Gentrificaci¨®n y barreras de entrada
De cerca, muchas enemistades son t¨¢cticas y tienen que ver m¨¢s con el poder que con la ideolog¨ªa
La gentrificaci¨®n es agradable mientras la puedes pagar. Luego buscas formas para que los dem¨¢s no entren. El punto ¨®ptimo es que t¨² te hayas instalado y los dem¨¢s no puedan. El ascensor social deber¨ªa pararse cuando yo me baje.
Hablamos de la gentrificaci¨®n y la construcci¨®n de obst¨¢culos cuando hablamos de ciudades, pero puede verse en otros sitios. Los conflictos en las empresas, las redacciones o los partidos (o entre generaciones de inmigrantes), responden a menudo a ese patr¨®n. Cuanto m¨¢s lejos est¨¢s, m¨¢s importancia das a las desavenencias de ideolog¨ªa y cosmovisi¨®n. De cerca, muchas enemistades son t¨¢cticas y tienen que ver m¨¢s con el poder que con la ideolog¨ªa. Uno quiere el poder para acometer una misi¨®n; cuando tiene el poder, conservarlo se convierte en la misi¨®n. Las alianzas son circunstanciales y muchas veces las grandes visiones son una excusa para aglutinar a los tuyos o atacar al rival.
El debate entre distintas corrientes del feminismo sobre los derechos trans es tambi¨¦n una disputa sobre la hegemon¨ªa del feminismo. Hay un componente generacional. Las dos corrientes creen en la igualdad y en la protecci¨®n de un colectivo hist¨®ricamente maltratado: de nuevo, muchas diferencias son de matiz, pero eso hace que la discusi¨®n sea m¨¢s ¨¢spera. Tambi¨¦n, algunos argumentos recuerdan a momentos anteriores: por ejemplo, cuando a las feministas se les dec¨ªa que extender a las mujeres derechos que ya ten¨ªan los hombres ser¨ªa contraproducente.
En algunos casos, la protecci¨®n a las lenguas minoritarias, que parte del deseo de conservaci¨®n de un patrimonio cultural, sigue un proceso similar de demarcaci¨®n de un territorio y construcci¨®n de una barrera. Se repiten otras cosas. Kirmen Uribe escrib¨ªa sobre la educaci¨®n que recibi¨® su padre, hablante de euskera, durante el franquismo: un profesor no entend¨ªa que el castellano ¡°para mi padre era su segunda lengua y por ello le costaba hablarla. Aunque ahora nos parezca una barbaridad, aquel maestro premiaba el monoling¨¹ismo y castigaba al biling¨¹e¡±. Puede aplicarse a la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica.
Por supuesto, las ideas importan. Aqu¨ª solo hablo de la estructura del debate, y de la sorpresa que puede sentir quien defiende un proyecto de emancipaci¨®n al encontrarse de pronto del otro lado, como cuando reconoces a tu padre o tu madre en una expresi¨®n que has dicho o al ver tu reflejo en un escaparate. @gascondaniel
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.