Moro, entre el ser y no ser de Shakespeare y el caballero de la triste figura de ¡®El Quijote¡¯
El exjuez de primera instancia m¨¢s famoso dentro y fuera de Brasil, ensalzado y odiado a la vez por la opini¨®n p¨²blica, no ha dado a¨²n un motivo convincente de su apuesta por la pol¨ªtica
El exjuez de la Operaci¨®n Lava Jato y exministro de Jair Bolsonaro, Sergio Moro, es un personaje singular que, a pesar de ser parco en sus palabras, sobrio en sus gestos y duro en sus decisiones, est¨¢ llamado a hacer ruido en este pa¨ªs y fuera de ¨¦l.
La ¨²ltima sorpresa tras haber dado un portazo como ministro de Justicia del Gobierno de Bolsonaro ha sido su contrato con la empresa Alvarez & Marsal, que tiene entre sus clientes a dos grandes empresas brasile?as, Odebrecht y Queiroz Galv?o, ambas afectadas por la misma investigaci¨®n de Lava Jato. Ya que Moro se hizo notar dentro y fuera de Brasil por haber llevado a la c¨¢rcel a los grandes empresarios de Brasil, este nuevo gesto recuerda la f¨¢bula de la zorra en el gallinero.
Por m¨¢s que haya intentado explicar que ahora deber¨¢ trabajar para que las empresas no se corrompan, lo cierto es que todo hace pensar que se ha pasado a la otra parte con su contrato de consultor¨ªa a las grandes empresas privadas.
Fue Moro un simple juez de primera instancia que se gan¨® fama mundial por sus sentencias, que por primera vez en Brasil llevaron a la c¨¢rcel a grandes empresarios y pol¨ªticos de copete, empezando por el expresidente, el m¨ªtico l¨ªder de la izquierda, Luiz In¨¢cio Lula da Silva.
El primer gesto de formar parte del Gobierno de extrema derecha de Bolsonaro ya fue un aldabonazo de sus posibles planes de dar el salto a la pol¨ªtica. Y, a¨²n cuando dej¨® el Gobierno enfrentado con el presidente, pocos dudaron que volver¨ªa a entrar en la pol¨ªtica por la puerta de las urnas, por sus deseos nunca confesados de querer disputar en 2022 la presidencia de la Rep¨²blica. Ahora vuelve a sorprender con su salto a la empresa privada recuperando la abogac¨ªa. ?Tendr¨¢ en ese caso que defender a los empresarios corruptos? Sea como sea, la empresa ha informado que no ofrece servicios jur¨ªdicos formales.
El exjuez de primera instancia m¨¢s famoso dentro y fuera de Brasil, ensalzado y odiado a la vez por la opini¨®n p¨²blica, no ha dado a¨²n un motivo convincente de su conversi¨®n a la pol¨ªtica. Alega que crey¨® que desde el importante ministerio de Justicia podr¨ªa dar un impulso a¨²n mayor a su cruzada contra la corrupci¨®n, aunque la verdad es que nunca qued¨® clara su alianza con un personaje tan mediocre como Bolsonaro. Siempre vestido de negro y corbatas oscuras, Moro parece una esfinge de la que es dif¨ªcil saber lo que piensa y depositario quiz¨¢s de secretos que solo ¨¦l conoce.
Parco en sus entrevistas, para desespero de los periodistas, vuelve ahora a sorprender con su nueva tarea de aconsejar a las grandes empresas. Ha sufrido desgaste por una serie de acusaciones hechas sobre ciertos comportamientos suyos y por haber encarcelado a un mito como Lula, lo que le impidi¨® ser candidato a la presidencia de la Rep¨²blica. Pero Moro, a pesar de las voces que afirman que su hechizo se est¨¢ apagando, contin¨²a siendo un enigma dif¨ªcil de descifrar. ?Y si el contrato con la importante empresa de consultor¨ªa fuese otro golpe para ganarse la simpat¨ªa de dichas empresas, que podr¨ªan apoyarlo en su deseo de entrar en pol¨ªtica por la puerta grande de la presidencia, enfrentando a su ahora enemigo Bolsonaro?
La publicaci¨®n en estos d¨ªas de un libro sobre ¨¦l escrito por su esposa, la abogada Rosangela Wolf Moro, Los d¨ªas m¨¢s intensos, una historia personal de Sergio Moro, han vuelto a colocar al personaje en el escaparate. En la divulgaci¨®n de la obra, Moro escribi¨®: ¡°Nada ser¨ªa posible si esa ¡®verdadera Dama de Hierro¡¯ no hubiese estado a mi lado en los momentos m¨¢s dif¨ªciles¡±. Ahora queda claro que detr¨¢s de sus decisiones, que han desconcertado a la opini¨®n p¨²blica, est¨¢ esa Dama de Hierro.
Para poder interpretar el misterio de Moro habr¨ªa que colocarlo entre el ¡°ser y no ser¡± de Hamlet y entre la angustia existencial del caballero de la triste figura, el apodo que Sancho Panza diera a su se?or, El Quijote.
Como en el famoso Hamlet de Shakespeare, Moro parece debatirse en sus decisiones y planes futuros: ¡±Ser o no ser, esa es la cuesti¨®n. Si es m¨¢s noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la ¨¢spera fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin al encuentro¡±.
Con Hamlet, el famoso dramaturgo grab¨® para la posteridad el t¨¦rmino de hamletiano, el de la duda permanente entre el ser y el no ser. Y parte de esa angustia debe ser la que arrastra en este momento el hamletiano Moro, que no acaba de descifrar sus verdaderos planes. Y es por ello que creo que se han precipitado quienes piensan que su ida a la empresa privada ha cerrado finalmente el enigma de su verdadera vocaci¨®n.
Y junto a la duda eterna entre el ser y el no ser, entre el entrar o no en pol¨ªtica, en este momento no sabemos si no le es m¨¢s f¨¢cil ¡°soportar las flechas y pedradas que cada d¨ªa se acumulan a sus pies o armarse contra un mar de adversidades y darles fin al encuentro¡±.
El peligro que corre Moro con su enigma sin descifrar y sus sorpresas de cada d¨ªa es el de convertirse en el ¡°caballero de la triste figura¡± de El Quijote, que arremet¨ªa contra los molinos de viento como si se trataran de gigantes peligrosos, revelando su decadencia como caballero andante.
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