Liderazgo verde

Problemas acuciantes apremian a la Uni¨®n Europea, que hoy y ma?ana celebrar¨¢ una cumbre marcada en gran medida por el esfuerzo para desbloquear el fondo de recuperaci¨®n amenazado por los vetos de Hungr¨ªa y Polonia y la negociaci¨®n del Brexit. Ambos asuntos son urgentes y trascendentales. Pero ning¨²n concepto deber¨ªa hacer perder de vista la impostergable necesidad de acci¨®n en otra cuesti¨®n que est¨¢ sobre la mesa en la cumbre: la lucha contra el cambio clim¨¢tico, que hace un a?o encabezaba la agenda internacional y que hoy parece haber quedado subordinada a las urgencias de la pandemia.

Hace justo un a?o, la reuni¨®n sobre el clima celebrada en Madrid ¡ªcon la medi¨¢tica presencia de la joven activista Greta Thunberg¡ª ayud¨® a cristalizar la concienciaci¨®n colectiva sobre la importancia de esta lucha. El clamor contra las emisiones de di¨®xido de carbono y la defensa del planeta parec¨ªan abrirse paso al fin con contundencia entre la opini¨®n p¨²blica. Desde entonces, sin embargo, las agendas se han visto desbordadas por la eclosi¨®n de la pandemia. Pero ambas causas no solo no son incompatibles, sino que ¡ªal menos en el caso europeo, donde una tercera parte del fondo de recuperaci¨®n por la pandemia ir¨¢ destinado a proyectos verdes¡ª de sus respectivos combates surgen soluciones conjuntas. Por tanto, resulta esencial no distraer la mirada.

Varias circunstancias favorables, adem¨¢s, se han dado cita estos d¨ªas: la victoria de Joe Biden, por un lado, devuelve a EE UU al Acuerdo del Clima y a la agenda medioambiental desmantelada por Donald Trump. EE UU emite el 14% de los gases de efecto invernadero de todo el mundo. En China, por otra parte, el Gobierno se comprometi¨® en septiembre a alcanzar la neutralidad del carbono antes de 2060, lo que implica que las emisiones no superar¨¢n el CO2 que absorben los sumideros. China es el mayor emisor global, con una cuarta parte del total. La nueva coyuntura internacional, por tanto, resulta favorable al impulso de proyectos ambiciosos. Se cumplen adem¨¢s cinco a?os del Acuerdo de Par¨ªs, por el que China, EE UU y la UE ¡ªentre otros¡ª se comprometieron a trabajar para que el aumento de la temperatura no supere los dos grados con respecto a los niveles preindustriales. El 12 de diciembre todos est¨¢n llamados a renovar sus compromisos en una cumbre de la ONU.

La Uni¨®n Europea debe aspirar a estar a la cabeza de este desaf¨ªo por la lucha contra el cambio clim¨¢tico en s¨ª misma, pero tambi¨¦n por razones morales y estrat¨¦gicas. Europa tiene un largo historial de contaminaci¨®n que impone obligaciones; adem¨¢s, perdida la carrera tecnol¨®gica digital en favor de EE UU ¡ªy, en cierta medida, de China¡ª, los pa¨ªses europeos tienen una oportunidad de ponerse a la vanguardia mundial de las tecnolog¨ªas verdes, con todas las derivadas que tendr¨¢n. Por ello es fundamental que los l¨ªderes de la UE aprueben los planes de reducci¨®n del 55% de sus emisiones con respecto a los niveles de 1990 para 2030 (m¨¢s ambicioso que el actual objetivo del 40%) y que desbloqueen el presupuesto para el periodo 2021-2027, as¨ª como el fondo de recuperaci¨®n que a ello va vinculado, que ser¨¢n esenciales para recorrer ese camino. Es clave asentar pronto ese objetivo y esos medios. A partir de ah¨ª, empezar¨¢ el desaf¨ªo real de implementar proyectos y tecnolog¨ªas para lograrlo. La Uni¨®n no puede fallar.