Vehicular o zarandear
El manto de la indiferencia todo lo recubre, con las excepciones de puntuales agujeros que dejan ver la indignidad y la deshumanizaci¨®n en que hemos ca¨ªdo
En Espa?a hay dos cosas que triunfan indefectiblemente: las palabras feas y los conflictos inventados. En estos d¨ªas, el apoyo de alguno de los partidos independentistas a los Presupuestos Generales del Estado ha sido recibido como una noticia p¨¦sima por quienes preferir¨ªan que no los apoyaran. Dicen que habr¨ªa que vehicular otra suma de diputados en el Congreso, pero a nadie le salen las cuentas y el futuro econ¨®mico no espera. La otra pol¨¦mica tiene que ver con la nueva ley educativa. Se exige que el castellano sea la lengua vehicular en las regiones biling¨¹es, pero el conflicto estriba m¨¢s en la nomenclatura del asunto que en la pr¨¢ctica diaria en las escuelas. Me temo que su elevaci¨®n a la altura de gran conflicto responde, como en el caso de los Presupuestos, a la disputa partidista y no tanto a la nobleza de una discusi¨®n racional. Sin embargo, mientras engordamos conflictos que no lo son, nos olvidamos de otros m¨¢s dram¨¢ticos.
En las ¨²ltimas semanas, la presi¨®n migratoria ha ascendido a la categor¨ªa de alarmante. La llegada de embarcaciones desbordadas de migrantes a costas espa?olas, en especial por la ruta mortal de Canarias, responde al cierre de fronteras a¨¦reas y a la situaci¨®n social en ?frica. El conflicto de la emigraci¨®n ilegal provoca una enorme indiferencia en nuestro pa¨ªs, salvo cuando lo agita tambi¨¦n la pelea partidista. Entonces siempre aparece alg¨²n l¨ªder paseando frente a la valla de Melilla y alg¨²n caradura con una soluci¨®n m¨¢gica. De tanto en tanto, al otro extremo del tablero pol¨ªtico, se produce la misma reacci¨®n espont¨¢nea con la acogida de una embarcaci¨®n determinada o un apunte de humanidad convenientemente aislado. Pero el problema persiste porque no tiene soluci¨®n. Deber¨ªa ser, por tanto, algo que nos despertara la pasi¨®n, pues en los problemas sin resolver podr¨ªamos encontrar un reto intelectual y moral. Pero no, nuestra actividad neuronal no va por ah¨ª y el manto de la indiferencia todo lo recubre, con las excepciones de puntuales agujeros que dejan ver la indignidad y la deshumanizaci¨®n en que hemos ca¨ªdo. Agujeros que parcheamos al instante para no sufrir pesadillas en la noche.
En nuestros noticiarios televisivos esta crisis actual la personifican los miles de hosteleros de Espa?a, los artistas que no pueden presentarse ante su p¨²blico y el sector tur¨ªstico. Pero afecta a mucha m¨¢s gente apenas visible. Las econom¨ªas sumergidas representan un motor que salva del hambre a miles de personas. Entre ellas, la remesa de dinero desde los pa¨ªses desarrollados hacia lugares desfavorecidos se ha reducido en m¨¢s de un 25%. Seg¨²n el Banco Mundial, los env¨ªos de dinero a su lugar de origen por parte de emigrantes alcanzaban los 700.000 millones de d¨®lares anuales. Para muchas familias africanas, su inversi¨®n m¨¢s rentable consiste en el env¨ªo de un miembro joven y sano hacia Europa. Esta apuesta econ¨®mica habilita dos negocios que ejercen de filtro: las crueles mafias de transporte humano y la lucrativa industria del rechazo fronterizo. Si alguno se piensa que vamos a atacar la ra¨ªz del problema en lugar de su extremidad m¨¢s d¨¦bil, es que no conoce la mentalidad de nuestros l¨ªderes actuales. Lo ¨²nico que pretendemos es vehicular la inmigraci¨®n. Mejor dicho, zarandearla de un lado a otro sin encontrarle un acomodo. Vehicular es un verbo malsonante; en cambio, zarandear es hermoso. El primero oculta la verdad, el segundo la desvela.
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