Org¨ªas hip¨®critas
Los casos de, digamos, falsa virtud que contrasta con la reivindicaci¨®n de una ortodoxia cristiana menudean en el partido de Viktor Orb¨¢n
El eurodiputado h¨²ngaro J¨®zsef Sz¨¢jer, ¨ªntimo del parafascista primer ministro Viktor Orb¨¢n y cofundador de su partido ultra Fidesz, tuvo que dimitir la pasada semana al conocerse que particip¨® en una muy nutrida org¨ªa gay. Fue detenido por la polic¨ªa de Bruselas no por el sesgo de la fiesta, pues la liberal B¨¦lgica, a diferencia de la iliberal Hungr¨ªa, no persigue la homosexualidad, sino porque contravino el l¨ªmite num¨¦rico impuesto a las reuniones como medida antipandemia. Y porque violaba la obligaci¨®n de portar, al menos, una sucinta mascarilla.
Sz¨¢jer ejerc¨ªa de paloma del halc¨®n Orb¨¢n en el Parlamento de Estrasburgo y en el Partido Popular Europeo. Esa impostura. ?l escribi¨® en 2010, de su pu?o y letra, el art¨ªculo de la nueva Constituci¨®n que protege al matrimonio como ¡°la uni¨®n entre un hombre y una mujer¡±. Un texto que ha facilitado la discriminaci¨®n por raz¨®n de orientaci¨®n sexual y la activa inquina oficial hacia el mundo LGTBI, paralela a la persecuci¨®n de los gitanos, de los inmigrantes y de los jueces independientes, entre los que no se cuenta la esposa del eurodiputado dimisionario, T¨¹nde Hand¨®, miembro del Tribunal Constitucional.
Los casos de, digamos, falsa virtud que contrasta con la reivindicaci¨®n de una ortodoxia cristiana menudean en el partido gobernante. Los m¨¢s recientes eran los del atleta ol¨ªmpico y alcalde de Gy?r, Zsolt Borkai, que tambi¨¦n tuvo que dimitir al ser grabado en un yate con prostitutas, y el del embajador de Orb¨¢n en Per¨², G¨¢bor Kaleta, tan aficionado al coleccionismo digital que guardaba en el disco duro de su ordenador 19.000 archivos de pornograf¨ªa infantil.
El vicio de la hipocres¨ªa consiste en defender lo contrario de lo que se practica, negarse a aplicarse a uno mismo los valores que se exigen a los dem¨¢s, simular en la vida p¨²blica lo que se disimula en la privada. No es exclusivo ni de un pa¨ªs ni de la actividad pol¨ªtica. Resulta frecuente en otros ¨¢mbitos, particularmente entre congregaciones religiosas: alguna, la de los Maristas, acaba de hacer algo infrecuente, pedir perd¨®n p¨²blico y reparar da?os causados por abusos sexuales.
Y es feraz en otras actividades. No en vano tiene gran arraigo en el a?ejo refranero espa?ol: ¡°Una cosa es predicar y otra, dar trigo¡±; ¡°en casa de herrero, cuchillo de palo¡±, y, sobre todo, ¡°dime de qu¨¦ presumes y te dir¨¦ de qu¨¦ careces¡±.
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