La joven y la palabra
En todos los sentidos, ser¨¢ una presidencia muy diferente tambi¨¦n para las mujeres
¡°Somos los herederos de un pa¨ªs y un tiempo en el que una ni?a flaca y negra, descendiente de esclavos y criada por una madre soltera, puede so?ar con ser presidente y recitar un poema ante la persona que ocupa ese puesto¡±. La joven y la palabra. En una ceremonia at¨ªpica, sobria y llena de emoci¨®n contenida, la fuerza de los versos y la declamaci¨®n de Amanda Gorman recog¨ªan toda la esencia del esp¨ªritu americano: la igualdad, la oportunidad, la esperanza, la democracia¡ Unos valores que han estado eclipsados en los cuatro a?os que ahora terminan.
Una ceremonia en la que, presidente aparte, el protagonismo fue de las mujeres: empezando por la vicepresidenta Kamala Harris ¡ªcon todo su simbolismo como pionera¡ª, Lady Gaga, Jennifer Lopez y la propia Gorman. Tambi¨¦n Jill Biden, la nueva primera dama.
En todos los sentidos, ser¨¢ una presidencia muy diferente tambi¨¦n para las mujeres.
M¨¢s all¨¢ de Harris, en el terreno pol¨ªtico Estados Unidos tendr¨¢ la mayor representaci¨®n femenina de su historia, con un 27,1% en el Congreso. S¨ª, lejos, muy lejos de otros pa¨ªses democr¨¢ticos, como Espa?a, que cuenta con un 46,8%, pero un avance al fin y al cabo. A ello se suma que las dos C¨¢maras estar¨¢n presididas por mujeres: Nancy Pelosi, la de Representantes; Kamala Harris, como vicepresidenta, el Senado.
En el Gabinete de Biden, a falta de su confirmaci¨®n oficial, habr¨¢ 12 mujeres, un 48%, una cifra hist¨®rica. El r¨¦cord anterior lo ten¨ªa Bill Clinton, con nueve. Ser¨¢ adem¨¢s la primera vez que en el Gobierno haya una mujer nativa americana, una de origen asi¨¢tico y de color y una que dirija los servicios de inteligencia. Y ser¨¢ el Ejecutivo m¨¢s diverso que haya tenido nunca Estados Unidos.
En la Casa Blanca, la doctora Jill Biden ser¨¢ la primera esposa de un presidente en mantener su propio trabajo como profesora. Hace unas semanas, un columnista de The Wall Street Journal la acus¨® de uso fraudulento del t¨ªtulo de doctora ¡ªno lo es en Medicina, sino en Educaci¨®n¡ª. Con un lenguaje paternalista y ciertamente mis¨®gino, despreciaba sus cualificaciones profesionales y acad¨¦micas. La respuesta al art¨ªculo fue abrumadora, empezando por varios periodistas del mismo peri¨®dico.
El papel de la primera dama, entre lo oficial y lo oficioso, siempre es motivo de controversia, pero es indudable su capacidad de servir de modelo para la sociedad. En la memoria, siempre, Eleanor Roosevelt, que supo aprovechar tan privilegiada plataforma para luchar por la igualdad y los derechos civiles.
En la calle, por fin, el ambiente ser¨¢ otro. Recuperar la agenda de las mujeres, frenada y dinamitada por Trump, es un primer objetivo. Dejar de ver cada d¨ªa a un presidente que presum¨ªa de hacer con ellas lo que quer¨ªa es m¨¢s que un alivio. Gorman y su generaci¨®n pueden seguir pensando que otro futuro es posible.
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