Poder crudo
La polarizaci¨®n ha impuesto una manera de razonar en la que todo es blanco o negro y tremendista: con cada cuesti¨®n nos jugamos la identidad nacional, el destino de un legado filos¨®fico, o un r¨¦gimen pol¨ªtico
Las novelas que leemos, las pel¨ªculas que vemos, est¨¢n llenas de conflictos, dilemas, tensiones. En realidad, es lo que buscamos: nos aburren la moralizaci¨®n superficial, los personajes sin aristas. Los ¡°malos¡± son m¨¢s interesantes cuando encontramos rasgos de humanidad en ellos; los ¡°buenos¡±, m¨¢s atractivos si descubrimos sus heridas y contradicciones. Pero al acudir a la pol¨ªtica, bajamos un escal¨®n de exigencia, rechazamos la complejidad y razonamos de forma muy diferente a como lo har¨ªamos en cualquier otra dimensi¨®n vital. Quiz¨¢s por eso me impresion¨® tanto lo que escribe Obama en sus memorias: ¡°No era una sorpresa que una parte de mi trabajo implicase que matara a personas¡±.
La expresi¨®n impacta por muchos motivos. Podr¨ªamos sentenciar que no hay afirmaci¨®n m¨¢s c¨ªnica, pero prefiero pensar que nos sorprende porque no estamos acostumbrados a que los pol¨ªticos nos muestren la cruda verdad del poder, sus zonas oscuras, la ambivalencia de las decisiones dif¨ªciles. Se impone una visi¨®n higi¨¦nica que elude mostrar a la ciudadan¨ªa la imagen de un servidor p¨²blico enfrent¨¢ndose a situaciones que lo ensucian inevitablemente. En su lugar, encontramos vicepresidentes que dicen no tener poder, o representantes que escurren el bulto ante decisiones complejas para que otros las tomen por ellos, como vemos a diario con la pandemia. La frase de Obama nos recuerda que el ejercicio del poder es siempre dilem¨¢tico, y que hay que atreverse a tomar decisiones, aunque se dude.
En cuanto a nosotros, estar fuera nos permite juzgarlos desde la ¨¦tica impoluta. Pero el valor del relato de quien est¨¢ dentro reside en que muestra que la bondad no es suficiente en pol¨ªtica, que al tomar un camino se renuncia a explorar otros, quiz¨¢ mejores, sin duda tambi¨¦n dolorosos. Lo verdaderamente positivo de que un pol¨ªtico nos hable como adultos es descubrir la argumentaci¨®n infantil que domina en esta esfera, y especialmente en nuestro pa¨ªs, cada vez m¨¢s parecido a un cuadro de Goya, pero en caricatura. La polarizaci¨®n ha impuesto una manera de razonar en la que todo es blanco o negro y tremendista: con cada cuesti¨®n nos jugamos la identidad nacional, el destino de un legado filos¨®fico, o un r¨¦gimen pol¨ªtico. Consideramos un ataque intolerable cualquier razonamiento que nos obligue a dudar o a volver a examinar nuestros planteamientos. Y en lugar de atemperar y mostrarnos esas zonas de conflicto, se nos acerca al precipicio porque la identidad de 47 millones de espa?oles est¨¢ en peligro, porque al parecer, si haces una ampliaci¨®n de derechos hay algo que quitas a la mayor¨ªa. No es extra?o que nuestros representantes nos hablen as¨ª: ?de verdad deseamos que nos traten como adultos? @MariamMartinezB
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