El reto de transformar el talento en Espa?a
La sociedad digital y tecnol¨®gica mejora nuestra calidad de vida, pero supone varias amenazas a nuestra forma de convivencia. Debemos poner la tecnolog¨ªa a nuestro servicio
El conocimiento es la fuente m¨¢s democr¨¢tica del poder. Hoy libramos una guerra contra la velocidad del cambio, pero sobre todo, una guerra contra la ignorancia.
La sociedad digital y tecnol¨®gica que hace tiempo ha mejorado infinitamente nuestra calidad de vida sigue suponiendo sin embargo una amenaza a nuestra forma de convivencia en dos frentes: el primero es que la inteligencia artificial hace peligrar nuestra forma de ganarnos la vida, nuestra capacidad de aportar valor econ¨®mico y social, y de sentirnos realizados, a trav¨¦s de nuestro trabajo; y el segundo es que se genera una brecha de desigualdad que pone en riesgo el pilar b¨¢sico de nuestro modelo de convivencia, nuestra democracia.
Aunque ambos problemas tienen una escala global y solo se pueden abordar globalmente, Europa, y muy concretamente Espa?a, est¨¢ llamada a acometer transformaciones profundas. Si miramos la posici¨®n de Espa?a en el ¨ªndice europeo DESI (que mide capacidades en el ¨¢mbito de la econom¨ªa y sociedad digitales) ocupamos el puesto 11 de los 28 pa¨ªses que se eval¨²an. No solo deber¨ªa preocuparnos que estemos a media tabla, sino sobre todo en qu¨¦ estamos peor: en capital humano.
El desarrollo y formaci¨®n de las personas que conforman nuestra sociedad es clave. La buena noticia es que Europa est¨¢ decidida a salir de esta crisis invirtiendo en lo que importa y ha identificado el desarrollo de capacidades digitales y tecnol¨®gicas de sus ciudadanos como una de las prioridades. La mala noticia es que, aunque vayamos a tener los recursos, no es tan f¨¢cil dise?ar e implementar una estrategia que funcione.
Conviene mirar qu¨¦ est¨¢n haciendo los que tienen retos m¨¢s grandes (en volumen) que nosotros. En un informe recientemente publicado por McKinsey & Company se desgranan las cuatro claves para transformar la mayor fuerza laboral del mundo: China. Una de las recomendaciones es sencilla, barata y eficaz. Se trata de la utilizaci¨®n de una plataforma tecnol¨®gica que ofrece una experiencia customizada para el estudiante, eficiente en coste, con foco en colocaci¨®n laboral y con la ventaja de que la plataforma aprende a medida que va teniendo m¨¢s usuarios y de esta forma ofrece un servicio cada vez m¨¢s potente. Todo ello utilizando precisamente aquello de lo que queremos aprender: inteligencia artificial. Estas p¨ªldoras de conocimiento pueden ir acompa?adas de una microcredencial que permita acreditar el dominio de una materia y sobre todo que dinamice la suma de capacidades de una forma pragm¨¢tica y confiable. Adem¨¢s, las plataformas generan una red social donde las dificultades del aprendizaje o las oportunidades laborales se comparten en comunidad.
Por otro lado, es esencial la colaboraci¨®n entre el tejido empresarial y las instituciones acad¨¦micas para poder identificar los sectores econ¨®micos, los trabajadores y el tipo de competencias necesarias para hacer esa transformaci¨®n alcanzable. El Estado debe ser un actor que favorezca el proceso, pero corresponde a los empleadores, los trabajadores y los formadores sembrar las oportunidades atendiendo a las leyes del mercado, sin una intervenci¨®n p¨²blica directa que pueda resultar contraproducente.
Por ¨²ltimo, Espa?a es un destino enormemente atractivo globalmente. Esto nos debe permitir atraer y retener talento internacional del que aprender y al que ense?ar. Ocupamos el primer puesto como el pa¨ªs m¨¢s sano del mundo (Bloomberg), el cuarto del mundo en conciliaci¨®n laboral (OCDE), el s¨¦ptimo en innovaci¨®n global (Global Innovation Index), el tercero en competitividad del turismo (Foro Econ¨®mico Mundial), el tercero en Patrimonio de la Humanidad (UNESCO), el primero en reservas de la biosfera (UNESCO)¡ Tenemos escuelas de negocio entre las m¨¢s importantes del mundo, una fuerza de ingenieros de primer nivel y en general todos los activos para ser un destino atractivo no solo a nivel educativo, sino tambi¨¦n para ser un hub del trabajo a distancia que tanta importancia va a tener despu¨¦s de la pandemia. Para ello es importante que no caigamos en la tentaci¨®n de ponernos zancadillas con medidas que generan burocracia (como la recuperaci¨®n de la arcaica selectividad internacional o la expedici¨®n tediosa de visados de trabajo).
De darse esta transformaci¨®n a escala de las capacidades digitales de nuestra sociedad, estaremos mejor preparados para abordar los riesgos que el analfabetismo digital y tecnol¨®gico puede tener para nuestra democracia. Dicho analfabetismo tiene que abordarse con una estrategia ¨²nica y consensuada de nuestro sistema educativo. Contrariamente a lo que se viene haciendo en nuestro pa¨ªs no hace falta comprar tablets para corregir la desigualdad (el ¨ªndice de alumnos por ordenador es 2.8) sino mejorar nuestro nivel de matem¨¢ticas (hoy tenemos una p¨¦sima posici¨®n 28 por debajo de la media OCDE en el informe PISA) y convertir el lenguaje de c¨®digo obligatorio a partir de los 6 a?os.
Dec¨ªa Ortega que el hombre-masa es quien reclama con orgullo el derecho a su vulgaridad y, sin embargo, eso no le provoca angustia. En nuestro tiempo, somos ¡°masa¡± cuando recibimos una mentira por WhatsApp y la pasamos a otro grupo a sabiendas de su cuestionable veracidad; somos ¡°masa¡± cuando aceptamos cookies sin pensar como limita nuestra capacidad de elecci¨®n; somos ¡°masa¡± cuando autorizamos el uso c¨¢maras o micr¨®fonos sin entender que seremos constantemente escuchados ?y vistos! Sin distinci¨®n de c¨®mo de ¨ªntima sea la situaci¨®n¡ Y as¨ª infinidad de atropellos.
Es importante no confundir al enemigo. La tecnolog¨ªa es la encargada de difundirnos, de escucharnos y de aprender de nosotros para interpretarnos. Pero la tecnolog¨ªa no nos gobierna. Nos desgobernamos nosotros en la medida en que no actuemos. Debemos de poner la tecnolog¨ªa a nuestro servicio por medio de la educaci¨®n.
Diego del Alc¨¢zar Benjumea es vicepresidente ejecutivo del IE.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.