Se llama extrema derecha
La ideolog¨ªa de los supremacistas blancos, los Proud Boys, QAnon, el movimiento MAGA, la ¡®alt-right¡¯, o esos muchachos del Boogaloo, que se preparan para una nueva guerra civil, est¨¢ claro a qu¨¦ ideas responde

Esto no es Estados Unidos. Fue una de las frases recurrentes que trufaron los discursos de los que condenaban el asalto al Capitolio, de los que pronunci¨¢ndola deseaban solidarizarse con la legalidad estadounidense, como el presidente Macron. Lugares comunes que tratan de aliviar el sentimiento de verg¨¹enza que provocan im¨¢genes tan bochornosas como las que vimos. Pero s¨ª, es Estados Unidos, una parte nada desde?able de ese pa¨ªs dividido. Es Estados Unidos, por muy grotesca que parezca su gente en ese asalto violento y peliculero; estadounidenses son los que bravuconamente se hac¨ªan selfies con gorros de Daniel Boone, los de rostros pintados; son estadounidenses esos tipos que agitaban las banderas esclavistas, los que portaban armas que compran sin demasiados requisitos en los supermercados; lo son aquellos que pod¨ªan haber matado a congresistas y de milagro no lo hicieron, los que irrumpieron en el despacho de Nancy Pelosi; ese tipo que se sienta en su butaca con las piernas abiertas, jact¨¢ndose de haber tomado el poder por asalto, es estadounidense. De Estados Unidos. ?Qu¨¦ hubiera pasado si la presidenta de la C¨¢mara hubiera estado all¨ª? En algunas pancartas se pod¨ªa leer ¡±Nancy Pelosi is Satan¡±. El mensaje se lanza desde cualquier ordenador, luego hay otros que se aventuran a perpetrar el castigo. Puede que algunos agitadores intelectuales se vean muy alejados de esa chusma, porque lo hacen desde sus foros, blogs, columnas, canales de televisi¨®n o desde despachos del propio Partido Republicano. Puede que el que la alienta no se moje jam¨¢s y que el que la financie nunca pague ante la justicia su campa?a de odio, pero alguien respalda ideol¨®gicamente a la turba. Mensajes simples y repetitivos que han desembocado en un aquelarre. No fueron obra exclusiva del payaso del pelo zanahoria que escup¨ªa mensajes incendiarios, tampoco de la masa que sigui¨® su consigna. Las cabezas pensantes que idean el escenario de un pueblo dividido y apoyan a un l¨ªder trastornado casi nunca pagan su fechor¨ªa.
Aqu¨ª en Espa?a hicimos lo propio. Pens¨¦ que ¨ªbamos a tardar m¨¢s en salir de nuestra estupefacci¨®n, pero no, el esp¨ªritu reactivo impera. Y llegaron las consabidas comparaciones. Se podr¨ªa decir odiosas comparaciones, pero m¨¢s bien habr¨ªa que optar por retorcidas o rid¨ªculas. Somos incapaces de dedicar un tiempo a reflexionar sobre cu¨¢les son los factores determinantes para que esto haya sucedido, en otro pa¨ªs mucho m¨¢s ajeno al nuestro de lo que nos ha hecho creer el cine. Lo que parece claro, all¨ª, seg¨²n los an¨¢lisis que van surgiendo y que avala el FBI, es que se trata de un movimiento de inspiraci¨®n ultraderechista. Son muchos a?os alimentando a la bestia. La mezcla de teor¨ªas conspiranoicas y de un fanatismo religioso que augura el fin del mundo, que dibuja a Trump como el mism¨ªsimo rey David, la concepci¨®n furiosamente individualista de la libertad, el rechazo al extranjero, el racismo fundacional, un componente mis¨®gino com¨²n en todas las organizaciones radicales masculinas, el espantajo de la pedofilia que aseguran practica la ¨¦lite, el antisemitismo encarnado en Soros, el activismo antivacunas, el rechazo a cualquier medida medioambientalista. Y, desde luego, el convencimiento de que est¨¢n robando las elecciones a su l¨ªder.
Esos delirios cruzaron el oc¨¦ano, donde se han calcado algunos de los mandamientos del catecismo, amoldando el ideario a la realidad de cada pa¨ªs. ?C¨®mo no reconocerlos en algunos discursos delirantes que escuchamos a los visionarios que est¨¢n entre nosotros? Las comparaciones con el movimiento de Rodea el Congreso han ido pasando de boca en boca, como si se tratara de una consigna. Lo hacen como un batall¨®n, culpando al otro, tal vez para aliviar sus propios pecados. Pero la ideolog¨ªa de los supremacistas blancos, los Proud Boys, QAnon, el movimiento MAGA, la alt-right, o esos muchachos del Boogaloo, que se preparan para una nueva guerra civil, est¨¢ claro a qu¨¦ ideas responde. Se llama extrema derecha.
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