El desaf¨ªo de 2021 no es (solo) la pandemia

Contemplar la profec¨ªa autocumplida en que se ha convertido la tercera ola de la pandemia ¡ªcuarta ya en algunos territorios¡ª puede confundirnos respecto de los retos a que se enfrentan Occidente en general, Europa en particular y Espa?a de forma especial.

El virus volver¨¢ a poner en jaque a un sistema sanitario que ha pasado de ser el orgullo nacional a reflejar m¨²ltiples carencias: recortes primero; insuficientes refuerzos despu¨¦s; y problemas tanto en la estructura de base, la atenci¨®n primaria, como en la gobernanza y la toma de decisiones.

De la mano de la crisis sanitaria viene la econ¨®mica. A la protecci¨®n de los sectores m¨¢s vulnerables ha de unirse la transformaci¨®n a medio y largo plazo. Las ayudas a empresas cuya necesaria presencialidad les impide ahora resistir (hosteler¨ªa, turismo...) ha de convivir con los incentivos para acelerar su transformaci¨®n, una vez que el modelo ha mostrado sus debilidades. La respiraci¨®n asistida gracias a la que se mantienen con vida algunas empresas no puede ser eterna. Habr¨¢ que ir retir¨¢ndola conforme est¨¦n dispuestos otros soportes tanto para la poblaci¨®n como para los territorios. La ¡°Transici¨®n Justa¡±, concebida para apoyar a los m¨¢s afectados por la recuperaci¨®n medioambiental, puede servir como gu¨ªa para otros ¨¢mbitos.

Para ello es vital el apoyo econ¨®mico de la Uni¨®n Europea, si se sabe aprovechar. Un hito que no s¨®lo enmienda la d¨¦cada del austericidio, sino que dibuja una oportunidad de modernizaci¨®n tanto para el tejido empresarial como para la propia Administraci¨®n p¨²blica.

Tan importantes son estos tres desaf¨ªos ¡ªla crisis sanitaria, la econ¨®mica, y la gesti¨®n de los fondos europeos para la modernizaci¨®n¡ª, que hasta se har¨¢n un hueco en la campa?a electoral catalana. Se acab¨® la cuesti¨®n nacional como monotema.

No obstante, conviene recordar que la respuesta a estas encrucijadas se ver¨¢ comprometida si no se resuelve con ¨¦xito un problema esencial: recuperar la confianza de la ciudadan¨ªa en las instituciones.

Como recuerda Andreu Espasa en su Historia del New Deal, en momentos de grandes crisis como fueron los a?os 1932-33, abundan las muestras de desapego y desconfianza hacia el sistema democr¨¢tico. De ah¨ª que Roosevelt entendiera que el New Deal deb¨ªa incorporar tambi¨¦n el debate pol¨ªtico sobre la democracia.

El programa Next Generation de la Uni¨®n Europea bien puede considerarse el New Deal del siglo XXI, y como entonces, llega en un momento donde la confianza en las instituciones parece diluirse en una mezcla de resignaci¨®n y populismo. El gran reto del a?o, y quiz¨¢s de la d¨¦cada, ser¨¢ comprender lo que Rosanvallon advierte en El siglo del populismo: que la democracia es un terreno de experimentaci¨®n, ¡°el horizonte trazado por la exploraci¨®n permanente¡±, que necesita multiplicar sus formas y espacios hasta recuperar la adhesi¨®n ciudadana. El ¨¦xito o fracaso en esta misi¨®n condicionar¨¢ la forma en que puedan abordarse los tres desaf¨ªos; el sanitario, el econ¨®mico y la modernizaci¨®n. @tinamonge