Imitaci¨®n
Illa es el candidato perfecto para unas elecciones en la naci¨®n perfecta, aunque inexistente
Dentro de un par de semanas algunos catalanes volver¨¢n a las urnas mecidos por un sue?o que se ha prolongado durante d¨¦cadas desde que Pujol, actor de novela rom¨¢ntica, se inventara una naci¨®n ling¨¹¨ªstica. Es decir, una naci¨®n oral. Por esta raz¨®n a m¨ª me parece que el se?or Illa es el perfecto candidato para ese pa¨ªs ¨²nicamente oral.
Como todo en aquella comunidad, Illa es una perfecta imitaci¨®n. Ha imitado a los ministros espa?oles con un ¨¦xito rotundo. Ha hablado sosegadamente, no ha insultado a nadie, siempre ha llevado corbata, en fin, ha sido un modelo que deber¨ªan imitar los restantes ministros. Ahora bien, su efectividad ha sido nula. Era, simplemente, un buen simulacro oral y visual de ministro sin capacidad ejecutiva alguna. Si se hubiera tumbado en una hamaca bajo el sol de cualquier desierto africano, el resultado habr¨ªa sido el mismo, o sea, nada.
De modo que es el candidato perfecto para unas elecciones en la naci¨®n perfecta, aunque inexistente. Todo es as¨ª en aquella comunidad. El equipo de f¨²tbol no es un equipo de f¨²tbol, sino m¨¢s que un club. Da igual que sea m¨¢s o menos, el caso es que no es un club como los dem¨¢s. Lo mismo sucede con los obispos, que son m¨¢s que obispos, y los dirigentes del empresariado son m¨¢s que empresarios. La alcaldesa de Barcelona ha logrado algo que no ha osado ninguna alcald¨ªa real: proteger a los invasores legales de viviendas (llamados, por disimulo, okupas) contra todos los ciudadanos que pagan impuestos. Las universidades catalanas tienen como primera funci¨®n ser las madrazas del separatismo, que es lo menos universal que existe. Y as¨ª sucede con todas las instituciones del pa¨ªs. De modo que Illa ser¨¢ la m¨¢s adecuada imitaci¨®n de candidato catal¨¢n. Que les vaya bien.
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