Fondos europeos: fracaso colectivo espa?ol
El plan de gesti¨®n de la ayuda de la UE avanza en el Parlamento de forma p¨¦sima
El Congreso de los Diputados vot¨® este jueves la convalidaci¨®n de un decreto de gran importancia, el que esboza el marco de gobernanza de los ingentes fondos europeos que Espa?a tiene previsto recibir. Se trata del proyecto de mayor envergadura transformadora en d¨¦cadas. Desafortunadamente, el resultado de la votaci¨®n es, antes que ning¨²n otro, un fracaso colectivo de la pol¨ªtica espa?ola, lastrada por tacticismos de cortas miras, c¨¢lculos partidistas, raqu¨ªtica propensi¨®n a dialogar y construir juntos. Las responsabilidades, aunque de distinto grado, manchan gran parte del hemiciclo.
Tras la estampida de su vol¨¢til socio ERC, el Gobierno salv¨® la votaci¨®n gracias al apoyo de EH Bildu y la abstenci¨®n de Vox. Que esta sea la base sobre la que edificar un trascendental proyecto de modernizaci¨®n del pa¨ªs provoca honda inquietud. Como han se?alado correctamente varias formaciones pol¨ªticas, el Ejecutivo tiene la grave responsabilidad de no haber dialogado en tiempo y forma acerca de esta iniciativa con los dem¨¢s partidos. Es incomprensible que el presidente, Pedro S¨¢nchez, esperara tener una adhesi¨®n autom¨¢tica a una norma de tan vital importancia y muy pol¨¦mica por un dise?o que, con el comprensible af¨¢n de agilizar el gasto, centraliza mucho las decisiones y recorta peligrosamente los controles. Por ello mismo, requer¨ªa la m¨¢xima concertaci¨®n pol¨ªtica y cooperaci¨®n institucional.
La sensaci¨®n de improvisaci¨®n que exhibi¨® el Ejecutivo es alarmante y evidencia los l¨ªmites de las alianzas parlamentarias que ha cultivado ¡ªcon especial impulso del socio minoritario¡ª. Si alguien ten¨ªa alguna duda, la afinidad electiva con ERC demostr¨® este jueves toda su evanescencia. La formaci¨®n republicana opt¨® sin m¨¢s por su inter¨¦s partidista en v¨ªsperas de las elecciones auton¨®micas y puso el epitafio a cualquier pretensi¨®n de que se pueda confiar en ella para proyecto de pa¨ªs alguno.
En el otro lado del hemiciclo, se asisti¨® a una nueva prueba de la ciega intransigencia del PP, que, de forma cada vez m¨¢s evidente, prioriza su ventajismo pol¨ªtico sobre el inter¨¦s general. Una posici¨®n radical que desalienta cualquier aproximaci¨®n negociadora. El alabado discurso de moderaci¨®n pronunciado por Pablo Casado en la moci¨®n de censura de Vox ha quedado en eso: un discurso nada m¨¢s. Espa?a sigue a la espera de la metamorfosis de sus palabras en hechos. Ciudadanos, por su parte, que en el pasado ha mostrado mayor disposici¨®n negociadora, esta vez pareci¨® modular un tono m¨¢s duro con la vista puesta en las elecciones catalanas. Ambos partidos votaron que no, asumiendo el riesgo de provocar un importante accidente en la gesti¨®n de los fondos.
El Ejecutivo evit¨® in extremis una derrota que habr¨ªa proyectado una p¨¦sima imagen en Bruselas gracias al apoyo de la izquierda abertzale y a la abstenci¨®n de la extrema derecha ¡ªen la improbable interpretaci¨®n del papel de fuerza responsable¡ª. Detr¨¢s de la maniobra de Vox se intuye el deseo de desmarcarse del PP y cultivar su propio perfil. La gesti¨®n de los fondos europeos es, por su trascendencia, un asunto intr¨ªnsecamente turbulento. El Gobierno italiano acaba de caer por un pulso sobre esta materia. Hay sin embargo mucho camino por delante, quedan oportunidades para mejorar el esquema de gobernanza ¡ªque lo necesita¡ª y concertar los proyectos. Por desgracia, visto el panorama en el Congreso, cuesta creer que se vayan a aprovechar esas oportunidades.
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