas con velo a sus clases del instituto Gabriel-Havez de Creil, en la regi¨®n de Oise. La organizaci¨®n principal de los Hermanos Musulmanes envi¨® a sus representantes para negociar con el director, que los expuls¨® cuando se enter¨® de que estaban grab¨¢ndole sin su conocimiento. La organizaci¨®n acababa de marcar simb¨®licamente una ruptura importante, el mismo a?o en el que el caso Rushdie hab¨ªa desatado las pasiones en el Reino Unido y en el que Jomeini, en la fetua proclamada el 14 de febrero en la que condenaba a muerte al escritor por blasfemo, hab¨ªa decretado que Europa y los dem¨¢s lugares del mundo en los que habitaban musulmanes formaban parte del ¡°territorio del islam¡±, es decir, el ¨¢mbito de aplicaci¨®n de las fetuas. Siguiendo su ejemplo, los Hermanos Musulmanes modificaron el nombre de su organizaci¨®n local, que pas¨® a llamarse Uni¨®n de Organizaciones Isl¨¢micas de Francia, en lugar de en Francia. Para ellos, eso significaba que, a partir de ese momento, las ¨®rdenes de la ley isl¨¢mica o sharia deb¨ªan cumplirse y las j¨®venes que quisieran llevar el hiyab en el colegio deb¨ªan poder hacerlo. Aunque solo fuera en nombre de la libertad de expresi¨®n, garantizada por las leyes francesas. Esta capacidad de utilizar dos registros jur¨ªdicos desestabiliz¨® las instituciones y la red asociativa, desde el ministro Lionel Jospin hasta SOS Racisme pasando por el Consejo de Estado, e inaugur¨® una guerrilla judicial que se prolong¨® 15 a?os, hasta la ley sobre la prohibici¨®n de s¨ªmbolos religiosos en la escuela, elaborada en 2004 por la comisi¨®n Stasi.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s, la decapitaci¨®n del profesor de historia, geograf¨ªa y educaci¨®n c¨ªvica Samuel Paty, que hab¨ªa invitado a sus alumnos de secundaria de un colegio de Bois d¡¯Aulne, en Conflans-Sainte Honorine en la periferia de Par¨ªs a reflexionar sobre el concepto de blasfemia a partir de las caricaturas de Charlie Hebdo, es una continuaci¨®n de ese proceso. El padre de una alumna, muy activo en la islamosfera, puso en marcha una alerta que enseguida se volvi¨® viral bas¨¢ndose en una descripci¨®n parcialmente falseada de los hechos y design¨® al ense?ante como merecedor de castigo. Igual que sus predecesores en 1989, fue a ver a la directora acompa?ado de un conocido agitador islamista, un sexagenario procedente del movimiento de los Hermanos Musulmanes m¨¢s radicalizados, que hab¨ªa creado el Comit¨¦ Jeque Yassine (el fundador de Ham¨¢s), antiguo compa?ero de viaje del c¨®mico y activista Dieudonn¨¦, incluido en las fichas ¡°S¡± de los archivos de Seguridad Nacional y entre los m¨¢s buscados en relaci¨®n con la prevenci¨®n del terrorismo radical. El hecho de que este ¨²ltimo se enorgulleciera posteriormente ante las c¨¢maras de haber ¡°exigido la suspensi¨®n inmediata de ese maleante, porque no es un ense?ante¡±, a la directora del colegio dice mucho sobre la evoluci¨®n del equilibrio de poder entre el Estado y el movimiento islamista en el ¨¢mbito educativo franc¨¦s en estos 30 a?os.
Mientras tanto, las redes sociales y su infinita capacidad de movilizar a la gente mediante la desinformaci¨®n han trastocado nuestro entorno, han desinhibido los comportamientos mediante la confusi¨®n permanente entre lo virtual y lo real y han relativizado las leyes de la Rep¨²blica frente a las fetuas de los tel¨¦fonos m¨®viles, que imponen normas alternativas a quienes se someten a ellas. Desde los atentados perpetrados por Mohamed Marah en marzo de 2012 hasta la decapitaci¨®n de Samuel Paty a manos de un joven checheno, en pleno juicio de la trama que sembr¨® la muerte en Charlie Hebdo y el supermercado Hyper Casher en enero de 2015, Francia y los dem¨¢s pa¨ªses europeos han vivido numerosos atentados yihadistas que han causado miles de v¨ªctimas, sobre todo entre 2014 y 2019, el periodo en el que el ISIS estableci¨® en Oriente Pr¨®ximo su califato il¨ªcito, desde el que se planearon las matanzas del Bataclan, Bruselas y Niza y el deg¨¹ello del padre Hamel en su iglesia de Saint-?tienne-du-Rouvray, formando una letan¨ªa macabra. Pero la decapitaci¨®n del desgraciado profesor de secundaria marca una nueva etapa, porque es la primera vez que todo el proceso que va desde la agitaci¨®n islamista hasta el crimen fan¨¢tico se pone al descubierto con tal rapidez. En el momento de escribir estas l¨ªneas, a¨²n no sabemos las etapas y los eslabones de un proceso que llev¨® en pocos d¨ªas de la estigmatizaci¨®n de un ense?ante a su asesinato, pero es de esperar que la investigaci¨®n las averig¨¹e a toda velocidad. Hasta ahora, sin embargo, los atentados solo se descubr¨ªan a posteriori y lograban el efecto sorpresa que deliberadamente hab¨ªan buscado los asesinos o sus socios para multiplicar el terror, y a las investigaciones les costaba mucho desentra?ar la trama; los debates que est¨¢ habiendo en el juicio por las matanzas de enero de 2015 muestran los obst¨¢culos y los errores cometidos.
As¨ª como la ley del 15 de marzo de 2004 ¡ªpara indignaci¨®n de los militantes y sus compa?eros de viaje cuando entr¨® en vigor y para alivio de los responsables de educaci¨®n, que hasta entonces se hab¨ªan visto obligados a dedicar tiempo a los tribunales, en detrimento de su labor pedag¨®gica¡ª puso fin a 15 a?os de procedimientos con los que el movimiento islamista pretend¨ªa obligar a las j¨®venes a llevar el hiyab en clase, la ley que est¨¢ prepar¨¢ndose tras el discurso de Emmanuel Macron en Les Mureaux el 2 de octubre tiene que tratar de abordar de ra¨ªz el problema del que el asesinato de Samuel Paty no es m¨¢s que una manifestaci¨®n monstruosa, antes de que ese tipo de crimen se convierta en una costumbre. Se ha discutido mucho sobre el t¨¦rmino ¡°separatismo¡±, pero, sea cual sea la palabra escogida, la ra¨ªz del problema est¨¢ en la expresi¨®n ¨¢rabe a la que los Hermanos Musulmanes, los salafistas y los yihadistas se empe?an en reducir los dogmas isl¨¢micos y que es objeto de inmenso proselitismo en esos patios de colegio en los que ya no est¨¢ bien proclamarse ateo ¡ªsobre todo cuando uno tiene ¡°cara de musulm¨¢n¡±¡ª, en los sermones del viernes y en Facebook, Twitter y todas las p¨¢ginas que se le dedican en Internet: al wala' wa-l bara¡¯a. Esta expresi¨®n significa ¡°lealtad y ruptura¡±, si bien el segundo t¨¦rmino aparece frecuentemente en el nuevo lenguaje salafista con el sentido de ¡°rechazo¡±. Seg¨²n estos doctrinarios, la obligaci¨®n de todo buen musulm¨¢n es ¡°rechazar¡± todo lo que no forma parte del dogma en su acepci¨®n m¨¢s r¨ªgida ¡ªlo que comprende el islam m¨ªstico, fraternal, etc¨¦tera, al que se estigmatiza por ser ¡°herej¨ªa¡± (chirk) o ¡°apostas¨ªa¡± (ridda)¡ª y, por consiguiente, poner en pr¨¢ctica un ¡°separatismo¡± radical respecto a los ¡°infieles¡±.
Esta ¨²ltima palabra, cuyo plural, kuffar, se utiliza como singular en la jerga franco-¨¢rabe de los ¡°territorios conquistados por el islamismo¡± ¡ªpara parafrasear el t¨ªtulo del libro de Bernard Rougier¡ª, designa a todo ¡°no¡± o ¡°mal¡± musulm¨¢n que no haya jurado ¡°lealtad¡± total y exclusiva. Una designaci¨®n grave, porque el castigo para el kafir (singular de kuffar) es la muerte. El tuit en el que Tchetchene_270 reivindic¨® la decapitaci¨®n y mostr¨® la imagen insoportable de la cabeza cortada y ensangrentada no dec¨ªa nada m¨¢s: ¡°De Abdoullah, servidor de Al¨¢, a Macron [SIC], el jefe de los infieles: he ejecutado a uno de tus perros del infierno que ha osado denigrar a Mahoma, aplaca a sus cong¨¦neres antes de que os inflijamos un duro castigo¡±.
No se sabe todav¨ªa c¨®mo se estableci¨® la continuidad entre la estigmatizaci¨®n del profesor, la revelaci¨®n de sus idas y venidas y de su domicilio, las irrupciones del padre de la alumna y el agitador entre la islamosfera y el departamento de Yvelines, los torrentes de odio vertidos en la red y la entrada en escena de Abdoullah Abouyezidovitch A., el refugiado (!) checheno nacido en Mosc¨², de 18 a?os, que cometi¨® el asesinato y lo reivindic¨® en Twitter antes de que le mataran. ?Acaso lo que le movi¨® a pasar a la acci¨®n fue la exaltaci¨®n provocada por las redes sociales, como pareci¨® ocurrir en el caso del refugiado (!) Zaheer Hassan Mahmood, que el 25 de septiembre intent¨® decapitar a dos personas por creer que eran periodistas de Charlie, mientras, en su pa¨ªs de origen, las redes mostraban a muchedumbres de manifestantes con machetes? ?O quiz¨¢ estaba vinculado ¡ªa trav¨¦s de la militancia, la delincuencia e incluso los deportes de combate¡ª a personajes en puestos m¨¢s elevados, que le llevaron desde ?vreux, donde resid¨ªa, a Conflans, donde asesin¨® al profesor?
Fuera lo que fuera, parece evidente que el mecanismo legislativo centrado exclusivamente desde 2015 en los atentados terroristas y el seguimiento de sus redes ha dejado de ser eficaz frente a un yihadismo ambiental que ponen de relieve los ¨²ltimos asesinatos, desde que Micka?l Harpon apu?alara a sus colegas de la comisar¨ªa de polic¨ªa de Par¨ªs hace un a?o. Este es el desaf¨ªo que debe abordar la nueva ley, el de ocuparse de las causas y no solo de las consecuencias, lo que supone un conocimiento s¨®lido de los or¨ªgenes y las revueltas del islamismo pol¨ªtico, cuyos activistas est¨¢n al acecho de cualquier cosa que permita dar la vuelta al juicio que se les ha hecho y presentarse como v¨ªctimas, que es lo que ya han empezado a hacer y ejemplificar en sus redes sociales.
Gilles Kepel es director de la c¨¢tedra de Excelencia Medio Oriente Mediterr¨¢neo de la Universidad Par¨ªs Ciencias y Letras (PSL).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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