El traje del emperador Trump
El sistema democr¨¢tico americano est¨¢ dividido. Y por eso es invencible
Por primera vez en la historia de las elecciones americanas, la duda no es qu¨¦ suceder¨¢ el primer martes de noviembre, sino el mi¨¦rcoles. Muchos temen que, si pierde, Trump socave la democracia, retorciendo el pescuezo de las instituciones, o incitando a sus rabiosos lacayos a salir de sus casas con armas de asalto.
Es un miedo exagerado. El emperador Trump est¨¢ desnudo. Puede enfervorizar a las masas a trav¨¦s de las redes sociales, la FOX y las radios cavern¨ªcolas. Pero, si los ranchos son de Trump, las calles son dem¨®cratas. La izquierda americana tiene hoy mayor capacidad de movilizaci¨®n que una derecha que no est¨¢ unida por el pegamento de una ideolog¨ªa, sino de un viscoso individualismo. La doctrina del ego¨ªsmo extremo no alienta revoluciones populares, sino rabietas aisladas.
Trump no puede convertirse en un dictador porque carece de una plataforma organizada de ac¨®litos; es decir, de un partido. La virtud ¡ªo el vicio, seg¨²n se mire¡ª que distingue a EE UU de la pr¨¢ctica totalidad de democracias del mundo es que no tiene formaciones pol¨ªticas cohesionadas. Los americanos votan a candidatos que se ponen una etiqueta (dem¨®crata o republicana), pero que no obedecen a un Ferraz o G¨¦nova, sino a su electorado.
Cierto es que, con los a?os, los legisladores americanos se han vuelto m¨¢s partidistas. Lo que te garantiza la reelecci¨®n ahora no es tu capacidad de tender puentes con los rivales pol¨ªticos, sino la pureza ideol¨®gica de tu voto en el legislativo. Pero, a diferencia de Orban, Trump no puede obligar a congresistas y senadores republicanos a aprobar las medidas que le plazcan. Los legisladores antepondr¨¢n siempre el inter¨¦s de su votante medio al de su presidente. Es verdad tambi¨¦n que, con honrosas excepciones como Mitt Romney, los republicanos han cerrado filas en torno a Trump. Pero no es una lealtad incondicional, sino circunstancial. Si cambia el clima, la mayor¨ªa de republicanos dar¨¢ la espalda a su l¨ªder.
Trump controla personalmente una min¨²scula parte del aparato estatal. Nombrando a un pu?ado de zelotes ha sido capaz de crear confusi¨®n en las agencias encargadas de la gesti¨®n de la pandemia, impidiendo una respuesta sensata. Pero sembrar desorden es lo opuesto de lo que hace un aprendiz de dictador: manejar un Estado con mano de hierro.
El sistema democr¨¢tico americano est¨¢ dividido. Y por eso es invencible. @VictorLapuente
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