Trump se enfrenta a las tecnol¨®gicas y hace bien
El intento de eliminar la protecci¨®n de contenidos fue equ¨ªvoco en la forma, pero necesario en el fondo
Trump decidi¨® d¨®nde iba a echar el resto antes de abandonar la Casa Blanca, ha sido en la secci¨®n 230 de la Ley de 1996 de Decencia en las Comunicaciones. No estamos hablando de una norma cualquiera; es la ley fundacional de Internet en EE UU, y act¨²a como escudo legal para plataformas como Facebook o YouTube protegi¨¦ndolas de dos maneras: en primer lugar, de ser demandadas por contenidos publicados por sus usuarios, y en segundo, al dejarles eliminar contenidos susceptibles de objeci¨®n. En otras palabras, se trata de la ley que las exime de responsabilidad legal por los contenidos que los usuarios publican en ellas.
Puesto que las plataformas digitales no son responsables de vigilar los contenidos, a menudo se culpa a la secci¨®n 230 de permitir que Internet se haya convertido r¨¢pidamente en un espacio salvaje, incendiario, agresivo y, con demasiada frecuencia, mendaz. Un espacio que contribuy¨® sobremanera al ascenso de Trump a la Casa Blanca. Pero, aunque resulte desconcertante que el a¨²n presidente haya tomado personalmente las riendas de esta batalla, Trump tampoco se aparta tanto de la mayor¨ªa de legisladores dem¨®cratas y republicanos, que llevan tiempo con la vista puesta en la reforma. Solamente ha elegido el lugar y el momento equivocados para este torpe y desesperado intento de cambio.
Trump ha querido eliminar la protecci¨®n que la secci¨®n 230 ofrece a las plataformas utilizando una ley de gasto en defensa que otorga aumentos de sueldo al personal militar. T¨¦cnicamente, esto podr¨ªa haberse hecho a?adi¨¦ndole una menci¨®n, pero era feo y mezclaba una ley sobre la gobernanza de Internet con el gasto militar. Finalmente, ha quedado fuera.
Si bien existe un amplio consenso en ambos partidos sobre la necesidad de reformar la gobernanza de Internet, y en especial la mencionada secci¨®n, no hay acuerdo en por qu¨¦ la reforma es necesaria. Los republicanos est¨¢n convencidos de que en Internet se censura el lenguaje conservador, mientras que a los dem¨®cratas les indigna que las plataformas no tomen medidas contra los contenidos violentos o enga?osos o los intentos de interferir en unas elecciones. Sin embargo, nadie puede negar a Trump el m¨¦rito de haber puesto el tema en la agenda, algo en lo cual es experto, aunque no haya conseguido m¨¢s que convertirlo en una cantinela entre sus adeptos m¨¢s fervientes.
No nos confundamos. A Trump no le interesa hacer de Internet un lugar mejor para el discurso c¨ªvico y la democracia. En su caso se trata de algo personal. Est¨¢ enfadado con Twitter y Facebook por marcar algunas de sus publicaciones como falsas y cree que las plataformas censuran injustamente las opiniones conservadoras. Sin embargo, la revocaci¨®n completa de la secci¨®n 230 seguramente supondr¨ªa que Twitter tendr¨ªa que prohibir la hiperactividad de Trump en la red social.
Si el propio presidente no se ha tomado el tiempo de pensar bien las consecuencias de suprimir la secci¨®n 230, no cabe duda de que sus seguidores tienen una comprensi¨®n limitada del asunto, lo cual plantea un problema a los reformadores serios. Hace un a?o, Joe Biden, por su parte, manifest¨® abiertamente en una entrevista con el consejo editorial de The New York Times que le gustar¨ªa ver revocada la secci¨®n 230. Biden se?al¨® que el diario es responsable legal de lo que publica, mientras que Facebook no lo es. Se prev¨¦ que la Administraci¨®n de Biden-Harris retire el debate sobre la secci¨®n de la Comisi¨®n Federal de Investigaci¨®n y lo remita al Congreso.
Aunque no est¨¦n de acuerdo en la soluci¨®n, la mayor¨ªa de dem¨®cratas y republicanos han coincidido en que un cambio de tama?as consecuencias requiere sesiones exhaustivas y un debate p¨²blico sobre la libertad de expresi¨®n y sus l¨ªmites y responsabilidades. Por lo tanto, finalmente enviaron a Trump la ley de defensa sin ninguna menci¨®n a la secci¨®n 230. Como protesta, el presidente la vet¨® y, en los ¨²ltimos d¨ªas, primero la C¨¢mara de Representantes y despu¨¦s el Senado, han anulado su veto, un acontecimiento especialmente singular en el Senado, donde los republicanos tienen mayor¨ªa y hac¨ªa falta dos tercios para hacerlo.
Internet es una de las manifestaciones de nuestra interconexi¨®n mundial que podemos entender f¨¢cilmente porque interactuamos con ella a diario. Poca gente duda de que tenemos que hacer algo con la desinformaci¨®n que amenaza nuestras instituciones. Sin embargo, a medida que los pa¨ªses y las regiones adoptan enfoques muy diferentes sobre ello, el asunto presenta una nueva consecuencia. Ya hemos entrado en una nueva fase de la vida online con un sistema de estilo ciberwestfaliano que sustituye al espacio sin fronteras original que hemos disfrutado desde el nacimiento de Internet. Esto significa que, independientemente del pa¨ªs que contemple una regulaci¨®n, tenemos que estar atentos porque los resultados nos afectan a todos.
Alana Moceri es analista de relaciones internacionales y profesora de la Universidad Europea e IE School of Global and Public Affairs.
Traducci¨®n de News Clips.
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